El plan económico del ministro Martín Guzmán se basa en que la Argentina apuntalaría su performance exportadora, es decir se buscaría generar dólares «genuinos» para ir afrontando los pagos en divisas de la deuda soberana.
En el Gobierno están convencidos de que es fundamental solucionar el tema de la deuda, la fecha de fin de marzo no es casual, para despejar un escenario que, sin duda, frena la actividad económica.
Por esta causa, ven con satisfacción que las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional siguen avanzando, según señalaron a Ámbito fuentes tanto de Washington como de la Casa Rosada.
En tal sentido, uno de los aspectos que menos han trascendido pero que más han ponderado los funcionarios del FMI, sostienen, es que el plan económico del ministro Martín Guzmán se basa en que la Argentina apuntalaría su performance exportadora, es decir se buscaría generar dólares “genuinos” para ir afrontando los pagos en divisas de la deuda soberana.
Este esquema lleva implícito que se mantendría un tipo de cambio real competitivo. Fuentes cercanas a la negociación señalan, desde esta perspectiva, que el retroceso que sufrió la cotización del dólar con relación a la marcha de los precios en los últimos meses no debe llamar a confusión: “El programa de Guzmán no contempla el retraso del tipo de cambio”.
Interpretan que un movimiento inicial del Gobierno de Alberto Fernández se orientó a “frenar la inercia” inflacionaria. Así, la evolución del dólar oficial quedó por detrás de los precios, se congelaron por 180 días las tarifas y desde la Presidencia y el Ministerio de Trabajo se realizan intensas negociaciones para convencer a los sindicatos sobre la conveniencia de aumentos salariales por sumas fijas dejando de lado las cláusulas “gatillo”, es decir los ajustes automáticos por inflación pasada.
Tipo de Cambio
Una vez conseguida esta desaceleración, la intención sería intervenir a través de compras del Banco Central para mantener el valor de la divisa. En lo inmediato, cabe recordar, el Gobierno está logrando una desaceleración en el ritmo de los precios. Tras el 3,7% que arrojó el índice de precios al consumidor en diciembre pasado, en enero la inflación retrocedió a 2,3% y los cálculos de las consultoras privadas dan cuenta (aunque con cierta dispersión) que la inflación podría descender algo más – en torno de 2% – en el mes en curso.
Cabe señalar que pese a la desaceleración que vienen mostrando los precios en las últimas semanas, el consenso de los economistas proyecta una inflación elevada para el año en curso, algo superior al 40%. Por lo pronto, ya se anticipa que marzo, con el comienzo de las clases, entre otros factores, será un mes complicado en lo que se refiere al comportamiento de los precios.
El estricto control de cambios, en tanto, se mantendría ya que las autoridades consideran necesaria esta medida para evitar el drenaje de divisas. Y, a diferencia de los sucedía en el pasado, los técnicos del Fondo apoyan la aplicación de estos instrumentos en casos excepcionales. Más aún, no se descarta que pueda llegar a acentuarse si fuera necesario. “Vamos a controlar cada dólar que sale del país”, dijo una alta fuente del Palacio de Hacienda a Ámbito.
Retenciones
En un contexto en el que el Gobierno no permite el retraso del tipo de cambio no extrañaría que las autoridades puedan llegar a resolver una nueva suba en los derechos a la exportación de la soja. La administración de Fernández comenzó con una incremento de 24,7% a 30% en este gravamen pero, por la ley de emergencia económica, el Ejecutivo cuenta con la facultad de subir tres puntos más los derechos. Dicho de otra forma, en fuentes oficiales se calcula que los productores verían compensado con un dólar más alto lo que perderían por el aumento de los derechos.
Desde ya que esta no es la visión de los productores, según resulta de las declaraciones de los dirigentes del campo que no dudaron en plantear su rechazo a la iniciativa. Esta semana, el ministro de Agricultura, Luis Basterra, mantendrá encuentros con los dirigentes rurales para hacerles llegar la propuesta oficial. Aunque, según trascendidos la medida sería segmentada y se tendría en cuenta la situación de pequeños productores como asimismo la problemática de las economías regionales.
Déficit fiscal
Hoy, las necesidades fiscales vuelven a plantear la posibilidad de este enfrentamiento. El esquema oficial contempla que el Gobierno afronte los pagos externos mediante la compra del superávit comercial apelando a la emisión de moneda por parte del Banco Central. Pero para que la impresión de pesos no se vuelva descontrolada, el Gobierno necesita mantener una política fiscal ordenada, como señaló el ministro Guzmán. Y una de las formas más rápidas y sencillas de generar ingresos y por lo tanto tender al equilibrio fiscal, es cargar impuestos sobre las exportaciones del campo.
En el Gobierno entienden también necesario apuntalar los ingresos fiscales para destinar estos recursos a la expansión del mercado interno. En suma, el modelo que presentaron las autoridades y que aceptaron los técnicos del FMI, según fuentes oficiales, pasa – a grandes rasgos – por un aumento de las exportaciones, control y sustitución de importaciones, preservación del superávit comercial, disciplina fiscal y medidas de estímulo al consumo, particularmente de los sectores de menores ingresos.
Por otra parte y como señala un informe de la consultora económica IDESA, el FMI habría comprendido que en Argentina “Que durante más de medio siglo, en el cual hubo gobiernos militares y democráticos de muy variada orientación, el factor común haya sido gastar por encima de los ingresos demuestra que el déficit fiscal es una “Política de Estado””.
Al respecto, en el gobierno de Alberto Fernández se cree que es fundamental “mejorar la situación de los que menos tienen” y esta política por el momento pasa por subsidios ya que la reconversión del sector laboral llevará tiempo; para ello la economía debería crecer a un ritmo tal que permita una generación de empleo importante, un escenario que no parece posible en el corto plazo.
Mercado Interno
Asimismo, al igual que Néstor Kirchner en su momento, la apuesta es a fortalecer al mercado interno, a limitar importaciones de todo aquello que se fabrica o que se puede volver a producir en el país. El desafío, como indicó a Ámbito una alta fuente oficial, “es volver a desempolvar las maquinas paralizadas y en lo posible que se demanden puestos de trabajo”.
Otro gran movilizador dinamizador es la obra pública –hoy paralizada-. Los fondos para esto emprendimientos serán provistos en gran parte por las arcas públicas, habida cuenta que aún con un cierre exitoso de la renegociación de la deuda, las posibilidades de acceso a capitales privados sería muy limitado.
La intención oficial es alentar el crecimiento del consumo doméstico –que mejora la recaudación tributaria- es por eso no se prevé rebajas de impuestos, si subsidios específicos para fortalecer a ciertos sectores.
El Plan Económico de Guzmán
- Solucionar tema de la deuda externa
- Mantener el tipo de cambio alto
- Aumento de las exportaciones
- Control y sustitución de importaciones
- Preservación del superávit comercial
- Mantener la presión tributaria
- Disciplina fiscal pero sin el imperativo de conseguir superávit de las cuentas públicas
- Medidas de estímulo al consumo, particularmente de los sectores de menores ingresos
- Recuperación gradual del poder adquisitivo de los salarios
- Intentar que sectores de la clase media vuelvan a recuperar poder adquisitivo (por ejemplo, vía bajos aumentos tarifarios, Ahora 12, baja de tasas de interese en las tarjetas de crédito)
- Subsidios para dinamizar ciertos sectores de la economía
- Desarrollo de la obra pública con el propósito de generar demanda de empleo
- Eliminar situaciones de privilegios y solicitar o imponer “aportes solidarios” a los sectores más pudientes
- Recomposición tarifaria con incrementos proporcionalmente mayores para los sectores de altos ingresos