Así lo aseguran desde la cámara que agrupa a las inmobiliarias rurales, aunque destacan que las operaciones que se concretan aún son medianas o chicas
Con el ojo puesto en un cambio en la conducción nacional, las inversiones en tierras productivas en la Argentina comienzan a despertarse de una hibernación que duró poco más de dos años.
Sin entusiasmo pero con expectativa, desde la Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales (CAIR) entidad creada en 2011 para hacer frente a los entonces nuevos problemas del sector, indicaron a El Cronista que “empieza a verse a algunos que toman la delantera” y cierran operaciones “con rebaja”, según el presidente de la entidad, Cristián Beláustegui. Se refirió así a los valores de venta, que hoy están 20% por debajo de los de mediados de 2011, en dólares, en un movimiento que contradice la tendencia de la región. El empresario, de la firma Compañía Argentina de Tierras, indicó que espera que tras un fin de ciclo que varios pronostican, los precios recuperen su senda alcista.
El sector agropecuario apuesta a que un nuevo gobierno sea más dialoguista y tome medidas en beneficio de la rentabilidad de los productores. Un caso es la baja de retenciones, que con distintos modos y matices, las distintas fuerzas de la oposición vienen proponiendo a la dirigencia agropecuaria.
Parte del impulso a la venta de campos arrancó después de las elecciones de medio término, el año pasado, que redujeron la participación del oficialismo en el Congreso, pese a que sigue siendo mayoría.
Ahora, con expectativas de nuevos cambios, el sector agropecuario cree que se va a poder revertir el ciclo negativo de los negocios.
La instauración del cepo cambiario que redujo drásticamente la disponibilidad de dólares en el mercado y la promulgación de la Ley de Tierras, que limitó la cantidad de hectáreas en propiedad de extranjeros, asestaron un golpe decisivo a las operaciones de compra-venta de inmuebles rurales en el último semestre de 2011.
Desde entonces, las únicas operaciones que se hacen son las necesarias, como sucesiones, y las impostergables, como vender para comprar algo diferente. Pero algo cambió y hoy, al menos, aparecen algunos compradores y cuando llegan, los vendedores tratan de buscar la forma para cerrar la operación, con distintas modalidades de pagos: directamente en el exterior o localmente, con una parte o el total en pesos.
Los negocios que se cierran “no son las operaciones grandes”, analiza Beláustegui, que en orden a dimensionar la realidad del sector indicó que el rango de montos que se operan son de entre u$s 5 millones y u$s 10 millones. El valor de la hectárea en la zona núcleo agrícola ronda los u$s 15.000 dólares, contra unos u$s 3.500 por hectárea en zonas ganaderas.
La mayor cantidad de operaciones se realiza en campos agrícolas. “La ganadería necesita una proyección más larga de estabilidad para atraer inversiones”, explicó Beláustegui.