El viernes pasado el EMBI local cerró a 362 puntos. En el mercado creen que puede quebrar los 350 puntos antes de fin de año. La desaceleración fue mayor que en el resto de los países de la región e incluso se produjo con una suba de 30 puntos de la prima libre de riesgo en los últimos treinta días.
Cuando faltan poco menos de dos semanas para las elecciones legislativas, los inversores internacionales mantienen una mirada favorable respecto a los activos argentinos, en especial los bonos y el riesgo país continúa a la baja. El viernes pasado cerró en 362 unidades.
En efecto, desde el viernes anterior a las primarias del 13 de agosto, el EMBI Argentina, que mide el JPMorgan, perdió 82 puntos básicos y se acercó a su menor nivel desde octubre de 2007, antes de la victoria de Cristina Fernández de Kirchner en las presidenciales.
Las señales de reactivación de la economía y la estabilidad cambiaria vienen a sumarse a la percepción internacional de que el Gobierno de Macri logrará un buen desempeño en las urnas el próximo 22; y este combo consigue comprimir el spread para los títulos locales.
Así el país consiguió acortar la distancia que lo separa de su principal socio comercial, Brasil a 118 puntos. Antes de las primarias, la diferencia entre ambas economía rondaba los 200 puntos porcentuales. De hecho en lo que va del año, el riesgo país local cayó 20%; cercano al 25% que perdió Brasil en estos nuevos meses.
Incluso, la desaceleración de la percepción de riesgo para la Argentina es mucho mayor que la del resto de la región. En los últimos sesenta días, el riesgo latinoamericano se contrajo en alrededor de 25 puntos.
«Es además llamativo que la tendencia declinante de nuestro spread se haya mantenido durante el último mes, a pesar de que el rendimiento bono del Tesoro de Estados Unidos a 10 años subió de manera sostenida, unos 30 puntos básicos en el período», señaló el economista Federico Muñoz.
Generalmente cuando la tasa libre de riesgo comienza subir, los inversores internacionales aumentaban su aversión por activos emergentes, lo que se traducía en una corrección al alza para la deuda local.
«Con un déficit de Cuenta Corriente que apunta a superar el 4% del PBI y, consecuentemente, con enormes necesidades de financiamiento, es crucial para la marcha de la economía argentina que el costo de financiamiento externo se mantenga en niveles tan bajos como el actual», puntualizó Muñoz.
Desde la llegada de Cambiemos al poder, el 10 de diciembre de 2015, el indicador para la deuda internacional se contrajo en 118 puntos básicos.
Su evolución está íntimamente ligada a los vaivenes políticos del país y la región. Por ejemplo, a mediados de mayo, la crisis por Temer en Brasil hizo saltar al riesgo país hasta los 430 puntos, nivel del que descendió cuando se esperaba una recategorización por parte del MSCI de la Argentina a país emergente.
En el mercado creen que antes de que termine el año y si no ocurre ningún evento extraordinario en el panorama internacional, el EMBI local pueda tocar los 350 puntos.
Ayer, los bonos emitidos en dólares no presentaron variaciones mayores al 0.2% en valor absoluto, debido, en gran parte, a la falta de referencia desde el exterior feriado del mercado de bonos en Wall Street.