El contexto de incertidumbre global llevó a los inversores a buscar refugio. Economistas advierten que podría incrementar las presiones sobre la brecha en Argentina. Otros matizan los posibles efectos y señalan que aún no hubo grandes coletazos en monedas emergentes.
La invasión rusa a Ucrania desató un escenario de incertidumbre en la economía mundial. Provocó caídas en los índices bursátiles y un aumento del precio de las comodities agrícolas y de la energía. En ese marco, la reacción en los mercados fue el llamado “fly to quality” (vuelo hacia la calidad), que significa que los inversores llevan sus activos de mayor volatilidad a instrumentos considerados más seguros. Como consecuencia, el dólar se fortaleció frente a la mayoría las monedas del mundo. En ese marco, Ámbito consultó a diferentes analistas cómo puede impactar ese escenario en el plano cambiario local.
Víctor Beker, director del Centro de Estudios de la Nueva Economía, advirtió que este contexto podría generar tensión cambiaria: “Efectivamente, los inversores tratan de desprenderse de aquellos activos más volátiles o menos sólidos, como las acciones o bonos, y por supuesto buscan refugio en los activos duros como el oro y el dólar. Por lo tanto, no debería suponerse que la Argentina es una excepción. Como el activo buscado como reserva es el dólar, aquí se podría esperar mayor demanda en el mercado del dólar blue. Esta presión podría generar un aumento en la cotización y, en consecuencia, un aumento de la brecha”.
Coincidió en el análisis Fernando Marull, director de la consultora FMyA. Sostuvo que un escenario de aversión global al riesgo siempre genera presiones devaluatorias, tanto del dólar oficial como del paralelo. “Hay dos canales por donde se transmite una crisis global. Uno es el canal comercial, por las exportaciones e importaciones, que dependen de la actividad de los países que nos compran, del precio de los commodities y de la competitividad del tipo de cambio”, señaló y añadió que Argentina recauda 2% del PBI por retenciones y subsidia servicios ligados al petróleo por 3% del PBI.
“El segundo es el canal financiero, es decir, el que depende de la Inversión Extranjera Directa y financiamiento al Gobierno, Provincias y Empresas. Si bien la Argentina ‘se beneficia’ por la suba de granos, una guerra siempre es negativa para un país vulnerable como el nuestro. Con aversión global y los capitales volviendo al centro, las monedas emergentes se devalúan y esto presiona al Banco Central y a los dólares paralelos. Asimismo, una devaluación del real pone presión al BCRA de acelerar el crawling peg si quiere mantener estable el tipo de cambio real”, amplió Marull.
Por su parte, Rubén Ullua, analista de mercados financieros, consideró que, más allá de la situación particular que está ocurriendo con el rublo (una fuerte devaluación) por los bloqueos que el nivel internacional, principalmente en el SWIFT, en general el impacto en el resto de las monedas emergentes es no tan importante. Por eso, matizó: “El dólar tuvo una recuperación frente al resto de las monedas del mundo, pero no creo que tenga un fuerte impacto en el resto de las monedas emergentes, al menos en el corto plazo. Por otra parte, Argentina es más vulnerable al impacto que esto tenga sobre sus socios comerciales, por ejemplo, si Brasil atraviesa una tensión cambiaria. Creería que ahí sí se puede generar un efecto de reacción del tipo de cambio local. Y en las últimas semanas el dólar en Brasil estuvo bajando por lo que le quita mucha presión al dólar en el mercado local”.
El acuerdo con el FMI
Tanto para Beker como para Ullua, el contexto internacional sumó incertidumbre a la situación argentina que ya venía compleja en el último tramo del acuerdo con el Fondo monetario internacional. Así, sostuvieron que acordar es clave para evitar problemas de financiamiento externo a futuro, pero advirtieron que la suba de los precios de la energía agregará dificultades.
Ullua afirmó que el entendimiento con el Fondo sigue siendo lo más relevante para bajar la incertidumbre: “Es necesario que la Argentina cierre el acuerdo ya que este condicionará el financiamiento de nuestro país a futuro. Asimismo, si no llegara a ocurrir, puede provocar una presión mayor sobre el tipo de cambio y que las chances de volver al financiamiento externo se vuelvan cada vez más lejanas”.
“Nos encontramos con un mercado financiero global más restringido. Probablemente haya aumentos de las tasas de interés porque la tasa de inflación a nivel mundial va subir, por lo que, probablemente, las políticas de los bancos centrales puede ser subir la tasa interés y, en consecuencia, puede encarecerse cualquier crédito que alguna empresa argentina pueda tomar en el exterior”, completó Beker.