Construcción y comercio impulsaron la actividad. Hay alerta por el impacto de la sequía en el agro. La suba de tarifas enfría al consumo y el saldo comercial seguirá rojo
A sólo días de finalizar febrero, los números del primer bimestre sugieren que la estrategia de gradualismo que implementa el gobierno en materia económica fue superada por la realidad. Y también condicionan lo que pueda ocurrir en marzo-abril con las principales variables económicas.
Las tarifas de servicios públicos y precios regulados se movieron entre 8% y 40%; la inflación fue del 1,8% en enero y se proyecta 2,5% este mes, esto es, un alza de precios de 28% de la meta anual (15%) al cabo de los dos primeros meses del año; y la devaluación del tipo de cambio acumuló 8,3% en 60 días. Estas son algunas señales de alerta y signos de un gradualismo que no se observa en la evolución de ciertas variables.
«La inflación va a ser alta todo el primer semestre y en cuanto a la actividad es de esperar que los aumentos de tarifas le peguen al consumo», señaló Gabriel Caamaño Gómez, socio de consultora Ledesma. El economista reconoció que «el tipo de cambio encontró un nuevo centro de gravedad en $ 20», pero aclaró que hay que ver qué pasa con el ingreso de dólares de la cosecha gruesa a partir de abril.
Por su parte, Rodrigo Álvarez, director de Analytica, sostuvo que «se proyecta una inflación acumulada en torno a 10% para mayo», dos tercios de la meta oficial. Añadió que «esto pone un piso alto porque la inflación tiene un elevado componente inercial, sumado al impacto de la suba de casi 15% del tipo de cambio en los últimos tres meses». Álvarez precisó que «es difícil pensar en una baja de tasas de interés en un contexto internacional todavía volátil, con inflación elevada y con presión del tipo de cambio».
En ese contexto, el índice de actividad de Orlando Ferreres y Asociados creció 4,5% en enero (0,6% desestacionalizada) de la mano de la construcción y el comercio, aunque se observa una contracción de la actividad agropecuaria. Pese a eso, la economía sigue dependiendo, en gran medida, de que Brasil vuelva a traccionar.
Un informe de IAE Business School indica que los drivers del crecimiento en 2018 serán «la obra pública, el agro y la producción energética», en un contexto en que la industria «va a acompañar pero a un ritmo menor». Al respecto, la industria se contrajo 0,6% interanual en enero (datos de FIEL), en línea con el último trimestre de 2017 que mostró una notoria «desaceleración» del ritmo de crecimiento del sector manufacturero.
Caamaño Gómez subrayó que la demanda de «Brasil hoy es un factor interesante pero por el lado negativo vemos el contexto internacional con la suba de tasas de Estados Unidos». Estimó que es muy relevante lo que ocurra con la cosecha de soja serían 10,5 millones de toneladas menos por el impacto en la actividad y la generación de divisas. «Cada punto de crecimiento del agro impacta en 1,6% en la economía», dijo.
En tanto, la balanza comercial en enero, arrojó un déficit de u$s 986 millones. Para Federico Muñoz & Asociados es un «dato auspicioso» que en la serie desestacionalizada de exportaciones, «el valor de enero de 2018 fue por lejos el mejor de los últimos meses y el mayor desde agosto de 2014». Pero aclara: «Habrá que ver si este repunte, basado en un aumento sustancial de las ventas de las MOI, se consolida y forma tendencia».