Un estudio de la Bolsa de Comercio de Rosario señala, sin embargo, que el fisco se verá compensado por el mayor gasto que realizarían en la economía los productores beneficiados con la disminución gradual de hasta de 6% que sufrirán los derechos de exportación del poroto este año.
El flamante 2018 finalizará con una reducción del 6% a la alícuota de derechos de exportación del poroto de soja, que bajará así a 24% desde los 30% que tributa ahora.
Pero la rebaja será gradual, a 0,5% por mes, mientras que los subproductos del complejo sojero terminarán con derechos de exportación (DEX) del 21 por ciento.
Según cálculos de la Bolsa de Comercio de Rosario, conducidos en especial por el economista Julio Calzada, la baja en la recaudación de los DEX de soja podía significar 1.039 millones de dólares menos en este año.
De acuerdo con un nuevo estudio del especialista, los productores estarían pagando cerca de 373 millones de dólares adicionales de impuestos, principalmente de ganancia.
Y el mayor gasto que realizarían en la economía nacional generaría otros 723 millones de dólares en tributos nacionales, provinciales y municipales, con un excedente a favor del fisco de todos los ámbitos de 57 millones de dólares.
‘La mayor rentabilidad del productor por la baja de DEX en soja haría que pague cerca de 373 millones de dólares adicionales de impuestos en el año, en especial, en concepto de impuesto a las ganancias”, indicó.
Los hombres de campo percibirían aproximadamente 48 dólares por hectárea adicionales por la baja de retenciones (son números promedios) luego de pagar todos los impuestos.
En 18 millones de hectáreas de soja cosechadas en la campaña 2017-2018, la masa adicional de recursos a gastarse en la economía sería de 870 millones de dólares, estimó Calzada.
El análisis supuso que los productores podrían ahorrar de manera temporaria cerca del 20% de ese ingreso y gastar el 80% restante en diversas operaciones de compraventa, comerciales, financieras y de servicios.
En consecuencia, estarían en condiciones de gastar inicialmente alrededor de unos 696 millones de dólares. .
Los productores, a este ingreso adicional, lo gastarán en la economía nacional ya sea en inversiones en equipamiento, máquinas, rodados o sembrar más con lo cual aumentarán las erogaciones futuras por insumos, labores, cosecha, seguro, flete, gastos de comercialización, por estructura y administración, entre otros.
El que vende insumos o presta servicios de transporte camionero, por ejemplo, al recibir estos nuevos ingresos adicionales los gastará en su actividad o en otros sectores de la economía nacional.
Lo mismo el que vende una pick-up o una sembradora: en consecuencia, este mayor gasto futuro de 696 millones de dólares se multiplicará en numerosas operaciones comerciales dentro de la economía del país, generando en todas ellas, aumentos en la recaudación de impuestos nacionales (por ejemplo, el IVA), provinciales (Ingresos Brutos) y municipales (derecho de registro e inspección).
“Es lo que se conoce habitualmente como efecto multiplicador del gasto. Teóricamente se define al efecto multiplicador como el conjunto de incrementos que se producen en la Renta Nacional de un sistema económico (PBI) a consecuencia de un incremento externo en el consumo, la inversión o el gasto público‘, explicó Calzada.
También destacó que “la reducción de los derechos de exportación que se implementó a finales del 2015 ha traído como efecto benéfico una mayor área sembrada y producción de trigo, maíz y girasol; lo cual redunda favorablemente en las rotaciones y en la sostenibilidad ambiental del sistema‘.
Pero no todas son flores en el camino y así en la primera audiencia que mantuvo la conducción de Federación Agraria Argentina (FAA), liderada por Omar Príncipe, con el ministro de Agroindustria, Luis Miguel Etchevehere, se reclamó por los crecientes índices de endeudamiento que sufren los pequeños y medianos productores en el país.
Esa franja está afectada por lo que limita el crecimiento y recuperación del campo en general que, para la analista Susana Merlo, es la falta de liquidez y el alto costo del dinero.
“Por otra parte, el tipo de cambio y el costo de los fletes, terminan de sacar de competencia a la mayoría de los rubros que, tradicionalmente, constituyeron el fuerte de las exportaciones locales‘, evaluó.
La realidad es que el sistema agroindustrial necesita en este 2018 nuevas medidas de reactivación a pesar de haya sectores como la ganadería que aumentaron las exportaciones en un 30 por ciento durante los últimos tiempos, por la diferencia que surge al comparar los embarques de noviembre, respecto del mismo mes de 2016.