La divisa informal ganó tres pesos en el día y cerró negociada a $209 para la venta, un nuevo máximo histórico
El precio del dólar libre subió tres pesos este miércoles, para anotar un nuevo máximo histórico nominal, por encima de los valores alcanzados el pasado 11 de noviembre.
La divisa marginal terminó pactada a $209 para la venta, con lo que acumula un incremento de 25,9% en 2021.
El reciente movimiento de precios volvió a posicionar al dólar “blue” como el más caro de todos los segmentos y la realidad es que este reciente salto alcista no debería sorprender, pues ya era anticipado por los analistas.
Hay una variedad de factores que explican esta tendencia que cobró la divisa en el mercado paralelo, de los que pueden destacarse cuatro:
1) Demanda estacional. A comienzos de diciembre se impuso la necesidad de pesos, puesto que empresas y particulares debieron afrontar los gastos propios de fin de año. Pagos de salarios, bonos y el medio aguinaldo llevó a la liquidación de divisas para hacerse de pesos. Pero ahora ese flujo se revirtió.
De cara al inicio de 2022, hay quienes prefieren dolarizar sus excedentes de pesos, ya sea como ahorro y precaución ante una aceleración inflacionaria (cobertura) o con miras a las vacaciones de verano en el caso de quienes planean viajar al exterior. Incluso muchos alquileres en los destinos turísticos domésticos son pactados en dólares, ante la falta de referencia de precios en pesos.
2) Escasa oferta. Como es natural en el reducido mercado paralelo, cuando el billete verde emprende un sendero alcista y no está claro el horizonte que puede tomar dicha alza, el número de vendedores disminuye. “Sube el dólar pese a que faltan los pesos, pero la oferta (de divisas) es mínima y esto se traduce en un mercado muy reducido”, explicó a Reuters una fuente del sistema cambiario.
La brecha con el tipo de cambio oficial -con un dólar mayorista en los $102,68- trepaba al 103,5%, lo que complica aún más a la tradicional informalidad en transacciones económicas que caracteriza a la economía argentina.
3) Retraso respecto de la inflación. El dólar libre viene rezagado respecto del índice general de precios, en torno al 50% anual, por unos 24 puntos. Que esta diferencia tienda a recortarse es parte de una dinámica previsible.
Si se observa el crecimiento de la circulación monetaria -que impulsa la inflación- desde que se instauró un rígido “cepo” cambiario con tope de USD 200 mensual para la demanda privada, hace 26 meses, los precios presentes del “blue” encajan dentro de esta norma.
La circulación monetaria (principal indicador de la Base Monetaria), compuesta por billetes y monedas en poder del público más pesos en cuentas a la vista creció 185,6%, desde los $923,5 millones a los $2,64 billones el 23 de diciembre.
Como en los dos últimos años se respetó esa correlación entre crecimiento de los “pesos en la calle” y el valor del dólar libre, este tipo de cambio paralelo debería costar ahora unos 215 pesos (desde los $75,50 del 25 de octubre de 2019). Aunque la divergencia no es muy grande, una fuerte tensión inflacionaria en el verano le agrega más presión y allana el camino a una suba del del dólar paralelo.
4) Escasas reservas. Los activos internacionales del Banco Central están puestos a prueba, ante la ausencia de crédito externo, pues con esas divisas en poder de la entidad hay que cumplir con el pago de deuda que no puede ser refinanciada, mientras se negocia un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, hoy el principal acreedor del Estado argentino.
Las reservas brutas alcanzaban este martes los USD 39.156 millones, pero si se despeja del cálculo la tenencia de préstamos (como el “swap” con el Banco Popular de China) y los depósitos privados, las reservas netas se reducen a unos USD 3.500 millones, prácticamente el stock de oro (unas 2.000 onzas).
Es decir que los dólares estrictamente líquidos, como para intervenir en el mercado, son casi nulos en las arcas del Central, factor que deja expuesto un flanco de debilidad ante un eventual aumento de la demanda en el segmento formal.