El stock de plazos fijos muestra una mejora del 26% en julio respecto de febrero, aunque siguen representando menos de la mitad de hace un año y vuelve a niveles de 2003 respecto a la baja de febrero. Los créditos recuperan terreno también
Las colocaciones en plazo fijo dieron un giro de 180 grados en julio respecto a lo que venía sucediendo el mes previo. Tras el descenso de junio, crecieron, aunque a un ritmo menor que el resto de los depósitos (+1,8% mensual real) y muestran la peor caída interanual (51,3% real).
Sin embargo, los depósitos remunerados en manos de FCI, volvieron a crecer 7,9% mensual real y es el único que continúa con su crecimiento en términos anuales, ya que trepó este mes a 48,4% real, según datos de Labour Capital and Growth (LCG).
Por otra parte, la consultora destaca que, en julio, todos los depósitos en pesos presentaron un crecimiento real, evento que no ocurría desde marzo de 2020. Los depósitos a la vista, por su parte, consiguieron su tercer mes de incremento consecutivo, a un ritmo de 6,8% mensual real fuertemente afectadas por el crecimiento mensual del 10,7% de las Cajas de Ahorro. La variación positiva de los depósitos a la vista explica el 75% del crecimiento mensual.
Por último, los depósitos en moneda extranjera aumentaron un 4,3% mensual medido a fin de mes (unos u$s768 millones), el mayor aumento del año y totalizan u$s18.700 millones.
Las razones del repunte de créditos y plazos fijos
La consultora LCG atribuye este fenómeno a la desaceleración de la inflación, que ha reducido la percepción de pérdida de valor del dinero. Esto ha llevado a que tanto individuos como empresas se sientan más seguros al mantener saldos en el sector bancario, a pesar de las tasas de interés nominales bajas, o incluso nulas en algunos casos.
No obstante, el tiempo promedio de colocación sigue reduciéndose, situándose en 49,7 días frente a los 51 días del mes anterior. El stock de plazos fijos, aunque muestra una mejora del 26% respecto a la baja de febrero, sigue siendo menos de la mitad de lo que era hace un año, ubicándose en niveles similares a los de principios de 2003.
Desglosando los depósitos, el 75% del incremento mensual corresponde a los depósitos a la vista, que han crecido un 6,8% mensual real, aunque presentan una disminución interanual del 18,1%. Las cajas de ahorro tuvieron un crecimiento mensual del 10,7% real. En contraste, los depósitos a plazo crecieron un 1,8% mensual real, pero mostraron una caída interanual del 51,3%, la mayor entre las categorías.
Los depósitos en la categoría «Otros», que incluyen los remunerados por Fondos Comunes de Inversión (FCI), aumentaron un 7,9% mensual y un 48,4% interanual. Además, los depósitos en moneda extranjera aumentaron un 4,3% mensual a fin de mes, alcanzando un total estimado de u$s18.700 millones.
La consultora fundada por Martín Lousteau destacó que el aumento de los depósitos va de la mano con la recuperación del crédito bancario. Los préstamos, al liquidarse, incrementan el saldo de depósitos, lo que puede resultar en una consolidación de los fondos en los bancos. Este crecimiento del crédito bancario es impulsado principalmente por el financiamiento a empresas, que creció un 17% mensual en términos reales, aunque aún está un 13,3% por debajo del mismo mes del año pasado.
El crédito al consumo también subió un 10,4% mensual, impulsado por un aumento del 15,4% en préstamos personales y un 7,9% en financiamiento con tarjeta de crédito. Sin embargo, en términos anuales, los préstamos al consumo disminuyeron un 17,6% real. Los préstamos con Garantía Real crecieron un 11,9% mensual pero cayeron un 45,2% en comparación anual.
A corto plazo, persisten incertidumbres sobre el futuro de las tasas de interés, la inflación y el tipo de cambio. La consultora anticipa que podría haber fluctuaciones en el valor del dólar que afecten transitoriamente la recuperación. En última instancia, el ritmo de expansión del crédito dependerá de la demanda de crédito y del nivel de actividad económica. Aunque no se espera una recuperación en forma de V, las mejoras en inflación y actividad podrían estimular la demanda de crédito, contribuyendo al consumo en el margen.