Después de meses de estabilidad y precios en mínimos, los papeles de empresas y bancos locales ganaron fuerte en mayo y siguen en alza este mes. Qué elementos miran los inversores y por qué el impulso puede ser más que nada importado
El índice S&P Merval ganó 20,8% en pesos en mayo y en lo que va de junio no ha hecho otra cosa más que anotar nuevas subas. El avance, que se da de la mano de un repunte de la deuda soberana en dólares que llevó al riesgo país a perforar los 1.500 puntos básicos por primera vez desde febrero pasado, sorprendió a buena parte de los inversores locales que directamente le habían dado la espalda a los papeles de empresas argentinas. En las últimas dos semanas el índice porteño suma 9% medido en dólares, una ganancia de corto plazo que tiene a los que se quedaron afuera con motivos de sobra.
El repunte contrasta con previsiones económicas todavía sombrías en materia de inflación, actividad y futuro inmediato de la marcha de los negocios en el país, a pesar de la estabilidad lograda en los diferentes tipos de cambio. La pregunta, entonces, es qué vio el mercado para en forma repentina recuperar el apetito por los activos argentinos y ser partícipe de este avance.
Las respuestas, como siempre, son variadas cuando se intenta racionalizar a posteriori un movimiento del mercado que -como mínimo- no era el escenario más probable en las previsiones de los especialistas, que llegan a hablar en algunos casos de una “suba sin drivers” (sin fundamentos ni expectativas que la impulsen). Pero tienen algo en común: más allá de los factores locales, entran en un contexto global favorable.
Se define el estatus del país como emergente
La semana que viene, el 10 de junio, la firma MSCI que elabora índices que se utilizan va actualizar la composición de sus indicadores. Las acciones argentinas, hasta ahora, están listadas en el Emerging Markets Index como “emergente”, y podría haber una recalificación que las regresen al MSCI Frontier Markets Index, es decir, caería en ese caso a la categoría de “mercado de frontera”. Los cambios en estos indicadores traen flujo de compradores -aún cuando sean a la baja- ya que esos índices son utilizados por fondos pasivos de todo el mundo que permiten invertir en ellos. Es decir, tienen que comprar las acciones seleccionadas para poder ofrecer un paquete de inversión idéntico al índice.
“Que la Argentina se vuelva emergente o no implica un rebalanceo de carteras. Eso genera flujo de gente que tiene que tomar posición, aún cuando terminara siendo índice de frontera, va a haber flujo de fondos como resultado de eso y eso te genera volumen”, dijo José Bano de Invertir Online. “Yo creo que eso y la mejora del riesgo país, en menor medida, son los dos factores más determinantes”, agregó.
Más dólares
El otro elemento común es el de una mejora de la macroeconomía argentina respecto del fuerte golpe que sufrió el año pasado. Entre estos puntos, el precio récord de la soja, el pico en liquidaciones de exportaciones y las mayores compras de divisas por parte del Banco Central pican en punta como datos positivos en un año en el que la actividad no logra recuperar los niveles previos a la pandemia.
La estabilidad cambiaria que deviene del viento de cola que genera el sector externo, la mejora en las cuentas fiscales que implican los mayores ingresos en concepto de retenciones a las exportaciones y el fortalecimiento de las reservas del Banco Central -ya apuntaladas por la expectativa de ingreso de USD 4.300 millones en DEG del FMI- dan pie a un mejor tono para los bonos argentinos: más dólares implican, en el margen, mejor capacidad de pago.
Por eso, el riesgo país tuvo su recorte más importante del año y perforó los 1.500 puntos durante algunas ruedas de las últimas semanas. En general, la deuda y las acciones locales acompañarse y el mejor tono, así, habría permitido un esperado rebote de las acciones argentinas.
Avances con el Club de París
El otro gran driver que creen ver los operadores locales tiene relación con las arduas negociaciones entre la Argentina, el Club de París y el Fondo Monetario Internacional. El lunes pasado vencía el pago de USD 2.400 millones con el club de países acreedores, un grupo que tradicionalmente otorga prórrogas en los pagos sólo a aquellos países que tienen un programa activo con el fondo. La fecha pasó hasta ahora sin mucho ruido, de inmediato empezó a correr el plazo de gracia de 60 días estipulado para esas obligaciones, pero todavía domina al mercado un cierto optimismo respecto a que el Gobierno lograría extender el pago.
El 14 de mayo pasado, cuando Alberto Fernández se reunió en Roma con la directora gerente del Fondo, Kristalina Georgieva, un trascendido en agencias internacionales respecto a que como resultado del encuentro el Club de París estaría considerando conceder una prórroga al pago fue una especie de punto de partida para las subas de los bonos que, junto con ellos, podrían haber arrastrado al resto de los activos locales.
El trade electoral
El otro factor que los inversores utilizan para explicar las subas es el año electoral. Las primeras encuestas de imagen muestran que al Gobierno no le resultaron gratuitas las medidas para enfrentar la pandemia y el duro contexto económico general en la consideración de los votantes. En esa línea, un mal desempeño en las urnas de un gobierno que no se muestra como pro mercado facilitaría un cambio de rumbo político en el futuro que sustentaría apuestas.
Así lo consideró, por ejemplo, un análisis de Citi que recomendó tomar posiciones en bonos argentinos hace unas dos semanas. Pero no fue el único que sugirió el “trade electoral”.
“En abril hablamos ya del trade electoral; y en este marco, respecto a la coyuntura en general, creemos que las elecciones sorpresivas y el triunfo del candidato moderado Lasso, en Ecuador, los portfolios que marcan el ritmo de los emergentes volvieron a vernos con otros ojos, a la espera de si puede repetirse el milagro ecuatoriano en Argentina”, dijo Pedro Siaba Serrate, estratega de renta fija de Portfolio Personal Inversiones (PPI).
“Desde la victoria de Lasso, los bonos ecuatorianos subieron 40%-45% y se trata de un país con un historial crediticio reciente muy parecido al nuestro, con una reestructuración realizada el año pasado, incluso”, agregó.
“Con lo cual, muchas de las miradas comienzan a estar en el escenario político y su juego -encuestas, etc.-. Todas situaciones que tienen un costo importante político, con el mercado fijándose en las primeras encuestas que están saliendo sobre la imagen de Alberto Fernández. Sin duda, hubo un impacto negativo y esto se ve”, dijo Siaba Serrate.
“Lo que se evalúa es que exista la posibilidad de un voto castigo en las próximas elecciones y a partir de eso, más adelante, venga un gobierno más moderado. Eso es lo que está empujando a los bonos y al propio Merval, el cual, medido en Contado Con Liquidación también mostró una suba muy fuerte en mayo”, concluyó el estratega de PPI.
Argentina es sólo una más
Pero más allá de los cuatro drivers que miran los inversores locales, la recuperación de los activos argentinos tiene uno más, probablemente más determinante que el resto: el contexto externo. Los temores a que una aceleración de la inflación en los Estados Unidos fuerce a la Reserva Federal a revertir su política monetaria expansiva, dañando a los mercados emergentes, se redujeron en las últimas semanas y el mercado lo sintió.
El movimiento del S&P Merval no es el único en el mundo emergente. De hecho, es casi un movimiento más en medio de subas del resto de los activos emergentes: todos ganaron a la par.
Así, buena parte de la suba sería importada: “El spread entre el riesgo país argentino y el de los bonos emergentes basura no comprimió. No solo eso, sino que está en el mismo nivel que a fines de marzo”, señaló Francisco Mattig, portfolio manager de Consultatio Asset Management.
El analista, por ejemplo, compara el movimiento del riesgo país de la Argentina con el de Sri Lanka, un país que renunció a tener un programa del FMI y que le dio las espaldas al mercado… y aún así vio caer su riesgo país en el mismo período que la Argentina. Es decir, sin ninguno de los drivers argentinos sus activos experimentaron una recuperación similar o aún mayor.
“Se alivianaron un poco las expectativas de una suba abrupta de la inflación en los Estados Unidos, la noticia del viernes) de creación de empleo un poco por debajo de lo que se esperaba calza perfecto para explicarlo. Eso alivia las expectativas de tapering -que la Reserva Federal de los Estados Unidos frene su política monetaria expansiva- tan inminente. Eso te explica por qué los mercados estuvieron subiendo y que beneficia a los activos emergentes en general”, agregó Mattig.