El rebote de precios y la tasa baja de los bancos desalientan el ahorro. Empresas ven muy pobre el rendimiento que ofrecen los bancos y buscan otras opciones para su dinero. Sólo trepan con fuerza los ahorros con CER.
El rebote de la inflación, que empezó a verse en los últimos meses a partir de la suba de tarifas y la mayor emisión del BCRA, quitó algo de atractivo a las tasas de interés que pagan los bancos por un plazo fijo y alentó a las empresas a pensar en otras alternativas para proteger su dinero.
En marzo, los depósitos más grandes del sistema financiero (los mayores al millón de pesos) interrumpieron el fuerte crecimiento que habían mostrado durante enero y febrero, dos meses que estacionalmente son favorables para los depósitos por la menor actividad. Este stock en pesos, según las cifras del BCRA, cayó en $1.500 millones desde el último día de febrero hasta el último de marzo. En los bancos cuentan que hoy las empresas empiezan a verse cada vez menos atraídas por los plazos fijos por dos razones: en primer lugar, porque ellos mismos decidieron bajar la tasa de interés mayorista al quedarse con excesos de pesos (el ritmo de la emisión del BCRA, en estos meses, superó el ritmo de la demanda de crédito); y en segundo lugar, porque el repunte de los precios que se vio en febrero y marzo, cuando el índice del INDEC se afirmó en torno del 2% mensual, provocó que los rendimientos de estos instrumentos se volvieran aún más negativos en términos reales.
Este factor se ve también en que, simultáneamente, en los bancos empezó a percibirse una mayor demanda de los plazos fijos atados a inflación: los «depósitos UVA», cuyo rendimiento se ajustan según el Coeficiente de Estabilización de Referencia (CER), que sigue el índice de precios al consumidor del INDEC. A pesar de que da un producto poco promocionados por los bancos, porque supone para ellos asumir un fondeo sensiblemente más caro que el tradicional (con un plazo fijo común), el stock en estos depósitos UVA se duplicó durante marzo, al pasar de los $546 millones a los $1.185 millones. En las mesas explican que una parte de este salto abrupto tiene que ver con colocaciones que resolvió hacer la ANSES (presumiblemente, con la misma perspectiva que las empresas sobre el horizonte de los precios y de las tasas). A esto se le suma también la incorporación de algunas entidades financieras que hasta febrero no ofrecían depósitos UVA. La gente, dicen en el sector, empieza a conocer y a identificar cada vez más al plazo fijo UVA como un producto nuevo, que sirve para proteger los ahorros.
Con todo, el crecimiento de estos plazos fijos que ajustan con inflación es, al menos por ahora, bastante despreciable en cuanto el monto (si bien es muy fuerte proporcionalmente), y no alcanza a compensar el estancamiento que se percibe ahora en los ahorros de las empresas. El ritmo de emisión que hasta ahora convalida el Banco Central (del 31,5% anual, según el M2) debería provocar una expansión similar sobre los depósitos de los bancos. El dinero que no tiene como destino el plazo fijo queda en «cuentas a la vista» o en poder del público y puede alimentar, a la larga, la presión sobre el dólar y los precios. Frente a esto, el Banco Central se vio forzado en la última parte de marzo a salir a absorber excedentes de liquidez de la economía, con mayores ventas de letras de deuda (Lebac) en el mercado secundario y tasas de interés más altas (los rendimientos de las más cortas ya superan el 24% anual).
Fuente: http://www.ambito.com/878431-por-la-inflacion-se-van-grandes-plazos-fijos-y-saltan-los-que-son-uva