A menos de un mes de su desaparición formal, siguió cayendo el stock de las Letras de Liquidez y es hoy menos de la mitad que la semana pasada. Cuál será el destino final de todos esos pesos
A menos de un mes de su desaparición formal, fechada para el 11 de enero del próximo año, la “bola de Leliq” ya empieza a ser una anécdota que probablemente mutará en complicaciones económicas con otra denominación. Por lo pronto, el stock de las célebres letras de liquidez del Banco Central se ubica hoy en apenas 10% del nivel que supo alcanzar hace pocas semanas. Esa deuda, que superó los $20 billones, migró a Pases a 1 día de plazo, instrumento cuya tasa de interés regirá a partir de ahora como la referencia para la política monetaria. No hubo renovación de Leliq y el monto total asciende a $2,2 billones.
La montaña de pesos que ahora el Tesoro buscará absorber, colocada en los Pases, asciende a $24 billones, de los cuales más de la mitad corresponde a liquidez de los bancos privados -$14,6 billones- mientras que $8,2 es de bancos públicos y el resto, $1,2 billones, a los FCI. Ante la tasa marcadamente negativo que impuso el BCRA a principios de semana, de apenas 9% mensual en un contexto de inflación que se proyecta en 30% para este mes, la expectativa es que una gran parte de esa se vuelque a la licitación de bonos del Tesoro que hoy se llevó a cabo desde el Ministerio de Economía.
Para asegurar una “avalancha” de pesos en esa colocación, que incluye una nueva Letra de Descuento (LEDE) a 30 días cuya tasa se descuenta también claramente negativa, el BCRA desplegó en fases un minucioso operativo.
El primer paso fue aplicar la fuerte baja de la tasa de interés y anunciar, al mismo tiempo, que las Leliq se extinguirán. Es decir que, más allá de la merma del stock, el Banco Central dejará a partir de enero de ofrecerlas para su renovación. Esa baja de tasas, que se redujo a 100% nominal anual también alcanzó a la tasa pasiva de los plazos fijos, cuyo rendimiento se ubicó en un mínimo de 110% anual.
El segundo paso se basó en modificar los límites y condiciones para la tenencia de los bancos de títulos públicos destinados a integrar encajes. En este sentido, la consultora financiera Outlier remarcó que el último dato de integración de liquidez bancaria con títulos públicos del Tesoro es el de noviembre y ascendió a 18% de los depósitos totales, un total $ 6,7 billones de pesos. Es de presumir que, con las modificaciones habilitadas, que permiten a las entidades integrar esos encajes con títulos de menor plazo que los contemplados hasta antes del cambio (90 días), ese porcentaje crecerá a partir de la operación de hoy.
Ambos movimientos complementan la licuación inmediata del stock de pasivos remunerados convertidos al dólar oficial al momento de la devaluación. Según opinó el economista Gustavo Ber, “el agresivo cambio en la estrategia del BCRA, poniendo fin a las Leliq junto a la reducción de las tasas de plazos fijos, conllevará a una montaña de liquidez desesperada por rendimiento -aún a tasa real muy negativa pero que intente minimizar la licuación- y así potenciaría la demanda en la licitación del Tesoro”.
Con esta estrategia, el desarme de las Leliq, identificado como uno de los elementos imprescindibles para avanzar hacia la unificación cambiaria, se alcanzaría en un plazo relativamente corto. Sin embargo, persiste la duda del destino final que tendrán los pesos que absorberá el Tesoro. Al respecto, fue viral el planteo que hizo el economista Ivan Carriño en un posteo en X, en el que se planteó si se usarán para cancelar la deuda del Tesoro con el Banco Central, lo que evitaría la expansión monetaria y una mayor presión inflacionaria. “Correctooooo”, fue la respuesta que recibió el analista por parte del presidente Javier Milei, lo que generó una amplia repercusión del intercambio.