La suba de los dólares financieros le mejora a los exportadores el tipo de cambio real, asegurando una mayor liquidación y acumulación de reservas del Banco Central. También incentiva la suscripción de Bopreal para los importadores
Con la fuerte baja de tasas de interés, el equipo económico promovió un repunte de los dólares financieros, lo que efectivamente ocurrió en la jornada de ayer. Hubo subas que llegaron incluso al 5% y todas las cotizaciones quedaron por encima de los $1.000, revirtiendo al menos parcialmente la baja de los últimos días.
De esta forma, se le puso freno a la reducción de la brecha cambiaria, que llegó a ubicarse en niveles de 15%, el más bajo desde 2019. Este acercamiento entre los valores del dólar oficial y los financieros habían generado a su vez rumores de un levantamiento del cepo más rápido de lo esperado.
La disminución de la tasa de política monetaria de 100% a 80% anual y de 40 puntos porcentuales en plazos fijos (pasaron de 110% a un promedio de 70% anual) claramente va en la dirección contraria respecto al objetivo de levantar lo antes posible las restricciones cambiarias.
Luis Caputo también reconoció que no hay intención de apurar los tiempos. “Queremos salir del cepo cuando estemos seguros que va a salir bien, no hace falta hacerlo a las apuradas”, indicó el ministro de Economía durante su presentación en un evento organizado por AmCham.
Las prioridades, por ende, pasan por otro lado. La fuerte caída de tasas implica acelerar el funcionamiento de la “licuadora”, es decir reducir el volumen de los agregados monetarios en términos reales, ya que seguirán creciente por debajo de la inflación.
Pero el otro objetivo buscado es sacarle incentivos a la inversión en pesos y frenar o incluso revertir en parte la caída del dólar de las últimas semanas.
La suba de ayer del contado con liquidación fue más significativa: llegó a 4,75% para cerrar a $1.073. Se trata de un dato relevante para los exportadores, que bajo el esquema “blend” liquidan un 20% de sus divisas a través del mercado bursátil. Por lo tanto, el rebote de ayer significa automáticamente una mejora de su ecuación cambiaria.
El escenario de un dólar oficial creciendo a un ritmo de 2% mensual es desalentador para los exportadores. El único camino posible para mejorarles el tipo de cambio es hacer subir al CCL. La cercanía de la cosecha gruesa vuelve casi imprescindible mejorar el tipo de cambio real al sector.
Evitar que el campo retenga la cosecha es de vital importancia para el Gobierno, que precisa seguir acumulando reservas y mejorando el balance del Banco Central. Ayer el Central siguió con su racha y compró otros USD 90 millones.
Un aumento de la brecha cambiaria también implica un incentivo adicional para que los importadores suscriban Bopreal, el instrumento que diseño el Central para normalizar la deuda con proveedores el exterior. Como este título se suscribe al tipo de cambio oficial, esa mayor brecha les da más incentivos para suscribirlo.
Aún restan alrededor de USD 2.000 millones de Bopreal para ser colocados en el mercado. Para el Central es clave porque representa un instrumento fundamental de absorción monetaria. La expansión de pesos producto de la compra de dólares que lleva adelante el BCRA, de hecho, fue casi totalmente absorbida por la emisión de estos bonos dolarizados.
El Presidente reiteró ayer, al igual que Caputo, que en sus planes está la liberación del cepo cambiario y sigue hablando de “mediados de año”. En su análisis, la salida de la recesión será más fácil si se liberan las restricciones cambiarias. Esto facilitaría, además, el ingreso de capitales, especialmente de aquellas empresas que quieren desembarcar a la Argentina para invertir.
Un aumento exagerado de la brecha cambiaria, por otra parte, complicaría los planes de unificación cambiaria para junio. Por lo tanto, se trata de un equilibrio delicado, entre brindar a los exportadores mejores condiciones para que liquiden y la necesidad de acotar la suba de la brecha para evitar otra devaluación fuerte, que generaría más inflación y pobreza.