Dicen que no hay operaciones cuando en realidad el volumen es el habitual y que no existe un precio de referencia por la escasa cantidad de transacciones. Las financieras informan un valor 20 centavos menor al real, para que el mercado paralelo pase desapercibido y no llame la atención del temido secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno
1 “No hay operaciones”. La orden del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, fue que no se opere hasta que arranquen los Cedin. Si bien los Cedin ya empezaron hace casi dos meses, todavía no tomaron fuerza de arranque. Todo hace indicar que las últimas dos semanas de septiembre, que es la etapa final del blanqueo, serán las de mayor recaudación. En el gobierno son conscientes que el mercado paralelo no puede dejar de operar por completo hasta las elecciones legislativas de octubre, así que el pedido habría sido que se transe lo menos posible. Y que se informe a los medios que, en la plaza, “prácticamente no hay operaciones”. Por eso es que siempre se dice eso, cuando en realidad el volumen actual es el normal, de unos u$s 50 millones diarios, con las grandes mesas operando como siempre, “despachando” órdenes de compra por u$s 100.000 como si nada. Claro que, si una empresa necesita comprar u$s 1 millón, se le aconseja hacerlo en cuentagotas, a lo largo de toda una semana, adquiriendo u$s 200.000 cada día, para no levantar la perdiz y no provocar una abrupta suba del billete.
2 “No hay un precio de referencia porque no hay mercado”. Una de las típicas excusas es que no hay un precio fijo del billete porque el volumen es tan pero tan bajo que se hace complicado tener un valor de referencia. Falso. Todos los días, los cueveros tienen su valor. El “mercado a mercado”, como se denomina en la jerga a las operaciones entre los propios players del sector, cerró ayer en $ 9,10 comprador y en $ 9,15 vendedor.
3 “El dólar blue es para el gobierno: el precio real es el del dólar cueva”. Mentira. El precio informado del dólar blue de $ 8,60 no existe, ya que nadie vende a ese valor. Y el precio del dólar cueva de $ 8,95 es una información mentirosa que dan para los medios, de modo de no irritar los sensibles ánimos de Guillermo Moreno. Por lo tanto, disimulan el alza del billete: cuando escaló 11 centavos, como ayer, dicen que sólo subió 5, para que el secretario de Comercio Interior no paralice la plaza cambiaria. El valor real del dólar es el “blue blue”, que es 20 centavos más alto que el “dólar cueva”. Vale recalcar que esta cotización sólo rige para aquellas transacciones a nivel mayorista, porque si un novato va por primera vez de visita a los arbolitos de la calle Florida le pedirán $ 9,35, siempre cuando sea de lunes a viernes en horario bancario, que es el mismo en el que funciona el mercado paralelo. A la tardecita el precio sube cinco centavos y a la nochecita diez, ya que hay menos competencia y, además, lo hacen para cubrirse por si al día siguiente el blue abre con una suba. Los sábados no hay mercado, así que no se consigue buen precio, y el domingo menos que menos, porque muchos arbolitos descansan, y los pocos que trabajan se hacen valer.
4 “Es un mercado marginal y no representativo”. Si bien esta afirmación puede ser cierta, ya que el volumen diario es de tan sólo u$s 50 millones, es el único “dólar libre” que se puede comprar. Y cada vez son más en cantidad y en variedad los arbolitos que pululan por la City porteña: desde abuelos hasta chicas jóvenes, pasando por hombres trajeados y mujeres con neto perfil de amas de casa, que vocean la palabra “cambio, cambio, pago más” a toda hora del día. Mal no les va: quienes tienen sueldo fijo se llevan $ 350 por día por estar parado en la calle de 10 a 18 (con una hora de almuerzo) voceando. Si se tiene en cuenta que el año pasado estaban en $ 250 por día, se podría llegar a decir que la “paritaria” de los arbolitos, con un incremento del 40%, fue mejor que la de los Camioneros. “Claro que, para ganar esto, te tienen que calzar varias operaciones; de lo contrario, no te sirven. Mejor que estén a comisión y listo”, revela el dueño de una financiera. “Yo estaba a comisión, pero ahora me independicé, así que trabajo con mi propia plata y gano mucho más”, cuenta un cambista de Lavalle, que peina canas y tiene su propia clientela. “Para qué le voy a dar la plata a otro: mejor trabajo para mí”.
Fuente: http://www.cronista.com/contenidos/2013/08/23/noticia_0064.html