La financiación de importaciones alivió pagos por u$s1.500 millones y buscan ampliarla. Esperan más agrodólares. Con el objetivo trimestral de acumulación de divisas en cuestión funcionarios afirman que, si se diera un eventual desfase, podría compensarse en el segundo semestre.
La escasez de divisas y las dificultades para cumplir la meta de acumulación de reservas pautada para el segundo trimestre en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional es uno de los temas de discusión clave de la agenda económica actual. Dentro del Gobierno, con el FMI y en el mercado. De la capacidad de retener en las arcas del Banco Central los dólares de la liquidación récord de divisas dependerán, en parte, las chances de sostener el ritmo de recuperación de la actividad económica, en el contexto global desafiante marcado el shock de la guerra.
Los altos precios de la energía, los pagos de deuda financiera privada y la demora en la llegada de los desembolsos comprometidos por bancos multilaterales dificultaron la recuperación de las reservas netas. La meta pactada con el Fondo establece que para fines de junio deberían acumular un alza de u$s4.100 millones respecto del nivel de diciembre de 2021; a fines de mayo, según cálculos del economista Leandro Ziccarelli, estaban unos u$s2.600 millones por debajo de la cifra requerida. Si bien apuntan a lograrlo y el Gobierno descartó un pedido de “waiver”, algunos funcionarios admiten que podría complicarse el cumplimiento del objetivo del segundo trimestre en tiempo y forma. Aunque consideran que eso no sería problemático y afirman que, en caso de existir algún desfase temporal, habrá comprensión en Washington: eventualmente, confían en compensarlo en el segundo semestre y cumplir con la meta anual de acumulación de u$s5.800 millones.
Para ello, el Gobierno apuesta a la reversión de algunas de las variables mencionadas, fundamentalmente la llegada de préstamos de la banca multilateral y la aceleración de las exportaciones de soja. También al impacto de las últimas regulaciones del BCRA en la reapertura del crédito comercial, un punto en el que comienzan a ver algunas señales positivas. Según datos del equipo económico a los que accedió Ámbito, la incipiente recuperación del financiamiento para el pago de importaciones permitió que en lo que va del año se pagaran en efectivo u$s1.500 millones menos por los bienes ingresados al país.
Este monto sirvió para morigerar un poco el shock externo, aunque no alcanzó para acelerar las compras de divisas del Central en los primeros meses de la temporada alta de liquidación de agrodólares. Pero el objetivo oficial es que el crédito comercial siga creciendo y, por eso, la autoridad monetaria les pidió a los bancos que habitualmente otorgaban líneas de préstamo para importadores que retomen esa práctica, caída durante los últimos años.
En concreto, entre enero y mayo de 2022 se registraron en Aduana importaciones récord a precio FOB (libre a bordo) por u$s30.500 millones, pero las divisas demandadas en el mercado oficial por parte de las empresas para afrontar las compras al exterior totalizaron unos u$s29.000 millones. En buena medida, afirmaron fuentes oficiales, eso se debe a la financiación de importaciones.
En los años anteriores, la tendencia era inversa: salían más dólares para cancelar importadores de los que se necesitaban para pagar la mercadería ingresada al país. Esto se debió al auge del pago anticipado de importaciones, una práctica que suele incrementarse en contextos de alta brecha cambiaria y de especulaciones con un eventual salto devaluatorio. En 2020, se pagó importaciones por u$s41.900 millones, mientras que por Aduana pasaron u$s40.300 millones FOB; en 2021 se canceló u$s61.100 millones, muy por encima de los u$s59.300 millones de mercadería ingresada.
La dinámica actual responde en parte a una regulación del BCRA (la comunicación A 7466) que restringió el acceso al mercado de cambios para los importadores por hasta un 5% adicional del valor importado en 2021 o un 70% más que lo comprado en 2020, y obliga a financiar a 180 días cualquier excedente. La medida, que fue muy cuestionada por parte de las empresas y derivó en algunas adecuaciones para paliar problemas sectoriales, está vigente de marzo, pero según los funcionarios empezó a tener algo más de impacto en la reducción de los pagos en efectivo a partir de abril. Esperan que el efecto se amplíe en los próximos meses.
Según supo este diario, ese es uno de los argumentos que utilizan los negociadores argentinos ante el FMI para sostener que Argentina tendrá los dólares necesarios para crecer alrededor del 5,5% este año, un punto por encima de lo previsto en el acuerdo, y al mismo tiempo cumplir con una meta anual de reservas que, dicen, no está en discusión. Todo eso ante un organismo que suele recetar un enfriamiento de la economía en pos del objetivo de reservas y un oficialismo que tiene a la administración de los dólares como un eje de debate.
En algunos despachos oficiales sostienen que, en caso de no llegar a cumplirse con la acumulación de divisas pautada para fines de junio, podrá recalibrarse la temporalidad de ese objetivo y compensarse en el segundo semestre ya que el eventual desfase respondería a factores “exógenos”, como el impacto de la guerra en el valor de las importaciones energéticas y la demora en la llegada de desembolsos de bancos multilaterales.
Sobre este último punto, estaba previsto en los números pactados con el Fondo que para este momento del año hubiera un saldo neto positivo entre los desembolsos y los pagos de unos u$s700 millones. Pero cierta demora en la llegada de giros de entidades como el Banco Mundial, el BID y la CAF hace que el saldo en lo que va de 2022 sea levemente negativo, lo que atenta contra el objetivo de reservas trimestral. “Puede que haya algún desfasaje en alguna proyección trimestral, pero que se compensa luego”, aseguró una fuente oficial a Ámbito. Y señaló que el próximo desembolso de envergadura se espera que lo envíe el BID a fines de junio o principios de julio por unos u$s500 millones.
Además, en el equipo económico creen que, pese a las liquidaciones récord del agro (impulsada hasta ahora por los precios), hay una porción significativa de la cosecha de soja aún por exportarse que incrementará los ingresos en las próximas semanas. Con todo, descartan los rumores que circularon en las últimas horas sobre un nuevo endurecimiento del cepo.
La meta de reservas es uno de los tres criterios de desempeño (junto al recorte del déficit fiscal y del financiamiento monetario) que monitorea el FMI a la hora de aprobar los desembolsos con los que se refinancian trimestre a trimestre los u$s45.000 millones de deuda que tomó Mauricio Macri. En lo próximos días se espera que el organismo apruebe la revisión de los objetivos correspondientes al período enero-marzo.