La diferencia entre el billete informal y el tipo de cambio oficial se acerca nuevamente a 10%, aunque sigue en mínimos desde 2019. El impacto de la baja de tasas y el efecto cobertura por fin de año
El dólar arrancó la semana acentuando la tendencia del cierre del viernes pasado, es decir, en suba. Particularmente el dólar libre, con el que la brecha con el oficial había llegado a ser fugazmente negativa hace unos 10 días, volvió a consolidarse como la cotización más cara del mercado, con una brecha que tras tocar mínimos e incluso invertirse, se ubica ahora en 8% con el dólar oficial. Sigue estando entre los valores más bajos desde 2019 pero todo indica que el precio del billete encontró su piso tras la acelerada baja de los primeros días de diciembre y ahora busca un nuevo precio de equilibrio.
Lo mismo que las variantes financieras. Mientras el informal cerró en $1.125, lo que marcó una suba de casi 2% desde el viernes, el Contado Con Liquidación (CCL) también operó al alza, con un avance de 1,7% para cerrar en $1.112 mientras que el MEP, que durante toda la semana pasada se mantuvo muy cerca del tipo de cambio oficial, volvió a distanciarse aunque es la cotización más barata del mercado, en $1.095, es decir, una brecha de 5% respecto del precio de pizarra del billete minorista del Banco Nación.
Detrás de ese repunte del billete se encuentran dos motivos clave: el primero está relacionado a la estacionalidad típica de fin de año y la mayor necesidad de pesos por parte de individuos y, sobre todo, empresas que deben afrontar el pago de impuestos y aguinaldo a partir de la próxima semana. Ese pico de demanda de pesos, en el contexto de un mercado con alta liquidez en dólares, provocó la caída que ahora parece haberse frenado. Es más, a partir de la semana próxima cuando efectivamente empiecen a circular los pesos volcados por el pago de aguinaldo, el precio del dólar probablemente se mantenga firme.
De hecho, el analista Nicolás Capella, de Grupo IEB en su análisis diario apuntó que “los dólares financieros continúan calentitos, con subas de 15 pesos” por una mayor demanda de quienes anticipan la dolarización del aguinaldo, a lo que se suma un efecto de toma de ganancias de carry (inversiones en pesos para aprovechar la tasa de interés antes de su reducción), y un flujo algo menor de venta de exportadores en el mercado financiero. “Puede haber algo estacional también de empresas que demanden un poco más de dólares, para generarse un quebranto”, agregó el analista.
En ese combo, la baja de tasas tuvo un efecto dilatado por eventualmente central: dado el índice de inflación de noviembre, de 2,4%, que se ubicó por debajo de las proyecciones más optimistas del mercado, el Banco Central decidió apurar la baja de tasas, con lo que se redujo el atractivo relativo de mantener reservas en pesos. Si bien los primeros días el recorte de 36% a 32% nominal anual no tuvo efecto alguno, con el correr de las jornadas eso se modificó.
En cualquier caso, más allá de las particularidades del actual período, el mes de diciembre suele quedar dividido en dos partes. En los primeros 15 días, el frente cambiario se muestra más que calmo, sin presiones, dada la necesidad de pesos. Esa necesidad se revierte en la segunda parte del mes cuando empieza a instalarse un “efecto cobertura” por el cual los agentes económicos suelen preferir esperar el año entrante con sus carteras dolarizadas.
Eso puede resultar especialmente cierto este fin de año, dado que existe cierta expectativa en el mercado respecto de definiciones clave en materia de política económica a partir de enero. Entre ellas, la continuidad o no, del cepo cambiario.
Fuente: https://www.infobae.com/economia/2024/12/17/por-que-rebotaron-el-dolar-libre-y-el-financiero/