Fue después de la sesión para tratar la reforma previsional. Disputa Caputo-Sturzenegger por el costo del dinero
El dólar arrancaba el viernes en $17,53 subiendo un 1,5% en la semana y dando una señal de despertar.
¿Cabe esperar un salto importante de la divisa? No, pero sí un reacomodamiento a partir de las compras de ahorristas y empresas que lo ven bajo y, también, con el beneplácito del Banco Central que aspira a mejorar los números de su balance sobre el fin del año.
La suba,además, encontró fundamentos en los incidentes del jueves en el Congreso, cuando el oficialismo intentaba tratar la reforma previsional, y en la idea de que el Gobierno deberá desembolsar fondos adicionales para conseguir su aprobación.
También actúa como trasfondo del momento económico la idea de que el Central no termina de convencer a los mercados de que sólo con una elevada tasa de interés logrará vencer a la inflación de dos dígitos cuando aún está abierto el grifo en materia fiscal.
Esas dudas sobre la efectividad de las tasas elevadas se potenciaron a partir de una jugada del Ministro de Finanzas que le permitió conseguir fondos al Tesoro a un costo menor al que paga el Central.
¿Cómo puede ser que Caputo pague tasas de interés tres puntos más bajas que Sturzenegger y nadie diga nada? fue la pregunta de un experimentado banquero que buscaba respuestas entre algunos funcionarios de la Casa Rosada.
El interrogante nació como resultado de que el ministro de Finanzas colocó el miércoles letras del Tesoro a más de seis meses a 25,60% anual mientras que el Banco Central paga 28,75%, en lo que implica un mensaje claro para el titular del Central: ¿ A quién benefician estos tres puntos de diferencia?.
En el Central dicen que dos de esos tres puntos son porque los bonos del Tesoro, a diferencia de las Lebac, que se canjean acá, se pueden liquidar afuera. Y el otro punto es porque desde Finanzas se buscan financiadores cautivos, como es el caso de las compañías de seguros.
La puja está sobre la mesa y el mensaje hacia Sturzenegger es claro por parte de la cúpula del Gobierno que conforman el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y sus subjefes, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui. El ministro Caputo no habría avanzado sin un guiño de la Rosada en el intento de financiar al Tesoro a una tasa menor.
Pero la puja excede el marco del Gobierno y está relacionada con la renta de los instrumentos de un Estado que hasta ahora no logró coordinar la dureza de la política monetaria con un déficit fiscal que se resiste a bajar y necesitará financiamiento intensivo por bastante tiempo.
Los incidentes del jueves y la postergación de la votación de la reforma previsional en el Congreso cambiaron el escenario también cuando la diputada Elisa Carrió anunció el otorgamiento de un bono compensatorio para los jubilados como forma de serenar las aguas. ¿Es que con los cambios al régimen de actualización no alcanzaba?
El presidente Mauricio Macri tiene jugadas todas sus fichas a la aprobación de la reforma previsional y cuenta con el aval de la mayoría de los gobernadores que aspiran a beneficiarse en algo con parte de los $70.000 millones de ahorro que podría implicar el cambio de la actualización jubilatoria. Pero ahora deberá esperar y recalcular los números a pesar de haber estado cerca de conseguir los votos necesarios para el quórum y poder avanzar.
El agujero fiscal del año próximo, suponiendo que el Gobierno logre consolidar el camino para bajar el déficit a 3,2% del PBI,llega a $395.000 millones y eso requerirá financiamiento en pesos o en dólares. Sea por una vía o por otra, el Central se encontraría frente al dilema de aflojar, o no, la dureza monetaria.
Los caminos para hacerlo podrían ser: seguir comprando los dólares que Caputo consigue colocando bonos en el exterior, o bajando el stock de Lebac (como lo hizo frente a las compañías de seguro en las últimas semanas) para permitir que el Tesoro consiga los pesos necesarios para seguir cubriendo en déficit.
Un costo de recurrir al financiamiento externo —como lo hizo y lo seguirá haciendo el Gobierno— se conoce: el precio del dólar se retrasa y las exportaciones quedan cortas frente al aumento de las importaciones.
Además, siempre pesan las críticas porque la deuda va en ascenso y la ganancia financiera de los inversores que se pasan de dólares a pesos para aprovechar la ventaja financiera que brinda el atraso cambiario continúa siendo muy interesante.
La política tiene sinsabores y el Banco Central los padece después de la «jugada» de Caputo para conseguir fondos para financiar el déficit a una tasa más baja que la de las Lebac pero que supera a la marcha de la inflación.
En el entorno de Sturzenegger aseguran que los índices de diciembre no registraron aún el aumento de la luz pero sí el de las naftas y confían en que el índice no llegue al 3% de suba que pronosticaron los economistas privados y ratificaron en los últimos días. La inflación está aún lejos del 1% mensual de promedio que había estimado el Central para este último trimestre del año.
Pero más allá del índice de diciembre, en el Gobierno crece la idea de que Sturzenegger no volvería a subir la tasa, lo que podría abrir una discusión sobre la meta de inflación de 10% para el año próximo.
Una adelanto de la tensión que se genera en torno de esa meta lo dieron los primeros aprontes en torno a la paritaria de los bancarios que arrancará en enero y suele tomarse como parámetro para las negociaciones del sector servicios.
La banca oficial tanteó a los dirigentes sindicales con un aumento salarial de 9% más lo que suba la inflación por encima de ese porcentaje. La contrapropuesta llegó rápido y fue de 16% y cláusula gatillo. Se trata de las primeras conversaciones, pero marcan una brecha difícil de llenar.
El sendero económico para 2018 empieza a definirse y en la sesión de Diputados prevista para mañana están depositadas muchas de las expectativas sobre el resultado fiscal e inflacionario del año.
Fuente: https://www.clarin.com/economia/desperto-dolar-calor-peleas-jubilaciones-tasas_0_BySRXF-Mf.html