Es el resultado del levantamiento del veto de EE.UU. a los créditos otorgados por los organismos multilaterales. Macri espera transformar en hechos concretos las promesas de inversiones
«Sabiendo la importancia de este lugar, me infiltré la costilla rota. Es un evento en el que no podíamos estar ausentes, lo importante es haber ayudado al futuro de nuestro país y que esto se transforme en hechos concretos para que la Argentina pueda estar mejor». Las palabras que el presidente Mauricio Macri pronunció a los medios argentinos acreditados en Davos el pasado viernes, apenas horas antes de emprender su retorno al país reflejaron el interés que marcó su paso por el Foro Económico Mundial, no solo para los líderes mundiales que procuraron conocer en primera persona los planes de la nueva administración argentina, sino para el propio Gobierno, necesitado de fondos que reactiven la economía.
Para Macri, más allá de haber cumplido con el objetivo de reubicar a la Argentina en el radar político y financiero internacional, el desafío ahora es transformar en hechos las promesas de inversiones que recogió en el raid de encuentros mantenidos a lo largo de los tres días que trajinó los pasillos del Centro de Convenciones y los principales hoteles de la ciudad emplazada en los Alpes suizos.
Por lo pronto, a la hora de hacer un balance, ya le puede poner cifras a su paso por el cantón de los Grisones: anuncios de inversiones por al menos 1600 millones de dólares y el crecimiento del flujo de créditos de los organismos multilaterales por otros u$s 1000 millones.
Los anuncios realizados por Coca-Cola (u$s 1000 millones para distribución e iniciativas ambientales) y Renault Nissan (u$s 600 millones para fabricar tres nuevos modelos en la planta de Santa Isabel) se anotan en el haber económico del viaje. Significaron el primer aporte del sector privado a una estrategia que, según indicó el Presidente, está pensada en tres pasos: «El corto plazo pasa por los que ya están y que han ratificado aumento de la inversión y poner todo su esfuerzo en crecer. La segunda ola son las multinacionales que ya vienen a invertir en la Argentina para proveer al país y la tercera, que va a confirmar el éxito del proceso, se produce cuando esa multinacional, con materia prima argentina, decida abastecer al resto del mundo».
En tanto, la posibilidad de incrementar los préstamos para infraestructura puede anotarse como uno de los logros de la agenda político-financiera. El Gobierno recogió en Davos los frutos de la relación ?inteligente?, como la calificó Macri, que entabló con la administración de Barack Obama. Su reunión con Biden, acompañada por la que el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay mantuvo con el Secretario del Tesoro de EE.UU., Jack Lew; y el de la canciller Susana Malcorra con el Secretario de Estado, John Kerry; dieron como resultado el levantamiento del veto para que los organismos multilaterales de crédito como el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y la Corporación Andina de Fomento aumentaran el flujo de préstamos a nuestro país, que hoy se exhibe en el costado negativo. Según reveló Prat-Gay, la expectativa es que solo este año el flujo pase de negativo a un número positivo de entre u$s 500 millones y u$s 1000 millones. Por lo pronto, el BID ya anticipó su decisión de elevar hasta u$s 5000 millones el volumen de créditos por los próximos cuatro años.
Ese fue el resultado más relevante de una agenda política que exhibió como punto resonante la reanudación de las relaciones con Gran Bretaña y que incluyó encuentros con autoridades de Francia, Holanda, Irlanda, México, la Organización Cooperativa para el Desarrollo Económico, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional en apenas 72 horas. Antes todos ellos, la Argentina se encargó de hacer conocer su interés en activar rápidamente las tratativas en torno a un acuerdo comercial entre el Mercosur y la Unión Europea. Pero, sobre todo, les comunicó su deseo por dejar atrás la etapa del default y el disgusto por la demora en las negociaciones para arribar a un acuerdo con los holdouts.
Prat-Gay le transmitió la posición a la titular del Fondo, la francesa Christine Lagarde, luego que el Presidente hiciera pública la decisión de cumplir con el artículo IV y colaborar con el organismo en la elaboración de los informes sobre la economía argentina, pero también indicara que no está en los planes endeudarse con el Fondo.
«No tenemos previsto pedir préstamos al FMI. Si vamos a estar muy activos y hemos recibido declaración de apoyo del BID, el Banco Mundial, la CAF, todos están muy entusiasmados en apoyarnos en los planes de infraestructura que les hemos presentado», dijo Macri, y apuntó al ?cuello de botella? que tiene el país en ?el sistema logístico?.
Si bien la relación con el Fondo comenzó a transitar una etapa de menor fricción que la que tuvo durante la administración kirchnerista, el Gobierno pretende moverse con cautela.
Por ello, el ministro le explicó a Lagarde de qué manera se revisará el sistema de estadísticas argentino, tras el cambio de la cúpula del Indec, pero también le recordó que la Argentina mantendrá el reclamo para que se aumente la representatividad de los países latinoamericanos en el FMI, el cual se dispone a reformar su sistema de cuotas. El Gobierno está dispuesto a apoyar la reelección de Lagarde en el organismo, pero solo si no surge un candidato latinoamericano.
El enojo por la postergación hasta el 1 de febrero de la presentación de una propuesta de acuerdo a los fondos buitre, fue señalado por Macri y Prat-Gay públicamente y transmitido también por Malcorra a Kerry. «Le dije que es uno de los temas complicados históricamente y el Presidente ha decidido que se va a sentar, va a negociar responsablemente por una solución razonable, pero es muy sintomático que nos venga una respuesta de demorarlo», dijo y explicó: «Hay un desincentivo de los tenedores de acelerar este tema, un ?taxi? que tiene que ver con los intereses. Queremos hacer una negociación seria, pero ya».
El Gobierno tiene lista una oferta que implica una quita en los intereses de una deuda que calcula en u$s 9882 millones y ve detrás de la demora en la reunión que deben mantener ambas partes con el mediador Daniel Pollack en Nueva York, la especulación de los fondos buitre por incrementar el monto a cobrar a través del mecanismo indexatorio que aplica el juez Thomas Griesa. Por ello, espera que la difusión del hecho a un gobierno como el de Barack Obama, a quien Macri verá a fines de marzo en la cumbre nuclear de Washington y que ha mostrado su interés por la recuperación argentina, contribuya para resolver el tema cuanto antes. Un resultado concreto para recomponer la imagen del país ante el mundo.