La diferencia de precios entre lo que debe recibir el productor y lo que paga realmente el mercado impulsa al agricultor a pedirle al Gobierno libertad de acción para volver a exportar sus cereales de forma directa como pasó hace veinticinco años. La iniciativa busca además que se otorguen líneas de créditos por parte del Estado para sostener los gastos de la campaña.
Ayer el valor que recibió el productor por el trigo fue de u$s133 la tonelada mientras que el estimado por el Ministerio de Agroindustria quedó en 172 dólares. Los casi u$s40 de diferencia es lo que reclaman los hombres del campo. Para las autoridades, hay que esperar que el mercado se adapte a los cambios (liberación de dólar, quita de retenciones y eliminación de permisos para exportar), pero el productor no comparte ese pensamiento.
Desde esta línea es que la Asociación Argentina Pro Trigo (Aaprotrigo) le pidió una audiencia al ministro Ricardo Buryaile para acercarle dos propuestas. La primera tiene que ver con la prefinanciación de la cosecha como se hacía en los ’90. El dinero provenía de entidades internaciones como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que tomaba el gobierno. Este luego abría el juego entre las entidades nacionales y privadas.
De esta forma, el préstamo llegaba a los productores a una tasa muy inferior a la que ofrecen las empresas que venden los insumos en el campo. En pocas palabras, se deja de lado la tasa comercial que se mide más por la especulación, relataron desde la entidad.
Por último, pedirán el retorno de la exportación a cuenta y orden. Es decir que sea el mismo productor el que haga todo el negocio sin intermediarios. El mecanismo hace que se deje de lado a las grandes multinacionales y resurge la figura de los brokers. Los corredores podrían también jugar un papel importante. Estos pueden armar un pool de cuatro o cinco productores atendiendo así la demanda externa.
En concreto, “queremos que nos devuelvan las herramientas que nos sacaron para entrar en el mismo nivel de juego”, manifestaron desde Aaprotrigo.
Sin embargo, la asociación que reúne a los productores va por más. No sólo solicitará por el trigo, sino que reclamará que sea abierto para todos los cultivos.
En pocas palabras, los agricultores exigen ni más ni menos las mismas condiciones. Que tengan la libertad de optar por el sistema tradicional (vía exportación) o que lo hagan en forma directa con el importador.
Un alternativa más que interesante y más cuando se trata de captar el verdadero precio que hoy queda en pocas manos.