Las reservas en divisas, el riesgo país, la inflación y el traslado de la devaluación a los precios importan y preocupan, pero el foco para Lacunza y su equipo es anclar el tipo de cambio para generar confianza
Los pasillos del quinto piso del Palacio de Hacienda siempre fueron fríos, pero por estos días parecen sentirse allí un par de grados menos. Quizás haya menos gente, o los que están no salgan de sus oficinas. También es probable que sean meras cuestiones meteorológicas.
Como sea, luego del contundente resultado de las PASO –y de la posterior devaluación con derrumbe de bonos y acciones y de la salida de Nicolás Dujovne de la cartera–, en la sede del Ministerio que ahora conduce Hernán Lacunza la primera prioridad es el dólar. Las reservas, el riesgo país, la inflación y el traslado de la devaluación a los precios importan y preocupan, pero el foco para Lacunza y su equipo es anclar el tipo de cambio para generar confianza.
«La estabilidad es un objetivo de primer orden y para eso están las reservas del Central. Igual, como siempre, la implementación, la gestión y la calibración de la intervención cambiaria es un resorte de la autoridad monetaria. No nos metemos: nos enteramos al mismo tiempo que los periodistas», argumentan en Hacienda.
Si hay inestabilidad externa, que pueda llegar de los emergentes o de más devaluación en Brasil, por caso, la estrategia será la misma. «Hay colchón», grafican luego de la fuerte devaluación de la semana pasada.
Ayer, por caso, fueron USD 154 millones (sin contar los 60 millones diarios del Tesoro) y desde el «lunes negro» posterior a las PASO se usaron poco más de USD 700 millones para contener al dólar. Ese ese es el eje que el propio Lacunza acordó con Mauricio Macri y Guido Sandleris. Todos creen que es la única receta para lograr estabilidad… «y luego se verá», se sinceran en Hacienda. Ayudan los gestos políticos, como las charlas telefónicas entre Macri y Alberto Fernández y las reuniones con los economistas de la oposición, pero en el Gobierno apuestan todo al poder de fuego de un Banco Central alineado con el FMI.
Hernán Lacunza sabe que el tipo de cambio real está en los máximos desde 2007 en términos de competitividad. «No tiene sentido pararse delante del tren si el tipo de cambio está bajo, pero como está en un valor superior al de equilibrio, no tiene sentido permitir una corrida irracional; para eso están las reservas», dijo el ministro ayer en declaraciones radiales.
Inflación
Luego del dato inflación de julio (2,2%), los analistas ya prevén una fuerte escalada para agosto, cerca del 5%, y cifras más altas aún para septiembre. La cifra para todo el año superaría el 50 por ciento.
En Hacienda están «preocupados» por el traslado de la devaluación a los precios, pero otra vez aparece la comparación con el dólar: «El tipo de cambio no puede pasar de los niveles actuales. Hasta que no haya un ancla nominal, una referencia, casi no hay precio para ningún producto, está todo paralizado», reconocen.
En Hacienda continúa el Dujovne style a la hora de hacer proyecciones de inflación: no hay, no se difunden, en rigor. Igual sí o sí habrá datos pronto, cuando el Ministerio tenga que presentar el proyecto de Ley de Presupuesto 2020, en tres semanas.
Saben que no es una buena noticia haber tenido que salir corriendo a pagar el Repo por USD 2.600 millones a bancos extranjeros luego del desplome de los bonos, pero creen que fue «conveniente» hacerlo y que, de paso, se reduce la deuda en USD 12.800 millones. Están convencidos, además, de que no tendrán problemas de financiamiento y de que las Letes que vencen hasta fin de año están dentro del programa. Descartan rumores como control de cambios para los grandes fondos, recomprar deuda con los derechos de giro y retenciones o cualquier otra decisión para mejorar ingresos.
«No están en nuestro tablero de control. No se puede tener una noticia por día. La macro se mueve como un transatlántico, no como una lancha. La semana pasada se hicieron anuncios por $50.000 millones que tienen que acreditarse y derramar, se busca la estabilidad del paciente y ahora hay que dejarlo evolucionar», aseguran.
Lacunza están convencido de que se llegará bien con las metas fiscales que se le prometieron al Fondo y que no será necesario renegociarlas en el marco del préstamo stand by vigente.
Con respecto al Fondo, aún no hay fecha confirmada del viaje de los técnicos que evalúan al país. Incluso cerca del ex ministro de María Eugenia Vidal especulan con que la próxima visita podría ser distinta, fuera del programa por el cambio de autoridades ministeriales. «Podría no ser la revisión convencional», dudan aunque aún no hay definiciones ni datos concretos desde Washington. Si eso pasa podría demorarse el próximo desembolso de USD 5.400 millones, y en la calle Hipólito Yrigoyen 250 nadie quiere que eso ocurra.
Reuniones con la oposición
Lacunza se reunión con Marco Lavagna, hoy con los referentes de Alberto Fernández y en los próximos días con otros opositores.
La reunión de hoy con los referentes económicos del Frente de Todos, Guillermo Nielsen y Cecilia Todesca, fue «buena». Si bien no hubo compromisos tácitos sí se habló de buscar «prudencia» en las declaraciones.
«La vocación, más allá de la competencia electoral, es no poner en riesgo la estabilidad, que depende de lo que digan la candidatos y cómo reaccionan los mercados. Esa respuesta de los mercados es directamente proporcional a las chances electorales de cada partido», dijeron en el ministerio sobre el encuentro de esta tarde.
Según trascendió, Lacunza, Todesca y Nielsen dialogaron sobre el nivel de reservas del Banco Central, el tipo de cambio, la inflación, la energía, el precio de los combustibles, la eliminación del IVA para productos de la canasta básica, el acuerdo con el FMI y la deuda, entre otros temas.
Desde el Frente de Todos celebraron el «marco de respeto y cordialidad, en la coincidencia respecto de la necesidad de buscar un horizonte de estabilidad que reduzca el impacto de la crisis». Pero reiteraron que «es evidente la falta de un paquete de medidas con la magnitud y el direccionamiento necesario para recuperar el crecimiento de la economía».
«Hay teléfono abierto con los economistas, igual que entre Macri y Fernández», detallan en Hacienda. Muy prolijo, Lacunza habría agendado los números de cada uno en su iPhone.