Los títulos públicos en dólares caen 6% en 2021, mientras que el riesgo país, en 1.461 puntos, es el más elevado desde el 2 de noviembre del año pasado
Los bonos soberanos cerraron la semana pasada en baja, ante un reacomodamiento de carteras, a pesar del impulso favorable que significó el resultado global de un millonario canje de deuda impulsado por YPF.
Aunque se trata de una empresa estatal, con emisiones de deuda al nivel de un “sub soberano”, la esperada noticia del resultado del canje de la la petrolera, que concluyó con una aceptación del 60% para su principal título, no se tradujo en una mejora generalizada para las cotizaciones de los bonos argentinos que se negocian en el exterior.
La serie de seis bonos Globales emitidos con el canje de deuda de agosto pasado siguió en declive, con una baja promedio en lo que va de 2021 de 6% para las emisiones con ley extranjera, que rinden un 17% en dólares, mientras que el riesgo país argentino, en 1.460 puntos básicos, es el más alto desde el 2 de noviembre. El jueves pasado tocó de manera intradiaria los 1.471 enteros.
Pueden destacarse seis motivos detrás de este movimiento bajista para la deuda pública.
1 – Suba de la tasa de los bonos de EEUU. A la par de los recientes récords anotados por las acciones en Wall Street, se dio la baja de los precios de los bonos del Tesoro norteamericano, con la consiguiente suba de las tasas. El Treasurie a 10 años rinde ahora un 1,2% anual, con un incremento de unos 40 puntos básicos desde noviembre.
Como el riesgo país de JP Morgan mide la brecha de tasas de los bonos del Tesoro con sus pares emergentes, el mayor atractivo de esta inversión segura y de resguardo amplifica el diferencial con otras emisiones. En el caso de Argentina la brecha es de 1.460 puntos (14,6%), que implica que un bono doméstico a 10 años debe ofrecer una tasa interna de retorno de cerca de 16% anual en dólares para ser atractivo en el mercado.
Esta tasa no solo es muy alta en la comparación global –solo superada por economías más conflictivas como Venezuela, Líbano o Zimbabwe–, sino que es mucho más elevada que el rango de 11 a 12 por ciento de comienzos de septiembre que ofrecían estos mismos bonos inmediatamente después del canje de títulos en dólares en manos privadas por poco más de 100.000 millones de dólares.
2 – Está pendiente el acuerdo con el FMI. El Gobierno busca un acuerdo de facilidades extendidas con el Fondo Monetario para aplazar los pagos correspondientes a vencimientos del préstamo stand by con el organismo, que es el principal acreedor del país. Postergar en el tiempo la cancelación de unos USD 44.000 millones será un factor clave de distensión del frente externo.
De no mediar un acuerdo, el Gobierno deberá afrontar un pago de magnitud por unos USD 1.900 millones en septiembre, y otro desembolso similar en diciembre. El calendario sigue con devoluciones del crédito por más de USD 35.000 millones entre 2022 y 2023.
3 – Escasez de reservas netas. Los agentes del mercado miran con preocupación el nivel de reservas de libre disponibilidad en las arcas del BCRA, aquellas con las que se pueden honrar los pagos de capital e intereses de la deuda pública. Las reservas netas o de libre disponibilidad del BCRA, que no cuentan los préstamos y los depósitos privados, son inferiores a USD 6.000 millones, incluida la tenencia de oro.
En este aspecto, el BCRA tendría dificultades para disponer hoy de los USD 2.400 millones necesarios para cancelar un pago con el Club de París a fin de mayo. Y renegociar el vencimiento con el Club de Paris requiere además tener firmado el acuerdo de facilidades extendidas con el FMI, por cuestiones estatutarias.
4 – Dudas por las deudas provinciales. Por otra parte, la dilación del gobierno bonaerense para reestructurar su deuda es una señal negativa para los títulos soberanos, por tratarse del principal distrito del país. Cabe recordar que la administración de Axel Kicillof aplazó por décimo segunda vez la adhesión al canje de títulos impagos por más de USD 7.000 millones de la provincia de Buenos Aires, ahora con fecha límite para el 26 de febrero.
5 – Intervenciones oficiales. La venta de títulos en dólares en cartera de organismos públicos como el BCRA y la Anses fue una estrategia efectiva en los últimos seis meses para tener contenidas las cotizaciones bursátiles del dólar –el “contado con liquidación” y el MEP–, en la zona de 150 pesos, y estabilizar la brecha cambiaria con el dólar oficial, hoy en torno al 70 por ciento. Pero esta calma cambiaria tuvo como contraparte un renovado castigo para las cotizaciones de los bonos en dólares.
6 – Arbitrajes en el mercado. La expectativa de un moderado atraso cambiario en 2021, con un dólar “liqui” reprimido y un oficial “pisado” como un “ancla” nominal antes de las elecciones de octubre, quita incentivo a invertir en títulos públicos en dólares que, además no pagarán cupón por dos años. A la vez crece el interés por bonos en pesos que indexan por CER (Coeficiente de Estabilización de Referencia), que es el índice elaborado por el BCRA que refleja la evolución de la inflación.
“Esta visión de que aún hay valor, más de mediano plazo, es válida incluso cuando la voluntad del Gobierno sea anestesiar el ritmo devaluatorio. La acumulación de reservas será clave para que no haya un salto discreto antes de las elecciones. De todas formas, es probable que, en el corto plazo, la deuda indexada y a tasa fija le saque una diferencia al dólar, aunque el riesgo latente de un movimiento cambiario “sin aviso” sería cada vez mayor·, puntualizó un informe de GMA Capital.
“La deuda CER se mantiene atractiva en comparación con el resto de las curvas de pesos considerando que los datos de inflación de enero estuvieron en línea con nuestra proyección y el BCRA no modificó su tasa de referencia, sino que dio indicios de que podría buscar una menor tasa de devaluación hacia adelante”, indicó un reporte del Grupo SBS. “Respecto de los bonos en dólares y las acciones, seguimos a la espera de un catalizador que transforme valuaciones deprimidas en un punto de entrada atractivo”, añadió.