Por Invecq Consultora Económica.
Con el nuevo año se inicia la segunda parte del mandato de Mauricio Macri, y el desempeño de la economía jugará, desde luego, un papel central en la definición del futuro del gobierno y de un posible segundo mandato. Tres variables son clave para conocer el estado de cualquier economía del mundo y serán también las que definirán en gran medida el desempeño de la economía argentina en este nuevo año: el crecimiento, el empleo y la inflación.
Como estimábamos, el año 2017 se caracterizó por una recuperación económica de la recesión del 2016, una tasa de inflación todavía elevada pero aceptable para un proceso de reacomodamiento de precios relativos y una tasa de desempleo estable, que no logró reducirse en gran medida, pero al menos no empeoró.
La tasa de expansión del PBI fue de aproximadamente 2,7% algo por debajo del 3% que deseaba e gobierno, pero lo destacable es que en el último trimestre del año la economía perforó el último máximo alcanzado en 2015 e inició la etapa de crecimiento económico. La suba promedio de los precios se ubicó entre el 24 y 25% interanual en el último mes del año, algo por encima del 22% que esperábamos y mucho más lejos de la meta máxima del 17% que tenía en mente el BCRA. Por su parte la tasa de desempleo rondo el 8,5% promedio a lo largo del año, muy en línea con el indicador de 2016.
Con este escenario de fondo, ¿qué puede esperarse en el 2018 con estas variables? ¿continuará creciendo la economía o se repetirá la famosa caída de los años pares? ¿qué sucederá con los precios y la tasa de desempleo?
Con respecto a la actividad económica vemos un escenario de continuidad del crecimiento, configurando así el primer bienio de tasas positivas desde el 2010-2011. El equipo económico ha eliminado varios obstáculos, principalmente respecto al mercado cambiario y la relación con el resto del mundo, que oficiaban de obstáculos para un crecimiento continuo y generaban los altibajos típicos de los últimos 6 años, en los cuales un año de variación positiva se alternaba con uno de caída. Con un efecto arrastre bastante significativo, esperamos una expansión de la economía del 3,5% para el 2018 impulsado por la inversión, la recuperación de la demanda externa por exportaciones y un efecto positivo sobre las expectativas como consecuencia de la consolidación política del gobierno y las reformas económicas que tendrán efectos plenos en el mediano plazo.
Con respecto a la dinámica de los precios, sin lugar a dudas que los meses más complicados serán los primeros del año debido a la decisión de concentrar en ellos casi todos los cambios de precios regulados. Sin embargo, a pesar de ello, esperamos una continuación de la desinflación que cerraría el año con una suba de precios promedio en torno al 17%. Esto significaría un nuevo incumplimiento de la meta del BCRA (fijada ahora en 15%) aunque de menor importancia que el constatado durante el año pasado.
El crecimiento de la economía tendrá efectos positivos sobre la generación de empleo, aunque no plenos debido al incremento de la productividad que tiene que llevar a cabo la economía argentina luego de largos años de caída de la eficiencia. Esto, sumado a un efecto positivo sobre la tasa de actividad y a la continuación de la desaceleración en la creación de empleo público (y hasta reducción a nivel nacional) generarán una tasa de desempleo estable en torno al 8,5% registrado en 2017.
De este modo, sin grandes noticias, la economía argentina está en las puertas de un año en que continuará expandiéndose, con una estabilización de precios que se consolida y un mercado laboral estable.