Ante los riesgos que acechan en el horizonte más cercano, están vendiendo bonos cortos, que rinden hasta 16% para migrar a títulos más largos, que ofrecen retornos de 10%.
La incertidumbre en el mercado va en ascenso. Los bonos en dólares argentinos han visto perder importantes posiciones en los últimos meses por el riesgo electoral, así como también por dudas con relación a cuestiones financieras y la capacidad de pago del próximo gobierno.
Por eso, los inversores hoy están migrando de la parte corta a la larga de la curva de deuda soberana. Compran bonos que rinden 16% para posicionarse en otros que pagan 10% pero ofrecen mejor refugio.
En las últimas jornadas los bonos más cortos han visto importantes bajas precisamente producto de este desarme de posiciones por parte de quienes buscaban posicionarse en bonos más largos. Así, hubo ventas de bonos como el Bonar 20 y Bonar 2024, que rinden entre 13% y 15%, para comprar bonos más largos, con retornos de 10%-11%.
Como consecuencia, en la última semana el tramo corto y medio de la curva soberana argentina se desplazó hacia arriba en 100 puntos, mientras que en el último mes fueron 250 puntos básicos. En la parte más larga de la curva, la ampliación de spreads es nula en el último mes mientras que se registra una compresión de entre 15 a 25 puntos básicos en la última semana.
En definitiva, se trata de un arbitraje que no hace más que profundizar la llamada inversión de la curva soberana.
Una curva invertida implica precisamente que los bonos más largos rinden menos que los títulos con vencimientos más cercanos en el tiempo debido al escenario de incertidumbre que domina en la Argentina y que lleva a los inversores a cubrirse de los riesgos más inmediatos.
Martín Saud, senior trader de Balanz, entiende que muchos inversores están realizando dicha estrategia ya que parte del mercado ve chances de que gane CFK y que, ante tal escenario, los bonos locales caigan en default.
«Cuando se cae en default, el valor de recupero de los bonos generalmente tiende a ser entre 50 dólares y 40 dólares. Por ello es que se venden bonos con paridad alta como el Bonar 20 o Bonar 24 con paridades de 90 dólares y se compran bonos con paridades bajas que se encuentran en la parte larga de la curva como el Pary o century», sostuvo.
Haciendo números rápidos, Sued destaca que, al vender bonos cortos y pasarse a largos ante un escenario de default, el riesgo de perder es más elevado en la parte corta. En otras palabras, si se llega a defaultear se pierde un 10% estando en la parte larga contra un 40% en la parte corta. Si en cambio, gana Macri las elecciones, la ganancia potencial es mayor gracias a la compresión de spread en la parte más larga.
«Ante un escenario de riesgo de default, se venden bonos cortos que operan en 90 dólares de paridad ya que, si se defaultea, los inversores pasarán a perder 50 a 40 dólares por cada bono. En cambio, en los bonos más largos como el Pary, la perdida potencial es de 5 dólares contra. Por otro lado, si gana Macri, la suba de la paridad por la compresión de riesgo país será más importante en la parte larga, la cual se beneficiará más aún por una compresión de spreads. Con Lavagana probablemente tengamos más compresión en la parte más corta de la curva», anticipó Saud.
Diego Martínez Burzaco, director de MB Inversiones, tiene una visión similar y agregó que el antecedente inmediato que tenemos es el default de 2001.
«En aquel momento se veía que los bonos operaban con una paridad del 25% al 30% en momentos en que se llegaba a una renegociación de la deuda y justo antes de anunciar el default. Ante la incertidumbre que hay, y con la posibilidad de reestructuración, la cual depende de quien gane las elecciones, quienes quieran estar posicionados en bonos argentinos lo hacen en paridades más cercanas a ese número (30%)», anticipo Martínez Burzaco.
Por otro lado, aclaro que no necesariamente debe haber un default, aunque el ejemplo de 2001 es el escenario que tenemos más fresco en la memoria.
«Los bonos como el Par que están entre 50% de paridad son los más buscados igual que el Century. Hoy en día, el arbitraje se centra en la venta de bonos de corto plazo para irse a bonos más largos ya que estos tienen menos capital para perder en el caso se haya un evento de incumplimiento», explicó.
Finalmente, Diego Falcone, head portfolio manager de Cohen agregó que se estuvo viendo la venta de bonos más cortos para pasarse a bonos más largos como cobertura ante un posible escenario de stress o default.
«Estamos viendo la venta de bonos locales con legislación argentina que muestran paridades altas y se están yendo a posicionarse en bonos más largo con paridades más bajas. De esta manera los inversores se están posicionando de una manera tal que se anticipan a un escenario de default», dijo Falcone.
Este arbitraje que hoy están realizando los inversores no hace más que profundizar la inversión de la curva soberana, lo que supone a su vez exacerbar las dudas sobre el pago de la deuda.