Esta semana tuve la oportunidad de encontrarme con un desarrollador inmobiliario de primera línea de Buenos Aires que abordó la gestión de permisos de su próximo emprendimiento de un modo totalmente atípico respecto de la modalidad más generalizada en la ciudad.
Se trata de un desarrollo de gran escala a ser implantado en un barrio muy combativo con los emprendimientos nuevos.
Este desarrollador optó por contactarse con los vecinos antes de iniciar los trámites de aprobaciones con el fin de recabar sus inquietudes y objeciones, y contemplarlas en la arquitectura.
Lo usual es que los desarrolladores no lo hagan porque no saben cómo encararlo, porque creen que una acción de ese tipo puede desencadenar oposiciones innecesarias y porque creen que es responsabilidad del gobierno local ocuparse de defender los proyectos y no de los propios desarrolladores.
Lo cierto es que la experiencia de este caso puntual hasta ahora viene resultando muy exitosa. Por lo demás, en otras partes del mundo, sobre todo en países desarrollados, es usual que se trabaje de este modo.
Los vecinos, hoy en día, son un stake holder cada vez más influyente de modo que, en desarrollos de porte, se vuelve imprescindible abordar esta cuestión cada vez con mayor profesionalismo.
Real Estate: nota semanal al 04.03.2022
Por Damián Tabakman.