Las elecciones presidenciales del mes pasado y sus sorpresivos resultados están acelerando la transición entre una administración que ha soportado (y profundizado) distintos desequilibrios macroeconómicos, y una nueva que se espera pueda resolverlos con eficacia. Superada la elección, la población ha sentido la inminencia de los cambios, graduales o no, mucho más cerca que antes. Más aún, las más ajustadas posibilidades de los candidatos hicieron más factible la idea del shock, despertando el olfato entrenado del ahorrista argentino para cubrirse de los riesgos cambiarios.
Ante todo, una devaluación es un cambio en un precio relativo; la misma cantidad de pesos pueden comprar menos dólares, por lo tanto aquellos con ahorro y/o ingresos en dólares ven incrementar su riqueza en términos de bienes producidos internamente, mientras aquellos con ahorros y/o ingresos en pesos sufren de una caída en su riqueza en términos de bienes externos. Esta dinámica distributiva, además, puede ser fuertemente exacerbada si la devaluación muestra un pase a precios significativo.
Es este escenario de riesgo el que se intenta cubrir a través de cualquier instrumento posible. Las ventas de dólar ahorro por ejemplo, se han acelerado sin pausa (mientras a principio de año se rompía el record y alcanzaban los u$s 400 millones mensuales, los últimos 4 meses la AFIP ha permitido ventas por u$s 700 millones mensuales). A esto debe agregarse la cobertura a través de contratos de futuros, que permiten a aquellos con la espalda financiera suficiente para cubrir las garantías, asegurar contratos a un dólar más barato que el esperado. El BCRA ha mantenido un fuerte control sobre este mercado, interviniendo desde hace tiempo a través de la venta de contratos, con el objetivo de disminuir la cotización esperada de cara al 2016. Durante esta semana, los controles han tomado una nueva dimensión. El ROFEX y Argentina Clearing han disminuido el números de posiciones que los inversores pueden dejar abiertas a 5.000 contratos por vencimiento y 10.000 contratos en total (equivalente a cerca de 5 y 10 millones de dólares respectivamente), llevando los contratos diarios a un mínimo de 150 mil en promedio. A su vez, el viernes pasado vio un aumento en las garantías necesarias para operar contratos.
Durante octubre, el número de contratos a futuro operado en el ROFEX se incrementó fuertemente, reflejando la toma de nuevas posiciones en dólares para cubrir el riesgo cambiario. Los contratos pasaron de un promedio de 400 mil por día a uno de más de 900 mil. A pesar de este aumento en el volumen, los futuros a diciembre y comienzos de 2016 no se movieron por encima de los $11 por dólar, gracias a las intervenciones del BCRA. Esto representa un importante costo latente para el Central: abrir contratos a un dólar artificialmente bajo, significa que al vencimiento deberá cubrir pérdidas considerables. Si bien no deben ser pagadas en moneda extranjera –y por lo tanto no representan mayor presión sobre las reservas internacionales—, la emisión de pesos que necesitará realizar el Banco Central para cubrir estas posiciones pueden hacer difícil el éxito de una política monetaria anti-inflacionaria.
Los nuevos límites sobre la operatoria en el mercado de futuros se quedarán cuanto menos hasta el ball otage del 22 de noviembre, sumados a mayores límites para la compra de dólares para importadores y servicios turísticos. Desde hace una semana, los importadores pueden obtener solo 75 millones de dólares sin necesidad de tramitar una autorización –el límite estaba antes en 140 millones, y en 210 hasta agosto—. A pesar de estos intentos por interrumpir una corrida al dólar, el BCRA ha tenido que salir a vender un volumen creciente de divisas, alcanzando más de 4.000 millones de dólares en los últimos 3 meses, y haciendo que las reservas toquen mínimos de los últimos 10 años. Los resultados electorales sin duda han roto los marcos interpretativos con los que la población formaba sus expectativas cambiarias. La política ha acaparado toda la atención del público y de los medios, y la economía comienza ya a acelerar el ritmo de los cambios. Sea cual sea el resultado del próximo ballotage, la población estará esperando decisiones rápidas.
Fuente: http://ow.ly/UqyMT