La oleaginosa volvió a caer en el mercado de Chicago y cerró a u$s520. Una guerra comercial entre las dos potencias mundiales reconfiguraría el abastecimiento de granos y alimentos por parte del gigante asiático.
Si el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania reconfiguró la economía mundial, con fuertes subas en los precios de la energía y los commodities del agro -empujando así la inflación en alimentos-, una posible invasión de China a Taiwán como represalia por su acercamiento a Estados Unidos, podría derivar en una guerra comercial entre el gigante asiático y el país del norte con fuerte impacto en el comercio mundial.
Vamos por partes. La primera reacción del mercado a las tensiones fue la baja generalizada de los precios de los commodities del agro, principalmente, soja, maíz y trigo. Solo en la jornada del lunes la oleaginosa perdió más de u$s20 por tonelada y el martes sumó otra caída de u$s5,97 para cerrar la rueda en el terreno de los u$s520 por tonelada. Como antecedente, meses antes de que Rusia invadiera Ucrania, China salió al mercado internacional a comprar toda la soja disponible, e incluso dejó de lado las represalias comerciales que había emprendido contra las barreras arancelarias implementadas por el entonces presidente Donald Trump. Con el diario del lunes, todo parece indicar que en aquella oportunidad el gigante asiático sabía de antemano que habría escasez de alimentos en el mundo y no dudó en comprar todo lo que tuvo a mano: aceites vegetales, cereales, proteínas cárnicas, lácteos y alimentos elaborados. Una maniobra que indefetiblemente hizo subir la cotización de todos estos productos.
Más acá en tiempo, una vez más, China ejecutó compras de commodities y alimentos bastante por arriba de la norma, quizás envalentonada con la ya en marcha invasión de Rusia a Ucrania. A partir de ahí el mercado se comenzó a preguntar si el país gobernado por el Partico Comunista chino, también se preparaba para un posible conflicto bélico con Taiwán, región que busca volver a tener bajo su mando. Concretamente, lejos de cualquier especulación, China reclama soberanía sobre Taiwán y el ejército chino aumentó significativamente su actividad en la región durante los últimos dos años.
En segundo término, el rol de Estados Unidos en este escenario no es para nada neutral, todo lo contrario. El disparador de la amenaza china sobre Taiwán fue la visita de la presidenta de la Cámara de Representantes de EE.UU., Nancy Pelosi. Es por ello que de escalar esta tensión entre dos gigantes como China y Estados Unidos, el mercado no descarta una guerra comercial entra ambas naciones y citan como ejemplo que lo acontecido en la era Trump habría sido, por decirlo de alguna manera, light. Si bien todavía resta mucho camino por andar, un posible bloqueo o sanción de China a Estados Unidos repercutiría en una mayor caída de los precios internacionales de los commodities del agro, porque Estados Unidos coloca el grueso de su producción a ese país.
Como luz al final del túnel, aparece la posibilidad de que China opte por concretar mayores compras a Brasil, Argentina y Uruguay, otras potencias agroindustriales con las que no tiene conflictos políticos. Claro que cada una de estas naciones también partiría de valores internacionales deprimidos, pero para algunos productos, más allá de los granos todavía falta mucho.
Según arriesgan los analistas, de la misma manera que el mercado de fertilizantes, alimentos y energía se vio muy afectado por la invasión de Rusia a Ucrania, un eventual avance de Beijing sobre Taiwán generaría impactos en la cadena agroindustrial y manufacturera, desde la escasez de componentes manufacturados como chips hasta la potencial reconfiguración de exportaciones e importaciones de alimentos.