El año arrancó con una importante expansión monetaria. Pero la pandemia hizo encender todas las turbinas de emisión al Banco Central.
El financiamiento al Tesoro le ha insumido al Banco Central más esfuerzos de los que planeaba el Gobierno cuando asumió. Siempre se descontaba que iba a ser una fuente clave en el financiamiento del déficit fiscal, ante la falta de acceso a los mercados, pero la crisis del Covid-19 echó por tierra todos los cálculos esperados. Es que el fuerte aumento de los gastos públicos para afrontar los efectos no deseados de la cuarentena y el derrumbe de los ingresos fiscales obligó al Palacio de Hacienda a recurrir con más intensidad al BCRA. De esta forma en lo que va del año el ente monetario dirigido por Miguel Pesce ya le giró al Tesoro $1,052 billones ($312.000 millones de Adelantos Transitorios y $740.000 millones bajo la figura de Transferencia de Utilidades).
Semejante expansión monetaria para financiar el déficit fue contrarrestada por el BCRA a través de la colocación de Letras de Liquidez (Leliq) y Pases (colocaciones de los bancos en el Central). Entre ambas fuentes, la deuda remunerada del BCRA ya superó los $2,2 billones. O sea, un problema que heredó la actual gestión del gobierno anterior, lejos de aminorarlo, lo ha escalado a proporciones inquietantes. Vale recordar que los Pases son remunerados a una tasa del 19% anual mientras las Leliq al 38% anual. Al día de hoy el BCRA ya lleva pagados intereses por casi $250.000 millones, sin duda un monto nada despreciable si se tiene en cuenta la ayuda social en que debe incurrir por la pandemia. Pero en la medida que el crédito privado no reaccione y siempre y cuando la demanda de dinero se mantenga estable, el desequilibrio monetario seguirá presionando.
Por el momento el exceso de pesos no ha impactado sobre los precios, salvo en la cotización de algunos de los dólares informales. El temor es el día después a la pandemia. Porque la expansión monetaria habrá crecido más aún y no se espera una pronta recuperación del nivel de actividad ni de la demanda de dinero. Al respecto cabe señalar que la base monetaria está creciendo a una velocidad del 60% anual, pero la demanda de dinero, según el agregado M2, lo hace por encima del 95% anual. Al día de hoy la base monetaria muestra un aumento en lo que va del año de $280.000 millones donde los factores de expansión fueron claramente los canales de financiamiento al Tesoro y el pago de intereses. En total, $1,3 billones.
Todo ese dinero no quedó circulando en la calle porque a través de las Leliq absorbió casi $860.000 millones, más $139.000 millones que el Sector Público dejó en el BCRA y otros $27.000 millones de venta neta de divisas al sector privado permitieron aspirar gran parte de la emisión. Por eso y debido al impacto de la cuarentena obligatoria es que el nivel general de precios, como señaló días atrás a este diario el director de Macroview, Pablo Goldin, está anestesiado. Pero ante la avalancha de pesos que aún le falta emitir al BCRA en lo que resta del año, es que aumenta la inquietud de los analistas sobre el destino de los pesos excedentes en circulación cuando la economía tienda a normalizarse. No cabe duda de que el BCRA deberá encender a pleno la aspiradora de pesos. Claro que según algunos analistas, amantes de la nueva teoría monetaria (MMT), que sostiene ni más ni menos que no hay problema en emitir todo lo que sea necesario, total el nivel general de precios no lo notará, no hay por ende ningún tipo de riesgos a futuro. Sin embargo, la rica historia inflacionaria argentina genera dudas al respecto. Lo cierto es que habrá que ver cómo se acomodan los precios relativos una vez que la cuarentena sea cosa del pasado.
Fuente: https://www.ambito.com/economia/bcra/precios-fuerte-emision-el-tesoro-complica-al-n5109050