La balanza comercial registró en octubre un leve superávit, en especial por el desplome de las importaciones. No hay explosión de ventas al mundo
La idea de que tras la fuerte disparada del tipo de cambio (el dólar subió casi 88% en los últimos siete meses) se daría una recuperación súbita de la competitividad por vía cambiaria, se cae por el propio peso de las estadísticas oficiales. Es más esa ventaja que se había logrado por la fuerte devaluación de septiembre se está diluyendo.
Desde el pico de fines del noveno mes, hasta los primeros días de noviembre, el peso registró una apreciación real de 19,1%, plantearon desde el estudio Broda. Además, el tipo de cambio real se encuentra apenas por encima del promedio registrado desde 1997, y bastante por debajo del promedio desde 1960 (excluyendo las hiperinflaciones).
Los datos de intercambio comercial, que difundió el viernes el Indec, tampoco dejan dudas. Si bien en octubre volvió a observarse un saldo positivo de la balanza comercial por segundo mes consecutivo, tras 20 meses consecutivos de déficit, la magnitud del superávit resultó exigua, apenas u$s 277 millones. El mes anterior había sido de u$s 314 millones.
Hay dos datos que muestran que la pérdida de competitividad de la economía argentina no es un tema menor, que además probablemente lleve bastante tiempo encaminar.
Por un lado, el superávit comercial de octubre responde casi exclusivamente a la recesión económica, que en octubre generó un desplome de 18,2% interanual en las importaciones en valores (24,3% en cantidades), explicado por una matriz de importaciones en la que el 80% son insumos industriales, bienes intermedios, partes y piezas para el entramado productivo. En contraste, en octubre, las exportaciones sólo se incrementaron 1,4% interanual.
Por otro lado, el intercambio comercial del país (exportaciones más importaciones) acumuló en 10 meses apenas u$s 3373 millones más que en igual período de 2017, y se ubica en niveles semejantes a 2008, cuando explotó la crisis financiera internacional.
«Las exportaciones no despegan, en diez meses tuvieron un crecimiento de apenas 3,5%. Todo es precio porque en volumen están cayendo o crecen muy poco», aseguró Marcelo Elizondo, director de la consultora DNI.
En su opinión, el crecimiento de las exportaciones «no es sólo un tema de tipo de cambio». Y enumeró al sistema tributario, con muchas regulaciones y muy elevada presión, una «legislación laboral restrictiva, la ineficiente burocracia pública y la inestabilidad y cambios en las políticas públicas». Y apuntó. «Argentina corrigió el tipo de cambio pero la competitividad requiere otras cosas».
En esa línea, Miguel Ponce, director de Centro de Estudios para el Comercio Exterior del Siglo XXI, señaló que las exportaciones no arrancan porque si bien la economía de Brasil mejoró en los últimos meses, no tracciona como antes.
Desde la consultora ACM enfatizaron que «la apreciación real que pueda surgir» hasta fin de año derivaría en «disminuir la mayor competitividad precio lograda en los últimos meses» a partir de la alta inflación esperada para el último tramo 2018.
Radar Consultora, por su parte, señaló que las importaciones de Bienes de Capital se contrajeron 36,6% en valores (12,9% en el año). «Esto es una muestra de que la inversión es el componente de la demanda agregada que registra una mayor baja, y compromete la capacidad de crecimiento de la economía en el largo plazo».
Marcos Muñiz, analista de Abeceb, precisó que hay dos factores que jugaron en contra de las exportaciones, la sequía, con impacto en el sector agroalimentario, y la industria automotriz «que hasta hace dos meses crecía al 40% y ahora se desaceleró al 20%».