Es porque, ante la caída de ventas, no pueden esperar los 18 días hábiles que demoran los plásticos en acreditarles el importe de las ventas con crédito. Además, los bancos subieron las tasas de descuento de cupones, que hace un año estaban en el 18%, en diciembre treparon a entre el 25 y el 30%, y ahora ascendieron al 40%
Fui a la peluquería y, cuando quise pagar con tarjeta, me dijeron que estaban suspendidas. Lo mismo me pasó cuando fui a la zapatería, en un negocio de ropa y en una perfumería. En todos los casos, la única alternativa que me quedó fue pagar en efectivo. En otros locales, que aceptan el pago con crédito, te recargan el 10% como norma comercial”, se resigna Yolanda Durán, presidente de la Cámara Empresarial de Desarrollo Argentino y Países del Sudeste Asiático.
“Muchos comerciantes dejaron de operar con tarjeta porque los perjudica financieramente. Quieren el efectivo para poder reponer la mercadería lo más rápido posible, ya que al contado pueden negociar un mejor precio con los proveedores para hacer frente a sus costos habituales”, advierte “Yoly” Durán. El gran problema es que los plásticos demoran 18 días hábiles en acreditar los pagos por crédito que, si se le cuenta los sábados, domingos y feriados, la cuenta termina arrojando aproximadamente un mes.
“Disculpame, pero por ahora tengo las tarjetas suspendidas, porque de lo contrario no me queda resto para pagarle al proveedor, ya que las ventas cayeron mucho, y recién me acreditan la plata a los 30 días”, se excusó el dueño de una pequeña carnicería de Barrio Norte, cuando este periodista sacó el plástico de su billetera para abonarle el maple con los 30 huevos.
Otro de los inconvenientes para las pymes es que los bancos aumentaron la tasa de pago expreso, que es como le denominan en la jerga al adelanto por el pago de cupones, para acreditar el importe en 48 horas. Hace un año, la tasa estaba en un 18%, que trepó a entre el 25 y el 30% en diciembre pasado, y ahora la TNA subió al 40% anual, siempre más IVA. “Antes a los comercios les convenía descontar los cupones, pero ahora la tasa se encareció mucho. Por lo tanto, si hay días que están sin liquidez, directamente suspenden las tarjetas”, confiesa el director de un banco.
Roberto Brunello, presidente de la Federación Empresaria Hotelera Gastronómica de la República Argentina, confirma que cada vez más establecimientos, no sólo gastronómicos, tienen colgado el cartelito de “tarjetas suspendidas”.
“Con la pérdida de rentabilidad que se está sufriendo, hay que afinar mucho los números para que la ecuación cierre, y los costos de operar con plástico para una pyme son muy grandes, por lo que habría que cambiar el esquema de los propios operadores. Las empresas, en el arte de sobrevivir, se pierden de una gran herramienta de ventas, mientras el consumidor también pierde su poder de consumo”, advierte Brunello.
Los emisores cobran 1,5% por las transacciones con débito y 3% por crédito. “Hay casos de supermercados chinos que tienen el posnet escondido debajo del escritorio, de modo que no esté a la vista y tiente a alguien pero, antes que perder una venta, enseguida sacan la maquinita”, cuenta Vicente Lourenzo, secretario de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa.
A su juicio, el primer rubro que aplica para el pago al contado es el gastronómico, “pero en otros, como en las grandes cadenas de indumentaria o de artículos deportivos, mantienen la tarjeta, porque es muy difícil que alguien esté dispuesto a gastarse $ 1.200 en efectivo. Y hoy hay tanta malaria que no se pueden dar el lujo de rechazar una venta, que los puede salvar para cubrir los cheques. En tanto, quienes aceptan pagos a 12 meses, tienen que cobrar un recargo de un 50%, que es lo que el banco les descuenta”.