Se fue el 2016 y con él, el primer año completo de gestión de Macri. El objetivo de este artículo, es traer un poco de optimismo sobre lo que viene en el futuro basándonos en los aciertos del pasado, sin desconocer que hubo gran cantidad de errores.
Para hablar del primer año de gestión, no podemos empezar sino hablando del punto de partida. Y no me voy a referir en este caso simplemente a las condiciones económicas en que encontró el país sino, por sobre todo, a la poca información con que contaron todas las áreas de gobierno que tuvieron que empezar a tomar decisiones urgentes. Entre estos puntos se destacan:
- No hubo transición en ningún área (reuniones de 2 horas entre ministro saliente y entrante no se puede llamar transición)
- Inexistencia de estadísticas. Y aquí no me refiero exclusivamente a las del INDEC que sin duda son las más importantes, sino a que en ningún ministerio se contaba con datos coherentes y confiables. El caso más notorio es que el ajuste de tarifas se tuvo que hacer sin información estadísticas relevante sobre el tema.
Muchas veces se dice que este es un gobierno de CEOs y que si estas personas se equivocaran en sus empresas serían inmeditamente despedidas. Esto a mí me resulta un tanto apresurado puesto que si la situación de partida es la misma que aquí, cometer errores es inevitable cuando hay tanto que arreglar. Y todo esto potenciado para un gobierno cuyo sello distintivo, su marca indeleble, es su afán DE HACER, lo que obliga a estar constantemente tomando decisiones rápidas. Equivocarse y corregir, pero HACER.
Dicho esto, por supuesto que para adelante, ya transcurrido un año de aprendizaje y reconstrucción de estadísticas, debemos como sociedad ser más exigentes y pedir menos errores. Tengo confianza de que este desafío será superado en el año 2017, puesto que si una característica destaco de “los gobiernos de Macri” incluyendo la presidencia de Boca es su alta capacidad de aprendizaje. Como xeneixe de alma que soy sufrí los primeros años en Boca donde se peleaba con todos y quería imponer sus ideas. No nos fue bien en esa etapa. Pero luego, con el correr de los tiempos, varias copas Libertadores e Intercontinentales dijeron que había aprendido. Lo mismo ocurrió en el gobierno de Buenos Aires donde hubo un notorio cambio entre el que comenzó gobernando en 2007 y el que se fue en 2015.
A pesar de los errores cometidos, el más notorio con el tema de tarifas, este gobierno se anotó unos cuantos porotos durante 2016. Trataré de enumerar los más resonantes sin ningún orden particular:
- Salir del cepo: los pronósticos sobre el valor del dólar de la oposición si se liberaba el cepo inmediatamente iban desde $20 a $50. El dólar terminó el año en torno a los $16. Este valor es el mismo que valía el dólar paralelo sobre fines de septiembre de 2015.
- Arreglar con los Hold-Outs: nos guste o no, el tener este tema sobre nuestra cabeza nos aislaba del mundo. En menos de 6 meses, el Gobierno logró acordar con ellos, ir a los mercados de capitales internacionales, conseguir el dinero que necesitaba para pagarles y a una tasa mucho menos que la que veníamos pagando como país.
- Tarifas: sin duda el mayor error pero a su vez un gran logro. Nos convertimos en una sociedad que se acostumbró a que nos subsidiaran, a que está bien que nos regalen las cosas. Creo que con el tema tarifas se empezó a tomar conciencia de que las cosas valen. Y adicionalmente se generó conciencia de que si desperdiciamos algo porque nos lo regalan (en este caso la energía), en algún momento se acaba. El resultado fue un diciembre con muchísimos menos cortes que años anteriores.
- Evitar juicios al Estado: uno de los mayores problemas con que se encontró el gobierno fue la cantidad de deuda contingente no contabilizada por juicios al Estado. El caso más notorio son los juicios de jubilados que ANSES apelaba hasta el final generando una verdadera aberración hacia nuestros abuelos. Una de las primeras medidas impulsadas, la Reparación Histórica, buscó atacar de lleno este problema y cortar de raíz permitiendo que los abuelos cobren algo más digno y que el Estado deje de gastar recursos en juicios.
- Recuperar el federalismo: Este gobierno se reunión en un año más veces con los gobernadores que el gobierno anterior en los anteriores 12. Se generó una muy buena relación con los gobernadores y se están trabajando en lineamientos de largo plazo. Por supuesto que será extremadamente difícil por la distinta realidad que viven las provincias argentinas. Pero ya lo dice el dicho, un viaje de 1.000 km arranca con un primer paso. Y es alentador pensar que alguna vez podamos tener un federalismo en serio y no un gobierno central que domestique con la caja.
- Blanqueo de capitales: para financiar la ya mencionada Reparación Histórica a jubilados, se lanzó un blanqueo de capitales, que hoy a 2 meses de terminar, ya es el más exitoso del país y de la región. Ya se han blanqueado activos por USD 100.000 millones y recaudado en concepto de impuesto casi $90.000 millones equivalentes al 1,1% del PBI del país. Pero a mi juicio lo más importante de esto es que AFIP va a dejar de cazar en el zoológico y cobrarnos más impuestos siempre a los mismos, sino que ahora hay una base más amplia sobre la que recaudar.
- Deuda flotante: bajo este título me refiero a la deuda con la que se encontraron las administraciones nuevas dentro de las jurisdicciones que les tocaban administrar. Básicamente la deuda corriente a proveedores del Estado había dejado de pagarse varios meses atrás por lo cual las nuevas administraciones tuvieron que no solo hacer frente a sus gastos sino también a los contraídos por la administración anterior. En el caso de la Provincia de Buenos Aires fue necesario incluso tomar deuda financiera con el fin de consolidar la deuda contraída por la gestión de Daniel Scioli.
- INDEC: Tal vez el más importante de todos los logros en el largo plazo. Argentina vuelve a tener estadísticas confiables. Y esto no es solo declamativo de un contraste con lo que tuvimos antes. Tener números, que nos gusten o no, es fundamental para poder tomar decisiones de política económica en el largo plazo. Saber que tenemos 32/34% de pobreza es fundamental si queremos empezar a reducirla.
- Impuesto a las ganancias: Es tal vez el mejor ejemplo de cómo se pueden hacer las cosas mal. El impuesto a las ganancias que tuvimos hasta el año 2015 para los trabajadores era un engendro regresivo, muy difícil de entender y más difícil aún de explicar. En un viejo artículo comenté como funciona y porque es el más justo de todos los impuestos. El impuesto a las ganancias Kirchnerista sin embargo no era justo, era regresivo y arbitrario. Una de las primeras medidas que tomó el Gobierno al asumir fue un gran incremento del mínimo no imponible para todos los trabajadores pero eliminando el corte arbitrario que hacía que muchos no pagaran. Esto generó que gente que no pagaba comenzara a pagar muy poco pero que otros que eran castigados en exceso sufrieran un gran alivio, recuperando la progresividad que debe caracterizarlo. Y en una situación inédita para el país, ya está resuelta la situación de ganancias para el año que viene.
- Baja de impuestos: todos quieren bajar impuestos en declamaciones de campaña. Pero a la hora de actuar, lo único que se les ocurre es subirlos. Por eso, la baja de retenciones al campo y a las mineras fue muy criticada. Sin embargo, hoy nadie duda de la reactivación del campo y cómo motorizó a las economías regionales. Por su parte las mineras fueron uno de los sectores que generó nuevo empleo en el 2016.
- Reacomodamiento de precios relativos: uno de los problemas de la inflación y su desmadre es que se pierde el valor de las cosas, se alteran los precios relativos y no hay certidumbres que incentiven la producción.
- Las tarifas congeladas tenían precios ridículos que va a llevar años volverlos a su precio real y que incentivaban el derroche de los consumidores y la desinversión por parte de las prestadoras.
- el dólar completamente atrasado obligó a generar cachivaches como el cepo, las percepciones a pago con tarjeta en el exterior y por sobre todo a cerrar la economía generando que los precios internos de los bienes transables fueran mucho más altos y perdamos mercados en el extranjero.
Para peor esto era financiado con subsidios y estos con emisión, lo cual era una bola de nieve. Comenzar a reacomodar los precios relativos (va a llevar mucho tiempo sobre todo en tarifas) generó un año duro signado por una alta inflación y disputas por no perder los beneficios de los subsidios. Pero finalizado el 2016, podemos decir que la situación es mucho más sostenible que antes.
- Inflación: por lo dicho antes, 2016 fue un año donde convivimos con una muy alta inflación en el primer semestre producto del ajuste del dólar, de las tarifas y de la inercia que ya traíamos. Sin embargo el segundo semestre ya terminó con una inflación anualizada en torno al 19% y en franco descenso. Un logro en este caso, que viene desde el Banco Central porque la política fiscal no ayudo demasiado.
Adicionalmente a esto, la inflación de 2016 fue similar a la del 2014 (Según congreso fue 38,5%) pero habiendo comenzado a acomodar tarifas que repercuten en menor gasto público que tuvo alto impacto en el índice de inflación y habiendo devaluado más que en ese año, lo que se traduce en mayor competitividad para nuestra economía.
En conclusión, el primer año fue muy duro sobre todo en materia económica donde hubo que dar señales muy fuertes de cambio de rumbo, donde hubo que tomar decisiones con muy poca información y donde los funcionarios tuvieron su período aprendizaje.
No considero que lo que venga sea un lecho de rosas. Hay muchísimos desafíos que corregir y el proceso tomara años. Puntualmente el 2017 es un año electoral y hay demasiada mezquindad en los argentinos que hace que cada uno tire para donde convienen sus intereses más que para lo que conviene a la sociedad toda. Sin ir más lejos al momento de escribir esta nota, con la economía creciendo y los puestos de trabajo comenzando a recuperarse, la CGT está planteando la posibilidad de un paro general. Esto también es válido para el gobierno que esperemos privilegie a la sociedad y no ganar las elecciones.
Pero lo ocurrido en el 2016, el haber corregido desafíos macroeconómicos, el contar con mejor información y tener más experiencia me permiten tener una alta dosis de optimismo de cara al futuro que viene. ¡ojalá así sea!