La semana que se inicia no va a ser de las mejores para la Argentina. Si bien no afectará al dólar oficial, protegido por medidas restrictivas que hicieron que la parábola del peleador de la MMA, sobre que no pensaba traer ni una parte del millón de dólares que había ganado en Estados Unidos, tomara el valor de una enseñanza: donde hay problemas para sacar dólares, hay problemas para que ingresen. La moneda y las inversiones entran y salen por la misma puerta. Si no pueden hacerlo, se abren otras puertas más caras, donde los dólares no van a las reservas.
Pero estas restricciones enfrentan ahora problemas que las pondrán a prueba. Por caso, se derogó el aumento de 5% de las naftas. En la noche del domingo, el petróleo estaba subiendo casi 5%: USD 70 por barril. El jueves valía USD 64, es decir que subió casi 1% en dos ruedas y media.
¿Quiere sumarle problemas para la Argentina por este conflicto con Irán? Antes de que se produjera la crisis, Donald Trump le había advertido a la Argentina que su renegociación con el FMI y las inversiones en Vaca Muerta corrían peligro por su acercamiento a la izquierda. Se refería con precisión al refugio a Evo Morales y al acercamiento a Venezuela.
Las palabras no fueron desoídas. El canciller Felipe Solá se apresuró a condenar el golpe parlamentario de Venezuela y ahora solo falta tomar una decisión con Evo Morales, que habitualmente rompe la prohibición de hacer declaraciones y realizar actos políticos en el país.
Trump, en su accionar con el terrorismo, se puso más rígido con la Argentina, que está pagando con la debilidad de sus bonos por esa actitud. Por otra parte, debe enfrentar la fortaleza del dólar ante las monedas del mundo y del bono del Tesoro de los Estados Unidos, refugio de los inversores del mundo por la crisis, junto al oro que el domingo aumento más de 3% y cotiza a USD 1.577 por onza.
La crisis con Irán apunta al corazón del plan económico: la renegociación de la deuda. Por eso, no extrañó que el riesgo país el viernes se disparara y volviera a acercarse a los 2.000 puntos básicos, que hasta hace poco parecían lejanos y que se estaba más cerca de perforar el piso de los 1.600 puntos. Pero la caída de los bonos argentinos por las advertencias de Trump y por la crisis con Irán lo hicieron trepar más de 6%, a 1.946 puntos básicos.
El lunes estos números no mejorarán. Los futuros de las bolsas de Estados Unidos indicaban que abrirán el lunes con bajas cercanas a medio punto y arrastrarán a Europa y a América Latina.
De hecho, Asia abrió con sus mercados en retroceso. Hong Kong bajaba 0,60%, China H-Shares cedía 0,44% y el Nikkei de Japón, 0,69%.
No cabe duda de que la Argentina aprovechará este tiempo para limar sus diferencias con Donald Trump. Nadie cree que sostenga a Evo Morales sin mordaza. Ya tomó distancia de Venezuela. El precio de mantenerse en la postura que estaba puede hacer peligrar el plan económico.
El conflicto con Irán puede generar demoras en la renegociación, porque ahora los acreedores están preocupados por el riesgo. Hasta hace poco, los atraía el rendimiento de los bonos argentinos. Ahora, las ganancias no importan tanto como la seguridad de la inversión.
Brasil, por caso, se comportó como el mejor alumno de la clase y no sólo apoyó el accionar de Donald Trump en Medio Oriente, sino que involucró a los jerarcas asesinados con los atentados a la AMIA. Si alguien ignorara lo que pasa en el mundo y desconociera quién gobierna cada país, diría que Bolsonaro es argentino.
Lo cierto es que hay que prepararse para una semana convulsionada, porque además del congelamiento del precio de las naftas, que va a incidir en Vaca Muerta y en los subsidios a las tarifas, el campo ve agravada su situación tras el aumento de las retenciones, porque el precio de la soja bajó de USD 350 por tonelada a USD 341. Puede ser una baja temporal, pero hasta que no se confirme el rumbo que tomarán los acontecimientos, los granos y la carne serán parte de la incertidumbre y la Argentina necesita de los dólares que generan esos productos.
Macri se encontró con la crisis de las tasas del mundo un año después de iniciar su mandato. Aníbal Fernández tiene su primera crisis internacional a menos de un mes de su asunción. Si aprendió la lección que dejó su antecesor, puede acomodarse a la realidad, pero no va a poder evitar que se atrase la negociación de su deuda hasta que sus bonos recuperen el valor que perdieron los últimos días.
En cuanto a la Bolsa, ya tiene precios más bajos que a fines de 2019. Cuando esto sucede, el consumo se retrae porque los inversores ven como caen sus ingresos. Otra señal negativa para reactivar el consumo.