En el Gobierno ven la suba del blue como un ataque político que «termina desinflándose». Aun así, ayer decidieron sacar a la ANSeS por primera vez. Buscan mantener a raya al liqui para que arrastre al blue.
El Gobierno reaccionó ante el pico del blue con las pocas armas que le quedan, límites a los volúmenes operados en el mercado de renta fija y venta de bonos para bajar al «contado con liquidación» con la esperanza de mantenerlo por debajo del blue para arrastrar a este último a la baja. Mientras tanto, el Banco Central (BCRA) no se toma el trabajo de dar señales monetarias como retirar pesos de la plaza: ayer inyectó $ 2400 millones en su licitación de Lebac.
La disparada del blue encendió las alarmas en el gabinete económico del Gobierno en la recta final hacia las primarias abiertas simultáneas y obligatorias del 9 de agosto próximo, porque ven en la incertidumbre que pueda generar en el electorado una corrida cambiaria a su único rival electoral. De hecho, asignan a especulaciones puramente políticas la escalada que ayer devolvió al paralelo por encima de los $ 15 por unidad por primera vez desde septiembre del año pasado.
Fuentes oficiales dijeron a El Cronista que esta suba no se trata más que un «manotazo de ahogado de unos pocos que manejan el precio de un mercado ilegal y poco operado, estas subas son una burbuja que ya apareció muchas veces y siempre se fue». La receta para combatir al blue, por el momento, sigue siendo entonces la misma: control policial para frenar los intercambios informales e intervención en el mercado de bonos, donde la relación entre el precio en dólares y el precio en pesos de los títulos soberanos da como resultado el tipo de cambio conocido como «contado con liquidación».
Más allá del desdén con el que se lo trata cerca del ministro de economía, Axel Kicillof, el pico del blue preocupó lo suficiente como para sacar a la cancha al arma más potente del Gobierno, el Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de la ANSeS que se había mantenido al margen de la corrida cambiaria que se desató tras conocerse que el ultrakirchnerista Carlos Zannini sería el compañero de fórmula de Daniel Scioli para las próximas presidenciales, a mediados de junio.
Hasta ahora, era la mesa de operaciones del BCRA la que bajo el mando de Alejandro Vanoli salía a ofrecer pequeñas cantidades de Bonar X y Bonar 2024 en el último minuto de la rueda, para marcar a la baja el liqui. Ayer, fueron los Bonar X en cartera de la ANSeS los que salieron a la venta en volúmenes importantes que según operadores privados rayaron los $ 100 millones nominales. El bono cayó 1,01% en pesos, con lo cual el dólar Bolsa cayó 6 centavos a $ 13,31 y el «liqui» 14 centavos hasta $ 13,41.
Lo que pone nerviosos a los hombres que conducen el ataque contra el paralelo es que el poder de fuego del FGS es limitado. Cuenta con algo más de $ 11.000 millones de Bonar X en su cartera y algo menos de $ 10.000 millones de Bonar 2024. El BCRA, por su parte, no revela sus tenencias pero contaría con unos $ 7.000 millones. Ahí es donde entra la tarea de la Comisión Nacional de Valores, la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac) y la AFIP. Con llamadas e indicaciones para desincentivar la operación de bonos limita el volumen diario para que esa munición alcance hasta octubre.
«Con u$s 100 millones de volumen por día no llegamos, ahora si se mantiene en u$s 10 millones es otra cosa», dijeron. Mientras tanto, la opción de dar una señal ortodoxa y retirar pesos con las licitaciones de Lebac no está en el menú. Ayer era un buen día para usar la aspiradora, ya que vencían sólo $ 7420 millones de Lebac, pero el BCRA recibió ofertas por sólo $ 6002 millones por parte de bancos que tienen que guardar pesos para fondear la emisión de Bonac de mañana con la que el Tesoro cubre gastos que no logra pagar con impuestos. El resultado fue una expansión monetaria de 2400 millones.