El panel líder ascendió un 0,3% a 34.511,10 unidades en una plaza que estuvo atenta a movimientos políticos de cara a las elecciones presidenciales de octubre.
Con mayor prudencia al ritmo de las definiciones políticas de cara a las próximas elecciones, la bolsa porteña subió este miércoles apenas un 0,3%, que le permitió hilvanar su tercer avance en forma consecutiva, a pesar del tono negativo evidenciado en los mercados internacionales.
Los operadores se inclinaron mayormente por una pausa tras la recuperación que había ensayado la plaza local en las últimas ruedas dado que la incertidumbre electoral continúa vigente, y a ello se suma el clima externo y los desafíos económicos a enfrentar post 10 de diciembre.
El índice S&P Merval de Bolsas y Mercados Argentinos (BYMA) creció un 0,3% a 34.578,77 puntos, con bajo volumen (cayó 30% a $ 650 millones), y la escasa volatilidad en los precios.
Las pocas subas del día fueron lideradas por las acciones de Transportadora de Gas del Sur (+3,8%); Pampa Energía (+2,6%); y Telecom (+2,5%).
«Los inversores rápidamente decidieron volver a inclinarse hacia la prudencia con la mira puesta en el 22 de junio (día límite para la presentación de candidaturas), ya que resulta demasiado complejo y sinuoso el camino electoral que queda por delante», explican los analistas.
Bonos y riesgo país
El riesgo país volvió a subir frente a la caída de hasta 1,5% los bonos en dólares, mientras que reapareció una demanda acotada de divisas pese a cierta tranquilidad en los mercados globales.
De acuerdo al indicador elaborado por el banco JP.Morgan , el riesgo de Argentina subía 28 unidades, a 913 puntos básicos, mientras que los swaps de incumplimiento de crédito (CDS) de la deuda nacional cotizaban a 1.135,57 puntos.
«Mantenemos nuestra visión de extrema cautela (…), sugiriendo esperar a que el escenario político sea más claro para poder valorar correctamente los activos locales», dijo la consultora Delphos Investment.
Desde Balanz, en tanto, comentaron que «la calma en los mercados globales es una condición necesaria para el éxito de la historia argentina, especialmente en los próximos meses cuando (el oficialismo) Cambiemos necesita mantener el tipo de cambio bajo control».