El objetivo es reducir la asistencia monetaria por parte del Banco Central. En lugar de cubrir el 60%, la autoridad monetaria pondría el 40 o 45%.
El Gobierno busca dar señales al mercado con la intención de cambiar las expectativas negativas que provocaron en las últimas semanas una fuerte volatilidad en el frente cambiario. Una de las apuestas, tal como adelantó Ámbito la semana pasada, es una modificación en el esquema de financiamiento del déficit para el año entrante. Una alta fuente del Gobierno le contó a este diario que buscarán modificar el esquema contemplado en el Presupuesto 2021 a través de una serie de préstamos que está gestionando la administración nacional con distintas Instituciones Financieras Internacionales (IFI) para las inversiones en obra pública.
“Estamos abriendo una posibilidad de financiamiento con las IFI para financiar parte del aumento de la obra pública”, le comentaron desde los despachos oficiales a Ámbito. El funcionario detalló que “hay una posibilidad firme” de que el financiamiento del déficit del año próximo sea 55% a través de endeudamiento -principalmente con IFI y títulos en moneda local- y el restante 45% a través de financiamiento monetario. Esto revierte el esquema original diseñado en el Presupuesto 2021, que contemplaba que los $1,7 billones de déficit (equivalente al 4,5% del PBI) serían financiados en un 40% a través de endeudamiento y el restante 60% con asistencia monetaria del BCRA. Es decir que, con las gestiones ante distintos organismo internacionales de crédito, el Banco Central ya no estaría encargado de poner la mayor parte del dinero que se necesita para cubrir el rojo fiscal.
El viernes de la semana pasada el propio Guzmán hizo referencia a estas gestiones. “Para 2021 tenemos un programa fiscal financiero y un programa monetario. Vamos a tener noticias positivas en las próximas semanas. Es posible que haya más financiamiento de la deuda pública. Además, vamos a anunciar un programa fiscal plurianual”, dijo el ministro en una entrevista radial.
Si bien desde el Gobierno no quisieron brindar detalles sobre cuáles son las instituciones que podrían asistir a la Argentina para financiar la obra pública, sí aseguraron que ese dinero no provendría del Fondo Monetario Internacional, aunque sí deslizaron que es posible que el organismo conducido por Kristalina Georgieva podría llegar a avalar esta estrategia. La asistencia financiera más bien provendría del Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo o el Banco de Desarrollo de América Latina, que habitualmente financian diferentes programas en el país.
Estas señales fiscales se suman al relajamiento de la asistencia monetaria que el Tesoro está recibiendo por parte del Banco Central. El viernes pasado, el Central comunicó que “el Tesoro Nacional redujo en $16.700 millones extra los Adelantos Transitorios que obtiene como financiamiento del Banco Central de la República Argentina. “De esta manera, el Tesoro reducirá en octubre $25.780 millones el financiamiento por Adelantos Transitorios”, informaron.
La obra pública es uno de los motores con los cuales la administración nacional piensa encender el funcionamiento de la economía el año próximo. “La obra pública debe ser recuperada como una herramienta central no sólo para la reactivación económica y la generación de empleo,sino también para el incremento sostenido de la competitividad argentina”, escribió Economía en el mensaje del Presupuesto 2021 destinado a los legisladores. En números, eso se traduce como una inversión equivalente al 2,2% del PBI que, según estimaciones del propio gobierno, duplica la importancia respecto del presupuesto vigente en 2020 (equivalente al 1,3% del PBI).