Los inversores le siguen escapando a la deuda argentina. Se complica el regreso a los mercados
Por segunda semana consecutiva el dólar trajo un poco de aire fresco al Gobierno, que se había puesto como prioridad conseguir como sea la estabilidad cambiaria. Ayer la divisa volvió a retroceder y el mayorista cerró a $27,23 (había finalizado la semana anterior a $27,90), mientras que al público cerró por debajo de $28. Pero por estas horas el equipo económico está lejos de relajarse.
En realidad, el tema que ahora desvela tanto al ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, como al titular del BCRA, Luis «Toto» Caputo, es que los bonos argentinos siguen sin reaccionar. Los precios prácticamente no se mueven y las pocas variaciones de estos días han sido para abajo, especialmente en el caso de los bonos más largos. Como consecuencia, en lo que va de la semana el riesgo país muestra un aumento leve desde los 567 hasta los 575 puntos básicos.
Los funcionarios aseguran que es todo cuestión de tiempo: en la medida que se consolide la estabilidad cambiaria, el resto de los activos financieros comenzará a reaccionar positivamente. La lectura es que la fuerte devaluación resultó tóxica, contagiando tanto a acciones como bonos.
Pero lo cierto es que por ahora no hay muestras de mejora en la deuda argentina, pese a que los bonos se mantienen muy cerca de sus mínimos anuales, con tasas muy altas en dólares. El Bonar 24, que hasta hace pocos meses era uno de los favoritos del mercado, volvió a caer por debajo de los USD 106 y ya rinde cerca de 7,4% anual en dólares.
Los bonos más largos, es decir aquellos que vencen del 2028 en adelante, rinden prácticamente un 8,5% anual en dólares, mientras que el 2046 ya está casi al 9% anual. Sin embargo, a pesar de lo atractiva que pueda resultar la tasa, sigue sin aparecer la demanda.
«Estos días pasó algo que no sucedía hace mucho. Ni siquiera aparecían compradores en la pantalla. Hoy a nadie le interesa incorporar bonos argentinos en la cartera, mucho menos cuando faltan un par de semanas para las vacaciones de verano», señaló a Infobae un importante operador de un banco extranjero. Se refería a las vacaciones boreales que arrancan a fin de julio. La mayoría de los analistas y operadores del mercado «desaparecen» casi hasta fin de agosto. Nadie parece dispuesto a comprar bonos argentinos justo antes.
La situación de las provincias
Con estos precios bajos y altos rendimientos, la Argentina sigue totalmente afuera de los mercados financieros. No es algo que le preocupe especialmente al Gobierno, que cuenta con los dólares frescos que aporta el FMI. Pero sí es un tema que miran con atención las provincias y las empresas, que deben hacer frente a fuertes vencimientos de intereses (y en algunos pocos casos también de capital), pero no tienen la posibilidad de salir a refinanciarlos.
Para que las provincias y el sector privado recuperen el acceso al crédito internacional la condición imprescindible es que el riesgo país al menos baje de los 500 puntos básicos. Algo que hoy parece extremadamente difícil.
No hay nada que hoy parezca generar entusiasmo entre los inversores. La colocación de deuda que realizó la secretaría de Finanzas esta semana tampoco fue muy tranquilizadora. Los plazos siguen siendo muy cortos (letes hasta un año) y la tasa de interés llegó a un nivel máximo de 5,5% anual.
El mercado duda porque aún con los recursos del FMI y las señales que se dan en relación a un compromiso para cumplir con las metas de reducción del gasto, el horizonte no está para nada despejado. Y la principal incógnita sigue siendo política. Sin certezas sobre lo que pueda ocurrir en las elecciones presidenciales del 2019, parece mucho más difícil que el mercado de bonos pueda tener un repunte significativo.
Otro factor que juega en contra es que son los propios argentinos los más «cargados» de bonos, especialmente como consecuencia del sinceramiento fiscal. Es este grupo de inversores el que permanece agazapado para salir a vender ni bien los precios repunten un poco, algo que no ha ocurrido hasta ahora.
La comparación sobre el comportamiento de los bonos argentinos versus sus pares emergentes tampoco es muy tranquilizadora. En lo que va de julio, el riesgo argentino cayó 5,7%, pero en Brasil se redujo un 10%, Perú 8,5% y Uruguay 11,5%. Sin embargo, otros mercados la pasaron peor, por ejemplo Turquía que sigue con alta volatilidad y sufrió un incremento del riesgo país del 11%.