La meta de inflación 2017, fijada en una banda de entre 12% y 17%, fue quebrada en sólo 9 meses y la del 10% con 2 puntos de margen de error para 2018 no tiene muchos fieles.
Aumentos de tarifas mayores a lo esperado prometen un registro de inflación de diciembre bien por encima del 2% y tienen al presidente del Banco Central (BCRA), Federico Sturzenegger, como blanco de críticas que surgen desde afuera, desde cerca y desde dentro del Gobierno.
Pero más allá de que no atraviese su momento de mayor popularidad el banquero central probablemente tenga algo para festejar por el redoblado ritmo de reducción de subsidios que encabeza el ministro de Energía, Juan José Aranguren. Y ese es el hecho de haber adelantado inflación del 2018 a 2017, lo que en el margen puede acercar la inflación del año que viene a la meta oficial.
La meta de inflación 2017, fijada en una banda de entre 12% y 17%, fue quebrada en sólo 9 meses y la del 10% con 2 puntos de margen de error para 2018 no tiene muchos fieles. Las expectativas de inflación para este año están en 23,5%, para el año que viene en 16,6% y crecen mes a mes.
La tarea «más fácil» que se había fijado Mauricio Macri antes de ser electo, la de superar la inflación, es un poco más complicada de lo que aparentaba originalmente. Y eso levanta críticas a la figura económica más importante del Gobierno. Incluso entre funcionarios.
La más común es que metas demasiado ambiciosas aumentan los costos de desinflar (tasas altas, dólar bajo) y generan el riesgo de que el régimen deje de ser creíble.
La falta de coordinación entre el Ejecutivo y el BCRA es otra de las críticas más habituales a la política monetaria y a sus resultados alejados de las metas de inflación que se fijaron allá por enero de 2016. Ahí no la liga Sturzenegger solo.
Así, por ejemplo, la eliminación del mecanismo de ajuste trimestral de los precios de la nafta y la liberación del mercado de combustibles supo agregar 0,4 punto porcentual a la inflación de octubre.
De la misma forma, la suba de tarifas que concentra aumentos de gas y electricidad este mes, pero se extiende hasta abril del año que viene, podría impulsar al dato de inflación de este mes hasta a 2,8%, según las previsiones más pesimistas.
Sin embargo, con la meta de este año ya oficialmente descarrilada, el apuro oficial por reducir déficit y subsidios le puede jugar a favor al BCRA el año que viene. La estimación, algo a ojo, es que al trasladar aumentos previstos para el año que viene a este año, se resta cerca de un punto porcentual a la inflación (las expectativas están a 4,6 puntos de distancia del techo de la meta, con lo cual esto las acercaría bastante).
Otra ayuda podría llegar de la mano de los atrasados aumentos en el transporte, que prepara Guillermo Dietrich, ministro del área. Más allá de un salto inicial, podrían dosificarse mes a mes.