Ni la volatilidad del petróleo ni la renovada crisis de Grecia consiguieron conmover los bonos argentinos, que desde que arrancó 2015 muestran una solidez sorprendente. La mayoría de los papeles emitidos bajo ley argentina no sólo volvieron a los niveles predefault técnico, sino que incluso ya los superaron.
Ayer fue otra jornada muy positiva para toda la curva de rendimientos, especialmente en los bonos a mediano plazo. Sin embargo, la preferencia de los inversores ahora es muy marcada, ya que la demanda se concentra sobre todo en los títulos emitidos bajo legislación local, que no están alcanzados por el fallo del juez Thomas Griesa. En cambio, la deuda bajo legislación norteamericana y europea apenas se mantiene. Sucede que al no haber indicios de que el Gobierno está dispuesto a negociar con los «holdouts» durante este año, el atractivo de estos títulos cae sustancialmente y se seguirían acumulando vencimientos impagos a lo largo del año.
Todos los títulos emitidos con ley argentina presentan fuerte demanda. El Boden 2015, el más corto de la curva, ya cotiza a u$s 102. Ya prácticamente desaparecieron las dudas entre los inversores sobre la capacidad de pago del Gobierno en relación con un título que vence en nueve meses. La posibilidad de que se realice una colocación en los mercados para hacer frente al vencimiento le dio todavía más impulso.
El Bonar 2017 siguió la misma tendencia y finalizó en u$s 98,50, lo que significa un rendimiento del 8,8% anual. Y el otro título que también rompió el umbral del 9% es el Bonar 24, el favorito del mercado por tasa y duración. Este papel superó ayer el nivel de u$s 101, con lo que el rendimiento cayó al 8,85% anual. En otras palabras, si el Ministerio de Economía decidiera salir al mercado para conseguir fondos frescos podría acceder a tasas que ya están por debajo del 9%.
La colocación de YPF por u$s 500 millones -que se cerró anteayer- tuvo un efecto favorable en la deuda argentina, ya que dejó claro que la intención del Gobierno es retomar el acceso a los mercados. Se trata, por otro lado, de una vía para reducir la presión que hay sobre las reservas ante la salida de divisas por presión de los importadores y el dólar «ahorro». La Ciudad de Buenos Aires también avanza para efectuar una emisión internacional en el transcurso de este mes, si las condiciones financieras se mantienen.
Pero lo más importante en relación con la deuda argentina es la perspectiva de los inversores sobre un cambio de Gobierno. La expectativa de que la próxima administración será más amigable con los mercados automáticamente mejora el humor de los potenciales compradores. Y paradójicamente el hecho de que baje el rendimiento suma más compradores al mercado, al percibirse a la deuda argentina como menos riesgosa.
La incógnita es hasta qué punto puede continuar el fuerte rally de la deuda argentina. Sucede que con el fortalecimiento del dólar a nivel global y la crisis del petróleo, en general los títulos de mercados emergentes se vieron afectados y aumentaron sus rendimientos. Esto incorporó otro elemento para tener en cuenta, ya que ahora los fondos de inversión tienen más opciones para conseguir rendimientos favorables en sus carteras. En otras palabras, la deuda argentina pasó a tener mayor competencia por parte de bonos soberanos y corporativos de la región y de otros países emergentes. Así, la suba de precios y por ende la caída de rendimientos de la deuda argentina podrían encontrar límites en las próximas jornadas, aunque los cupones de interés siguen siendo lo suficientemente atractivos como para que no aparezcan demasiados vendedores.
Fuente: http://www.ambito.com/diario/noticia.asp?id=777802