Se especula incluso con niveles superiores al 29% entre enero y marzo. Los aumentos en naftas, luz y gas presionarán los precios hasta el primer trimestre de 2018. Hasta que no haya calma, el BCRA mantendrá los actuales intereses. Se confía en comenzar a bajar tasas recién desde abril o mayo.
Las alas «política» y «keynesiana» del Gobierno deberán esperar. Desde el Banco Central le llegó la estrategia al oficialismo sobre cómo se comportarían las tasas de interés de las Lebac hacia adelante. Y el «sueño» de un nivel del 25% para el primer trimestre es ya una utopía. De hecho, cualquier modificación en el interés que se paga por esas colocaciones deberá esperar hasta abril o quizá aún más allá, en mayo. Nunca antes. Es más, para el primer trimestre de 2018 sólo podría esperarse una suba acompañando el ritmo de demanda de dólares debido a la tradicional suba estacional de divisas de comienzos de cada ejercicio.
Según la entidad que maneja Federico Sturzenegger, las causas de esta espera inevitable no hay que buscarlas en la política monetaria del BCRA, sino en el propio oficialismo. Y por partida doble. Por un lado, y de manera fundamental, las subas aplicadas desde el Ministerio de Energía volverán a complicar la inflación. Los aumentos de naftas, luz y gas que ya se anunciaron -y en algunos casos comenzaron a aplicarse- tendrán consecuencias directas en los precios, con un impacto no menor a un punto porcentual durante diciembre, enero y febrero. Recién comenzarán a aplacarse hacia marzo, siempre que el petróleo no vuelva a jugarle en contra a la estrategia; y una nueva suba haga convalidar otro incremento en los liberados valores de las naftas. Se sabe que para Sturzenegger estos aumentos en los combustibles que periódicamente autoriza Juan José Aranguren desde el Ministerio de Energía (y aplican las petroleras comenzando por la estatal YPF), son los peores enemigos para su plan antinflacionario. Según el BCRA el efecto inevitable de los incrementos en las naftas implica un piso de 0,8% para la medición de precios del mes siguiente a la aplicación del aumento. En el caso de los anuncios de Aranguren de la semana pasada, las alzas se verán reflejadas en enero. El problema para Sturzenegger es que diciembre es un mes inflacionario por cuestiones de presión de la demanda de pesos por las fiestas de fin de año, con lo que las complicaciones en el IPC permanecerán hasta el primer mes de 2018. A esto habrá que sumar los incrementos en las tarifas de la luz y el gas, que complicarán hasta febrero. Si a esto se agrega la ya comentada tradicional presión estival, lo que debería esperarse desde las huestes de Sturzenegger es la revisión hacia arriba (no para abajo) en las Lebac. En este sentido, es más probable hablar de un nivel superior al 29 o 30%, que un sostenimiento en el actual 28,75%.
El segundo factor que esperará Sturzenegger para definir una eventual baja en las tasas, será que comience a aplicarse el mecano fiscal que ideó Nicolás Dujovne desde el Ministerio de Hacienda con las reformas impositiva y previsional. El directorio del BCRA confía en que los resultados serán satisfactorios, y que para el segundo trimestre del año la comparación interanual en la evolución del déficit mostrará que el ministro tenía razón. Se cree que no habrá problemas en proyectar el déficit final de 2018 en un 3,2% anual. Pero habrá que esperar hasta bien entrado el próximo año para verificarlo.
Queda así archivada cualquier tipo de expectativa que aún podría haber sostenido el ala política del Gobierno de Mauricio Macri, sobre la posibilidad de llegar a un nivel del 25% antes que termine el primer semestre de 2017. Todos los informes de las consultoras que nutren a estos sectores (alguna de ellas conducidas por exfuncionarios del Gabinete de Mauricio Macri), hablaban hace sólo dos meses (anticipando la victoria electoral del 22 de octubre), que sería posible pensar en un 20% para el segundo trimestre de 2018. Esto entusiasmó a algunos políticos del oficialismo, que están «vendiendo» ante los medios un 2018 con crecimientos superiores al 4%. La misma «ala política» donde hay más militantes del keynesianismo que del gradualismo fiscalista de Hacienda y el BCRA, se protesta porque aún no se puede presentar a la sociedad la verdadera ideología que tendría el Gobierno: el neo-desarrollismo que en algún momento prometió Macri para los segundos dos años de su (eventualmente primera) gestión. Para que esto sea posible, reconocen, se necesitará hablar de una tasa de interés de mercado inferior al 20% (y en reducción permanente) en lugar del actual 28% (con amenazas de 29% para comienzos de 2018), un nivel que invita más a la inversión financiera que a la industrial.
Fuente: http://www.ambito.com/905502-por-subas-en-tarifas-auguran-lebac-altas-al-menos-hasta-abril