Un informe de Moody’s vinculó el impacto de la volatilidad del mercado de deuda norteamericana sobre los países emergentes a las condiciones macroeconómicas locales y al éxito para superar la crisis del COVID-19
Los movimientos de precios en las bolsas estuvieron determinados las últimas dos semanas por la evolución de la tasa de los bonos del Tesoro de los EEUU, que llegó a tocar el jueves el 1,75% para la emisión a diez años, su nivel más alto desde enero del año pasado, empujada por las presiones inflacionarias en medio de las perspectivas de crecimiento económico para el 2021.
Al respecto, la calificadora Moody’s elaboró un informe sobre la volatilidad de los mercados de bonos de Estados Unidos y su impacto en las economías de mercados emergentes. Entre ellas, la de Argentina queda particularmente expuesta, pues es la que más lento se recupera de la caída de actividad del año pasado, es uno de los países donde el proceso de vacunación contra el COVID-19 aún no ha sido efectivo, y donde las condiciones financieras son más estrictas debido a sus tendencias económicas y crediticias internas.
“Dado el papel del dólar estadounidense como la principal moneda de reserva internacional, la volatilidad del mercado estadounidense afectará el sentimiento de riesgo general en todo el mundo y restringirá las condiciones de liquidez en los mercados emergentes. El endurecimiento financiero global sostenido probablemente afectará la ya frágil recuperación económica de muchos mercados emergentes”, indicó Moody’s Investors Service.
La agencia calificadora explicó que con el paso del tiempo, las presiones deberían atenuarse en países que logren recuperarse con éxito de la crisis económica desatada por la pandemia de COVID-19.
En los mercados emergentes más grandes, el PBI se ha recuperado de la economía del año pasado, aunque el ritmo de recuperación es divergente entre los países. De los nueve analizados, la economía argentina no tuvo el punto más bajo de caída -en el segundo trimestre del año- pero es de todas la que menos se recuperó hacia el tercer trimestre.
Si bien la actividad económica en China, India y Turquía se ha recuperado por encima niveles anteriores a COVID-19, para la mayoría de los mercados emergentes el PBI aún se encuentra por debajo de los niveles prepandémicos. “En Argentina, Brasil, México y Sudáfrica, por ejemplo, las vacunas, las pruebas y otras medidas aún no han sido efectivas en contener el virus y esas economías no han vuelto a los niveles anteriores a la pandemia”, precisó.
En cuanto a los países analizados, la Argentina se mantiene con la calificación crediticia más baja, “Ca”, aunque con perspectiva estable. China conserva la mejor calificación (“A1” estable), seguid por India (“Baa3” negativo) y Turquía (“B2” negativo). Para Brasil, la calificación es “Ba2” estable, para México, “Baa1” con perspectiva negativa, y Sudáfrica, “Ba2” negativo.
Moody’s refirió que “el efecto local del aumento de las tasas de interés en Estados Unidos a largo plazo, y la capacidad para hacer frente a una mayor volatilidad de mercado, variará ampliamente entre países de mercados emergentes y estará sujeto tanto a su dependencia de capital externo como a sus condiciones macroeconómicas locales”.
En cuanto a las condiciones financieras, Argentina quedó por encima de México y Sudáfrica, aunque igual integró el grupo de los países más afectados, pues ya venía de un nivel bajo desde la caída de los indicadores financieros en el segundo semestre de 2019, con un control de capitales desde septiembre de aquel año, que se fue ajustando a lo largo del año pasado. El Gobierno de Alberto Fernández concretó además un canje de deuda con acreedores privados por más de USD 100.000 millones en agosto de 2020.
“Un Indicador de Condiciones Financieras (FCI por su sigla en inglés) positivo implica condiciones financieras más flexibles, y negativo implica condiciones más estrictas en relación con el promedio a largo plazo, que es puesto a cero. En Argentina, México y Sudáfrica las condiciones financieras siguen siendo más estrictas que su promedio a largo plazo, por razones que tienen que ver en gran medida con las tendencias económicas y crediticias internas”, describió Moody’s.