Los rendimientos de los títulos de deuda del BCRA habían alcanzado el 60% anual en el mercado secundario. Ahora rondan el 45%
Las LEBAC son títulos de deuda de corto plazo que emite el BCRA, es decir que vencen en menos de un año. Además, técnicamente son zero coupon, esto quiere decir que no pagan cupones sino solamente amortizan capital al vencimiento. Por este motivo, se compran «a descuento» y la tasa de retorno se calcula implícitamente entre el preciode adquisición y el valor a cobrar al vencimiento.
«Las LEBAC son instrumentos de política monetaria. Son pasivos remunerados del Banco Central que se emplean para regular las condiciones de liquidez de la economía a través de la competencia con otro pasivo: la Base Monetaria, que es el circulante más encajes bancarios», explicó Nery Persichini, gerente de inversiones de GMA Capital.
Las LEBAC tienen extendida operatoria en el mercado secundario. Cuando abundan las ventas, pues sus tenedores quieren hacerse de pesos para pasarse a otras inversiones, caen los precios de las Letras y suben los rendimientos implícitos.
Estas tasas alcanzaron el 60% anual a principios de julio, poco después de que el dólar rozara los 30 pesos, en el momento de mayor incertidumbre financiera. Por lo tanto, mejores precios, acordes a una oferta más equilibrada con la demanda, y una caída en la tasa de interés reflejan una mejora en la confianza de los inversores.
«El descenso de la tasa de LEBAC no hay que cotejarlo con el máximo de 60%, cuando la corrida estaba en un punto más alto, sino que es consecuencia de un proceso más amplio, que tiene que ver con que todas las tasas en el sistema financiero están bajando, como respuesta a una menor volatilidad del tipo de cambio. Un precio del dólar más estable permite cierto relajamiento en el nivel de tasas», expresó Persichini a Infobae.
Para Martín Alfie, economista jefe de Radar Consultora, «el desafío del Gobierno es ir bajando las tasas sin que reactive la corrida cambiaria. Cuanto más tiempo tarde, mayor impacto tiene en la economía real. Pero tampoco puede apurarse. Se ve una fuerte baja desde el 60% a principios de mes».
Tasas entre 45 y 60 por ciento anual pueden parecer exorbitantes. De hecho, para la actividad económica lo son, porque significan una abrupta contracción del crédito, pero en términos mensuales rinden entre 3 y 4 por ciento, una tasa similar a la inflación reciente.
«La altas tasas son un reflejo de la contracción de la liquidez encarada por la actual conducción del Central, con la suba de encajes y el seguimiento más estricto de los agregados monetarios, pero a la vez tiene un impacto muy alto en actividad, que es el costo de financiamiento», explicó Alfie a Infobae.
Este costo excesivo replica, por ejemplo, en el acceso a crédito de las pymes o el descuento de cheques, que, según consideró, «marca los límites en la economía real de esta política contractiva».
Persichini consideró que «un 60% era una tasa desmedida, pero 45% quizás está cerca la correcta, no tengo claro si es lo óptimo, porque el BCRA quiere reducir el traslado a precios de la devaluación y además tiene que cumplir con las metas de inflación, que no debería superar el 32% en 2018 para que la auditoría de las cuentas públicas no la haga el Consejo Directivo del Fondo».
El experto de GMA Capital comentó que «el camino elegido por Luis Caputo es el de un control más cercano de agregados monetarios, con la mirada puesta en la cantidad de dinero y el uso de encajes, más que con el manejo un poco más quirúrgico de la tasa de interés de la anterior presidencia del BCRA».
Para los expertos de Balanz Capital, «la volatilidad y la incertidumbre continúan siendo protagonistas en los mercados emergentes, es por eso que mantenemos la cautela a la hora de tomar posiciones en nuestro portfolio y continuamos con una estrategia mayormente defensiva. Dentro de los títulos en moneda local, mantenemos nuestra recomendación en LEBAC, actualmente en niveles de 47% para el plazo más corto».
Los inversores volvieron a poner atención sobre las LEBAC por dos razones fundamentales. La primera es que el dólar ya ajustó lo que debía ajustar, al encontrar un valor de equilibrio, hoy en 28 pesos, que se corresponde con la inflación de los últimos tres años.
La segunda razón es que estas Letras no tienen riesgo de default: las emite el BCRA que, a su vez, emite los pesos para cancelarlas. En realidad, el riesgo de las LEBAC es que su valor se licue respecto del dólar, como ocurrió en el primer semestre, e incluso que sus rendimientos queden rezagados respecto de la inflación doméstica. Pero en este aspecto las tasas de interés siguen positivas en términos reales.
Cabe recordar que el acelerado desarme de LEBAC generó la corrida al dólar que motivó la devaluación marcada de mayo y junio y obligó al Gobierno a acudir a un préstamo stand by del FMI, para estabilizar las deterioradas variables financieras de la economía.
«En plena corrida, los pesos que abandonaban las LEBAC alimentaban la demanda de dólares y presionaban el tipo de cambio. A diferencia de otros momentos de la historia argentina, el combustible de la dolarización provino de los pesos que estaban invertidos en un instrumento de política monetaria y no de depósitos bancarios», identificó Persichini.
Martín Alfie enfatizó que, pese a la baja, «este nivel de tasa es insostenible para la economía real. Se calmó el dólar, pero no el riesgo país; para las expectativas de devaluación e inflación las perspectivas aún son negativas».