Hoy tuve la oportunidad de charlar, en Miami, con dos de los principales desarrolladores locales: Tibor Hollo y Ryan Shear (PMG). El contraste fue tremendo, no solo porque Tibor tiene 91 años y Ryan algo más de 30, sino porque son el reflejo de dos formas antitéticas de hacer desarrollos.
El primero me hizo acordar a Khafif y a Perelmuter, aunque a escala norteamericana. Me dijo que hace de a un mega proyecto a la vez, sin socios (es una empresa familiar), involucrándose en cada detalle, controlando muy especialmente los costos, midiendo el endeudamiento con suma prudencia, encargándose de la comercialización y también de la gestión de los permisos.
Tibor empezó como constructor y se nota. Su oficina es sobria, austera. Impacta que a su edad tenga una energía increíble. Cuando le pregunté cómo se empieza un emprendimiento, me respondió: “soñando”. Tibor no habla de business plans, sino de sueños, a sus 91 años. Notable.
Ryan es un joven emprendedor muy exitoso, aunque ya cuenta con una experiencia importante dado que atravesó la crisis del 2008 con muchos metros en construcción. Me explica, con gran criterio, que en esencia la tarea del developer es el arbitraje de contingencias. El desarrollador toma, personal y diariamente, decisiones sobre millones de dólares asumiendo riesgos relevantes sobre variables que no puede controlar.
Y es cierto: desde los costos de obra hasta el impacto de los vaivenes del mercado sobre las ventas, son realidades que se le imponen al emprendedor mientras construye. Y esas variables, cambiantes, pueden generarle resultados que, hay que decirlo, en última instancia son aleatorios. Por ello Ryan habla del “timing” como una de las claves esenciales del éxito.
La otra cuestión central en real estate, en su visión, son los socios: cómo establecer las relaciones y sus principales reglas, sobre todo ante las adversidades. Ese es un punto central en el que todo desarrollador debe detenerse antes de lanzarse. Malas sociedades arruinan grandes emprendimientos.
Sin embargo, para crecer, asociarse es lo más recomendable. De hecho, es lo que hace PMG, una empresa que maneja un volumen gigante en todo el país pero organizada en base a una estructura de personal muy pequeña con salarios vinculados a resultados.
A ambos, a Tibor y a Ryan, les pregunté qué debe hacer un joven para lanzar su primer proyecto. Tibor me dijo: ahorrar hasta tener capacidad financiera para hacerlo, y Ryan me dijo: asociarse para sobrellevar las limitaciones propias de quien está comenzando y, si el mercado está, lanzarse de inmediato. Quién tendrá razón?
Por otra parte, ayer estuve con Jorge Pérez que es la figura protagónica del desarrollo inmobiliario de Miami, y en mi charla con él salí sorprendido. Es que en el ámbito académico solemos enseñar a ser prudentes en la toma de decisiones.
Jorge acordó con nuestra visión en lo inmobiliario, pero a la hora de pedirle recomendaciones sobre la estructuración financiera de los proyectos, vinos que él suele decirle a los jóvenes desarrolladores que: a) si los bancos prestan, hay que tomar prestado, b) si los inversores quieren entrar en pozo, hay que venderles, y c) si los dueños de tierras quieren aportarlas, hay que lanzar nuevos proyectos.
Timing es todo en este negocio, en su mirada, y cuando el mercado está, hay que aprovecharlo porque los ciclos existen y hay largos períodos durante los cuales sucede todo lo contrario: no hay ni bancos, ni inversores, ni ventas.
La actitud del developer de raza es ir para adelante y la pasión es la clave con la cual afrontar contextos adversos. Por supuesto que no se puede soslayar el know how: saber qué hay que hacer, cómo y cuándo.
Y finalmente hay que tener coraje, que es la esencia del desarrollador que pone 100% de dedicación y compromiso en su proyecto, mínimo capital propio y disposición a perderlo todo si todo sale mal. Bajo ese escenario, según Jorge, las chances de que todo salga bien se potencian.
Damián Tabakman estará exponiendo en Expo Inversiones Rosario este 11 de Octubre en el Centro de Convenciones del Complejo City Center Rosario.