Llovió de manera generalizada, pero con acumulados dispares. El norte fue el más beneficiado, mientras que en el centro del país las precipitaciones no superaron los 35 milímetros
La sequía sigue golpeando al campo y cada lluvia se convierte en todo un evento. Las precipitaciones ocurridas entre el 23 y 24 de diciembre trajeron alivio al sector al permitir el avance de las siembras de soja y maíz, al mismo tiempo que posibilitaría amortiguar las mermas que podrían darse en el rendimiento de los cultivos. No obstante, serán necesarias más lluvias para poder revertir el complejo escenario de déficit hídrico.
Las precipitaciones pre-navideñas tuvieron un aspecto positivo y es que fueron generalizadas, pero heterogéneas en cuanto a su importancia. Así, el NOA fue la región más beneficiada con acumulados que alcanzaron los 65 milímetros (mm), mientras que el NEA, sobre todo en Chaco y Santiago del Estero, se registraron lluvias que dejaron entre 20 y 45 mm. Diferente fue para la zona central del área agrícola, como en el sur de Córdoba, donde llovieron entre 5 y 25 mm, y el centro de Buenos Aires, con volúmenes de entre 10 y 35 mm.
“Como mensaje general, las zonas con los mayores acumulados se concentraron sobre el norte del área agrícola y allí permitirá el avance fluido de siembra de soja y maíz, como así también continuar con la implantación sobre el centro del país, que hasta la semana previa venia muy demorada en ambos granos”, dijo a Infobae el analista de cultivos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), Andrés Paterniti.
Pero más allá de que se permita el avance de las sembradoras, Paterniti dejó en claro que “desgraciadamente, el escenario continúa siendo desfavorable y los cultivos van a necesitar nuevas lluvias en el corto plazo para concretar el área inicialmente estimada y evitar pérdidas adicionales de rendimientos”. En este sentido, el especialista remarcó el importante retraso en los trabajos de implantación de la soja, que alcanzan los 9 puntos porcentuales (pp) en el caso de los planteos de primera y de 22,6 pp en los de segunda. Así, a la fecha la implantación de soja en general se ubica en el 60,6% de las 16,7 millones de hectáreas estipuladas para el cultivo, lo que implica un retraso interanual de 12,1 puntos.
Es por eso que los agricultores se concentran en terminar con las labores. “En el norte la ventana de siembra dura hasta la tercera semana de enero para concretar los cuadros en la región. En el centro-norte de Santa Fe, que venía muy necesitado, tuvo lluvias y un importante avance de las sembradoras, pero todavía cuenta con importantes demoras”, dijo Paterniti.
En cuanto a la soja de segunda, “la falta de humedad en el centro del área agrícola continúa siendo un problema, ya que las lluvias no fueron suficientes para revertir el escenario actual y va a depender de nuevas precipitaciones en el corto plazo para finalizar las labores de implantación”, agregó.
Maíz y girasol
Estas lluvias también representan un alivio para el maíz, tanto para mejorar su condición o impedir que sigan prosperando los daños por la falta de agua, como así también para culminar las siembras. “Estas lluvias permitirán el avance e incorporación de cuadros sobre el norte del área agrícola, en especial en zonas de Santiago del Estero, Chaco y Salta y al mismo tiempo permitirá amortiguar las pérdidas de rendimiento en sectores del centro del área agrícola, en especial los cuadros de maíz temprano”, subrayó el analista.
En cuanto a la siembra del grano amarillo tardío, las lluvias permitieron destrabar la siembra sobre el sur de Córdoba, en centro-norte de Santa Fe, norte de buenos y sur de Entre Ríos, que cuentan con un retraso de 18 pp. Sin embargo, remarcó que “las lluvias registradas no fueron suficientes para revertir el escenario de sequía, pero sí sirvieron para amortiguar y sumar mermas adicionales en los rendimientos.
Caso similar ocurrió con el girasol, cuya implantación ya finalizó alcanzando un área de dos millones de toneladas. En este sentido, Paterniti indicó que “solo el 4,5% se encuentra en etapas críticas en Santa Fe, Entre Ríos y el norte de Buenos Aires. Estas lluvias le permitirán amortiguar las mermas de rendimiento esperadas, pero no alcanzan para revertir el escenario de sequía. Otras lluvias van a ser necesarias en el corto plazo para que siga en carrera la campaña de gruesa 2022/23, sobre todo haciendo hincapié en que las temperaturas y la demanda atmosférica van a ir en ascenso”.