El aluvión de liquidaciones de divisas del agro ante el salto de la soja arriba de los u$s600 la tonelada y la nueva ralentización del ritmo de suba del tipo de cambio oficial moderaron las expectativas de devaluación en el comienzo de mayo.
Luego del rebote experimentado en abril, las tasas de depreciación implícitas en el mercado de futuros del dólar del Rofex se comprimieron entre 9 y 4 puntos porcentuales en las posiciones de acá a fin de año. Las variaciones reflejan la mejora en el poderío del Banco Central para intervenir tanto en la plaza mayorista como en la financiera, aunque también las dudas sobre el escenario que se abrirá después de las elecciones legislativas.
Desde muy arriba, las proyecciones de los inversores comenzaron a acercarse lentamente a la planteada por Martín Guzmán en el Presupuesto para el tipo de cambio oficial ($102,40 a fin de año), pero todavía están lejos. Los contratos de futuros a diciembre del Rofex cerraron ayer a $119,65. El dólar Guzmán, que busca operar como ancla para desacelerar la inflación, plantea una suba del 25% en la cotización oficial en 2021. El dólar futuro a diciembre, en cambio, refleja ahora una tasa implícita del 43%. Pese a que la brecha es todavía de 18 puntos, hubo una importante corrección: en enero el dólar Rofex de fin de año marcaba una tasa del 60% y a fines de abril, del 47%.
Los contratos de corto plazo muestran otra realidad. La posición a fin de mayo cerró el miércoles con una tasa anualizada del 25,2%, en línea con la devaluación presupuestada. En el mes, ya recortó casi 9 puntos. El resultado es una curva muy empinada, que da cuenta de que el plan del Gobierno ganó credibilidad para la etapa preelectoral y que la incertidumbre persiste para después de los comicios.
Al mercado de futuros acceden en general inversores sofisticados. Es una plaza donde se realizan coberturas; en este caso, cambiarias. Allí, se pactan contratos entre dos partes que fijan una cotización para el dólar oficial en una fecha determinada. Cumplido el plazo, la diferencia entre la cotización pactada y la realmente existente se salda en pesos. El Central interviene en ese mercado para incidir en las expectativas de depreciación a través de la compra y la venta de contratos. Por la sistemática apuesta del mercado a un salto devaluatorio, en 2020 el ganó $23.500 millones al lograr evitarlo.
Una de las claves de la caída de las tasas, según los analistas consultados por Ámbito, es la fuerte desaceleración del ritmo del crawling peg (flotación administrada). El equipo económico planea extender la ralentización de ese deslizamiento como una de las herramientas para sacarle presión a la inflación. El BCRA así lo hizo: el dólar mayorista subió 3,7% en enero, 2,8% en febrero, 2,4% en marzo y 1,7% en abril. En mayo, si se sostiene el ritmo de las primeras ruedas, redondearía un 1,2% a fin de mes.
Cepo mediante, el escenario actual le juega a favor de esa estrategia. La soja récord impulsó a los agroexportadores a liquidar sus divisas y permitió que el Central acelerara la recomposición de reservas. En las primeras ocho ruedas de mayo compró u$s1.100 millones. Si bien los pagos de deuda y la intervención en la plaza de bonos para contener la brecha hacen que no todos los dólares queden en sus arcas, en el año las tenencias brutas ya subieron casi u$s1.500 millones. A eso se suma un poder de fuego de u$s8.300 millones entre el BCRA y la Anses para intervenir en el CCL.
El director del estudio Eco Go, Federico Furiase, analizó así el panorama: “En el corto plazo, el Gobierno tiene margen. Por la liquidación del campo y la recomposición de reservas netas, que ya están en u$s5.000 millones y no descarto que terminen junio/julio con u$s7.000 millones. Y eso coincide con un contexto de restricción a las importaciones, en el que no veo al Gobierno pagando al Club de París (con algún acuerdo que permita evitar el default), en el que van a llegar u$s4.300 millones del FMI y con un BCRA que ganó espalda para intervenir en futuros. Se va a seguir atrasando el dólar oficial pero desde un nivel que tiene cierto colchón. Por eso pienso que cualquier corrección va a quedar postergada para después de las elecciones”.