La aceleración inflacionaria vuelve a darle protagonismo a los plazos fijos UVA, que indexan por por el coeficiente CER. Todo lo que hay que tener en cuenta para proteger el ahorro
¿Qué hacer con los pesos? Sin duda es la gran pregunta para el pequeño inversor en estos días. Por una parte, el dólar se disparó en todas las franjas del mercado, ya lanzado a la zona de los 1.000 pesos. El gobierno de Javier Milei dispuso la semana pasada, en sus primeros pasos, elevar el tipo de cambio oficial a los 800 pesos, que incrementó via impuestos del 60% el precio del dólar “ahorro” o “tarjeta” a los 1.341 pesos.
El ministro de Economía, Luis Caputo, expresó por LaNación+ que el actual proceso inflacionario anualizado podía alcanzar un asombroso 3.000% debido a “la herencia (de la administración de Alberto Fernández) y sus consecuencias de corto plazo”.
Por lo tanto, con una inflación desatada y un dólar que ya se disparó en el corto plazo -el Gobierno intentará mantener el crawling peg de 2% en los próximos meses-, queda cierta incertidumbre acerca de cómo darle un destino a la liquidez en pesos y no perder poder adquisitivo en el intento.
Con este marco, la tradicional inversión minorista del plazo fijo, puntualmente el que indexa por UVA y que replica el avance de la inflación vuelve a asomar como una alternativa conservadora y a la vez segura para defender el ahorro.
Los plazos fijos UVA son instrumentos de ahorro diseñados para proteger los ahorros de la inflación. El plazo mínimo para estos plazos fijos es de 90 días (UVAs). Es la Unidad de Valor Adquisitivo que informa el Banco Central y su valor se actualiza diariamente en base al Coeficiente de Actualización de Referencia (CER), también informado por el BCRA en su sitio web.
El CER es el coeficiente de estabilización de referencia, un indicador creado con el objetivo de ajustar el capital de depósitos y créditos por la inflación y así atar el valor de la moneda de los contratos celebrados antes de la pesificación establecida por el Decreto 214/2002.
Lo bueno de estos plazos plazos fijos es que los UVA ofrecen un rendimiento que se ajusta a la inflación más un 1% anual. Esto permite a los ahorradores mantener el valor de su dinero frente al aumento de los precios. Sin embargo, la principal limitación es que estos plazos fijos tienen un plazo mínimo de 90 días, lo que significa que el dinero queda inmovilizado durante ese período.
Así se diferencian de los plazos fijos tradicionales, cuyo rendimiento queda establecido por la tasa de política monetaria, de 133% nominal anual o un 253% de tasa efectiva anual -al renovar capital e intereses mensualmente a lo largo de un año-. Ante un escenario de hiperinflación, estas colocaciones podrían tener un rendimiento real negativo de proporciones.
El analista financiero Christian Buteler afirmó que “el ahorrista en plazo fijo debe pasarse en forma urgente a un plazo fijo UVA para evitar que le licúen su ahorro” y rechazó que estos plazos fijos ya no estén vigentes. “Si, siguen vigentes. Por home banking prueben poner plazos mayores a 90 días porque ese es su plazo mínimo. Recién aparece la opción cuando el plazo es el correcto”.
En las últimas semanas, algunos bancos empezaron a “esconder” los plazos fijos conocidos como “UVA+1%” en su home banking y en las consultas de los clientes. Se trata de un depósito en pesos a 90 días, ajustado por inflación más una tasa del 1% anual, que puede cancelarse en forma anticipada a partir del día 30.
Buteler recordó que “hay $12 billones en plazos fijos privados colocados a una tasa menor al 11% mensual frente a una expectativa de inflación que será superior al 30%. Ya bajaron más de $1 billón en 30 días”.
Un punto fundamental a tener en cuenta es que el plazo fijo UVA -recordemos, a un plazo mínimo de 90 días- indexa mensualmente por la tasa de inflación del mes anterior. Por ejemplo, para un plazo fijo UVA constituido el 15 de diciembre -y hasta el 15 de enero- la ganancia va a quedar determinada por el Índice de Precios al Consumidor (IPC) del INDEC de noviembre (que llegó a 12,8%) y que servirá de referencia para calcular el valor de la Unidad de Valor Adquisitivo (UVA).
En tanto, si la inflación se escapa a un 25% mensual en diciembre de 2023, este salto de precios tendrá impacto recién para los plazos fijos UVA entre el 16 de enero y el 15 de febrero de 2024.
Por lo tanto, si la inflación acelera mes a mes, también va a tener como consecuencia un desfase negativo para estas colocaciones. En sentido inverso, si el Gobierno consigue desescalar la inflación en los próximos meses, devolverá un rendimiento mensual positivo. No obstante, en caso de quedarse colocado en un plazo fijo tradicional -dado que la tasa de política monetaria no varió desde el 23 de octubre último- esta pérdida sería mayor porque hoy se encuentra en el 11% de tasa mensual.
Una opción intermedia entre el plazo fijo UVA y el tradicional es el plazo fijo UVA precancelable. Este tipo de inversión permite retirarse después de 30 días desde la colocación del depósito. Cuando se ejerce la opción de cancelación anticipada, el capital no se ajusta por UVA, sino que devenga una tasa fija de precancelación por el tiempo efectivamente transcurrido. Esta tasa se publica diariamente en el sitio web del Banco Central.
Al tiempo que el nuevo presidente del Banco Central, Santiago Bausili, lanzó la semana pasada sus primeras medidas cambiarias y monetarias para acompañar el ajuste fiscal del Ministerio de Economía, desde los bancos ya le hicieron saber algunos pedidos para acomodar su actividad a la elevada inflación que viene. Por distintas vías, según pudo saber Infobae, desde las entidades financieras pidieron al BCRA desactivar los plazos fijos en UVA, que ajustan en base a la inflación, y los créditos a tasa subsidiada para pymes.
Ofrecer ambos productos a sus clientes es obligatorio para los bancos y, por distintos motivos, se trata de negocios con baja rentabilidad y muchos riesgos. Ante la demanda de los bancos, la única respuesta del Central fue que el ambos temas recién se estudiarán una vez pasadas las urgencias que traerá el durísimo plan para estabilizar la economía, disparado con una devaluación fuerte del peso que garantiza una inflación de dos dígitos por varios meses.