Esta semana finalmente terminó de explotar la inconsistencia generada el 28D cuando se relajaron las metas de inflación y la política monetaria. Como ya comentamos unas cuantas veces esa “recalibración” no hizo más que meter ruido y destruir la confianza en el Banco Central (BCRA). Los inversores percibieron que se dejó de lado la lucha contra la inflación y lo único que se generó fue una escalada del dólar que continuó hasta estos días y tuvo esta semana su momento culmine.
En la semana continuó fuerte la venta de divisas por el BCRA para tratar de contener el apetito comprador pero no lograba calmarlo, marcando el jueves un máximo para el mayorista en 20,90 (bien arriba de 21 en casas de cambio y bancos para el público). Las acciones se sumaban a ese desconcierto y acumulaban 6 bajas consecutivas cayendo en lo que iba de la semana 5% aproximadamente, llegando el Merval a menos de 30.000 puntos. Y los bonos en pesos también caían.
El viernes arrancó todo igual con el dólar mayorista negociándose en 20,90 pero luego un giro en la estrategia del Banco Central cambió todo. De improviso y fuera de reuniones formales decidió subir la tasa de política monetaria de 27,25% a 30,25% un salto más que grande. Y al mismo tiempo siguió ofreciendo todos los dólares que le demandaban. Esto inmediatamente planchó la cotización y al final del día se terminó negociando en torno a 20,50. Como consecuencia de esta movida cayeron el precio de todos los bonos ese viernes: los nominados en pesos afectados por la suba de tasa y los nominados en dólares por la baja del mismo. Extrañamente –o no tan extrañamente- las acciones revivieron y subieron 1,8% ese viernes a contrario de lo que podría esperarse por una suba de tasas. Pero ahora explicaremos ese fenómeno.
El 28D se desató una crisis de confianza. Una incoherencia en el modelo muy grande. Por un lado se pregonaba la lucha contra la inflación y por el otro se relajaba la política monetaria. Los inversores sin duda prefieren mirar lo que hacen los gobiernos y no lo que dicen, por lo tanto buscaron refugio en el dólar y todos estos meses hemos visto una suba importante del mismo (que muy lejos está para mi gusto de una corrida, apenas corrige el atrasa cambiario). Metámonos por un segundo más en la cabeza del inversor: a este combo que ya no le gustaba demasiado se sumó estos días las luchas con la oposición por el tema de tarifas donde se muestra que lamentablemente nuestra oposición es cualquier cosa menos constructiva. Y luego entra a regir el cobro de impuesto a las ganancias para inversores extranjeros por los que ahora deberán pagar por sus lebacs. La respuesta a la pregunta “¿si usted fuera inversor, que haría?” resulta bastante obvia: salir corriendo…. Y eso es lo que pasó.
Por eso fue muy importante lo que ocurrió el viernes. El Banco Central salió a dar una señal de independencia y a mostrar que está dispuesto a dar la lucha contra la inflación. Subió las tasas con lo cual saca dinero de la calle y vuelve a generar apetito por el peso. Los inversores tomaron muy positivamente esa señal, la sangría se cortó y le renovaron un voto de confianza aunque creo que por muy poquito tiempo. Si no continúa dando señales positivas la cosa puede ponerse peor. Aunque por ahora le dieron ese voto y eso es lo que se vió muy claro en el mercado accionario y por lo cual a pesar de una fuerte suba de tasas vimos un importante rebote en la bolsa. Por suerte este rebote continuó lunes y martes en el exterior ya que aquí fue feriado. Pero las acciones argentinas continuaban con fuerte subas ayer y hoy. Así y todo apenas están recuperando lo perdido la semana pasada.
En el medio, ¿qué quedó de todo esto? Yo creo que macroeconómicamente lo que pasó no fue del todo malo pero va a costar volver a generar confianza y esto es mucho peor. Todo lo que esta Administración había predicado se dejó de lado sin saber por qué. Por otro lado digo que macroeconómicamente el resultado no fue del todo malo; repasemos. La suba del dólar dinamizó las exportaciones que crecieron un 13% en el primer trimestre, un número bastante alentador. Por otro lado la venta de reservas sacó al mismo tiempo montañas de pesos de la calle haciendo más fácil la esterilización para bajar la inflación. La fuerte suba de tasas hace prever que la esterilización de pesos en el futuro va a seguir y que por ende realmente se puedan bajar los índices de inflación. A su vez, el BCRA tuvo un buen resultado por la venta de dólares ya que los había comprado a mucho menor precio. Es cierto que la suba del dólar generó inflación pero ahora debería ser cuesta abajo.
En síntesis. Si se continúa con esta política de tasas altas y no hay vuelta atrás con lo de tarifas, estoy dispuesto a creer que se encaró de nuevo la lucha contra la inflación. Espero señales desde todos los ámbitos!
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¡Hasta la semana que viene!