La moneda brasileña sumará un ajuste de 5% este año a la caída de 50% que sufrió en 2015. El tipo de cambio real bilateral con Brasil sigue por debajo del promedio de los 90
Después de haber experimentado una fuerte devaluación cercana al 50% el año pasado, el real brasileño continuará perdiendo valor en los próximos dos años, afectando por la vía del tipo de cambio real bilateral la competitividad del peso argentino.
Según expertos del mercado brasileño, encuestados por el Banco Central de Brasil (BCB), la moneda -que hoy opera a R$ 4,04- se depreciará por lo menos un 5% hasta los R$ 4,25 este año y un poco más del 6% para 2017, hasta los R$ 4,30.
Si bien la devaluación de la moneda será más moderada, en la carrera de la competitividad el peso todavía sigue perdiendo. Según cálculos de la consultora Ledesma, el tipo de cambio real bilateral con Brasil es un 25% mayor que el promedio del primer semestre del año pasado, pero todavía sigue estando por debajo del promedio de los 90?s.
«El nivel del tipo de cambio real actual está justo, pero hacia abajo. De hecho tiene un componente altamente financiero que es menos cómodo para la economía real y la explicación está en las altas tasas que mantiene el Banco Central, que generan un tipo de cambio más bajo», dijo Gabriel Caamaño Gomez, socio de la consultora Ledesma.
Incluso teniendo en cuenta los escenarios más positivos para Brasil y Argentina – que actualmente reflejan un diferencial de inflación de al menos 10% -, desde Ledesma estiman que el peso debería devaluarse este año en términos nominales un 15% hasta los $ 15,30 para sostener la actual relación de competitividad que guarda con el real, suponiendo que la moneda brasileña se devalúa por lo menos hasta R$ 4,20.
Según Alberto Ramos, director de Goldman Sachs para América Latina, es probable que el peso argentino no haya seguido el camino de depreciación adicional del real. Sin embargo, sostiene que mientras la macroeconomía argentina puede avanzar frente a mejores políticas, en Brasil continúa el deterioro.
En este sentido, el peso argentino puede beneficiarse por una mejora de la confianza, mientras que el real está todavía bajo la presión de un sentimiento muy negativo. «Sin embargo, tenemos que reconocer que la alta inflación interna en Argentina probablemente requerirá una mayor depreciación del peso nominal en los próximos 12 meses», agregó Ramos.
Con la unificación cambiaria, el BCRA generó una devaluación del 30% en el tipo de cambio hasta los $ 13,95; pero desde un comienzo parece haber dejado en claro que no será parte de su política fijar el precio de la moneda o intervenir, dijo Martin Polo, economista jefe de Analítica. «Estamos frente a una política monetaria con un único objetivo, que es sacar pesos del mercado y bajar la inflación. No extraña que a la hora de ver la economía real, el tipo de cambio sea bajo. No tuvimos una apreciación del tipo de cambio para afrontar competitividad si no para unificarlo», apuntó.
El economista sostiene que, dado el apetito que existe por la Argentina en los mercados internacionales, el ingreso de capitales podría compensar el faltante de dólares comerciales. Frente a esta situación resulta fundamental un arreglo con los holdouts, para nivelar la cuenta financiera y así incrementar la productividad.
Desde Analytica consideran que el tipo de cambio argentino se mantendrá estable a lo largo del año, pero habrá que acostumbrarse a la volatilidad. Consideran que el peso puede terminar el año levemente por encima de $ 15, teniendo en cuenta un piso de $13,50.