El próximo Gobierno podrá estirar otros diez años el pago de los u$s 9810 millones a la entidad monetaria, que prestó reservas para cancelar la deuda con el Fondo en 2006
El proyecto de Ley de Presupuesto 2016 contempla la refinanciación de la letra intransferible en poder del Banco Central con la que el Gobierno canceló la deuda de u$s 9810 millones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) con reservas, el 5 de enero de 2006, y que vence el próximo 3 de enero.
El artículo 52 del proyecto de ley que ingresó ayer al Congreso faculta al Ejecutivo a refinanciar por otros diez años esa deuda con el Banco Central. El Ministerio de Economía, dice, podrá colocar al Banco Central «una letra intransferible, denominada en dólares estadounidenses, amortizable íntegramente al vencimiento, con un plazo de amortización de diez años».
La letra, continúa el artículo 52, «devengará una tasa de interés igual a la que devenguen las reservas internacionales (…) hasta un máximo de la tasa Libor anual, menos un punto porcentual». Los intereses se cancelarán semestralmente.
El instrumento contemplado en el proyecto de Presupuesto permitirá al próximo Gobierno rollovear la letra que el Tesoro dio al BCRA a cambio de los u$s 9810 millones con los que, a comienzos de 2006, el presidente Néstor Kirchner canceló la deuda con el FMI.
El BCRA, a su vez, recibirá otra letra por las reservas que, según el proyecto, se destinarán a pagar deuda externa con acreedores privados. El año que viene, la carga es menos onerosa que en 2015: serán u$s 6525 millones los que se usarán para saldar los vencimientos intereses correspondientes a los bonos Discount, Par (trabados por la Justicia de Nueva York) y Bonar 24, entre otros.
A eso habrá que sumar, si así lo decide el próximo Presidente, los recursos para pagar deuda con organismos multilaterales, para lo que el Ejecutivo acude a un decreto simple. El año próximo, el pago más significativo lo constituye los u$s1500 millones que hay que abonar a los países miembros del Club de París en mayo.
¿Ajuste?
Si las proyecciones que acompañan al proyecto de Presupuesto 2016 se cumplen, el gobierno de Cristina Fernández encarará el decisivo tramo electoral con un ajuste considerable.
Es que el ministro de Economía, Axel Kicillof, estimó que las cuentas públicas cerrarán 2015 con un déficit primario de $ 49.517,9 millones y un rojo financiero (tras el pago de intereses de deuda) de $ 137.774 millones. Pero según los datos oficiales, el primer semestre del año arrojó un déficit primario de $ 46.594,8 millones y un déficit financiero de $ 107.135,8 millones.
El Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf) recordó que el Presupuesto 2015, votado el año pasado, preveía un resultado primario positivo de $ 50.448,9 millones y un déficit financiero de $ 49.517,9 millones. «Las correcciones en las estimaciones presupuestarias significaron un empeoramiento del resultado de las cuentas públicas nacionales, producto de un crecimiento nominal estimado para el gasto mucho más bajo que el proyectado oficialmente en la actualidad», aseveró Iaraf.
Según la explicación oficial, el peor resultado fiscal obedece a la política «anticíclica» para hacer frente a la coyuntura internacional adversa, marcada por la recesión brasileña, la desaceleración china y la caída del precio de los commodities (el petróleo derrapó hasta los u$s 40 por barril y la soja ronda los u$s 325 por tonelada). Para el próximo año, el equipo de Kicillof calculó que la soja subirá hasta los u$s 375 promedio.