La repercusión económica y política de la difusión del dato oficial de precios por encima del 6% podría incrementar el clima de inestabilidad y modificar las estrategias del mercado.
El mercado da por descontado un dato pésimo de inflación del mes pasado o, dicho en los términos de la jerga financiera, los activos locales ya tienen priceado (incorporado en el precio) un registro de suba de precios en torno a 6% en marzo.
Sin embargo, se espera que la confirmación de una suba que puede situarse entre las tres mayores marcas de las últimas tres décadas, tenga repercusiones no sólo económicas sino también políticas, lo que incrementa el marco de inestabilidad. Así, más temprano que tarde en el mercado se instalará con fuerza el planteo de cuál es el momento de re dolarizar las carteras.
Por lo pronto, las opiniones parecen divididas aunque existe consenso en que la dinámica de generar ganancias en dólares apostando a los activos que ajustan por CER tiene fecha de vencimiento en junio. Y que tanto los rendimientos ya obtenidos como el precio de los dólares financieros que parecen haber tocado un piso y, particularmente, los sobresaltos que pueden surgir en los próximos dos meses cuando se concretará la primera revisión del acuerdo alcanzado con el FMI, son fundamentos suficientes para ir convirtiendo nuevamente a moneda dura al menos un porcentaje del portfolio. Es la recomendación, por caso, del especialista en el mercado de capitales, Diego Martínez Burzaco.
“Seguramente seguir apostando a la tasa será un buen negocio por los próximos dos meses. Ahora, es también tiempo de empezar a pensar en aprovechar la caída del contado con liquidación con al menos una parte de la cartera porque, en algún momento, la dinámica se va a dar vuelta. La inercia inflacionaria va a terminar empujando el valor de los dólares libres”, sostuvo Martínez Burzaco. Su advertencia a sus clientes apunta a evitar que “la codicia” conduzca a errores estratégicos de inversión con miras de mediano plazo.
Precisamente, en su último informe, la consultora 1816 advierte del desacople entre la cotización del contado con liquidación, que registra una reducción de 15% respecto de su máximo del año en enero, no sólo en relación a la evolución del dólar oficial -en alza- y a la inflación sino también del ritmo de crecimiento de la base monetaria más Leliqs más pases. Ese desfase, eventualmente, se corregirá.
“El riesgo de que empiece la dolarización está presente desde hace bastante tiempo porque los stocks de pesos en depósitos y en letras o bonos son significativamente importantes. Por ahora, la codicia le ha venido ganando al miedo pero los riesgos de una economía entrando en un esquema de muy alta inflación es lo suficientemente inestable como para que algo de eso empiece a permear hacia los dólares libres”, opinó Pablo Repetto, Jefe de Research de Aurum Valores, quien sumó una advertencia: “Muchos fondos e inversores ya han logrado un rendimiento muy alto medido en dólar libre, por lo que a partir de ahora podría verse un corrimiento paulatino hacia activos más seguros”. Esa es, precisamente, la cuestión que dejará planteada el INDEC mañana a las 16 cuando dé a conocer el índice de inflación de marzo.
Desde Cohen SA, sin embargo, consideran que todavía hay margen más allá de los enormes desafíos que tiene por delante la economía. “El dato parece que está descontado en el mercado que va a ser muy alto pero, probablemente, sea menor al número que se instaló. Eso puede generar un efecto alivio, con muchas, muchas comillas”, apuntó el jefe de Estrategia de la compañía, Martín Polo.
En cualquier caso, tanto el avance de los precios en febrero como el registro del IPC que se conocerá de marzo como el que probablemente se verifique también en abril tienen un rasgo de excepcionalidad: a diferencia de la mayoría de los casos en los que saltó el índice de inflación en los últimos años, en esta ocasión esa suba no está asociada a una devaluación brusca. “El temerario dato de inflación de marzo estará, seguramente, en el podio de los 3 registros más altos de los últimos 30 años. Sin embargo, lo verdaderamente especial del dato es que se trata de un registro cualitativamente distinto a cualquiera de sus tristemente célebres precedentes: no surge como el efecto de un shock cambiario”, analizó el equipo de research de Consultatio en su último informe en el que apuntó que el Gobierno “levanta las anclas”, es decir, apura la suba del dólar oficial y ajusta tarifas, al mismo tiempo que se larga la tormenta.