El BCRA empuja como puede. Por ejemplo, subió de 19% a 24% anual la tasa de interés que paga a los bancos por las operaciones de pases, y ayer la llevó a 27%. Por otro lado, implementó una reducción del stock de Leliq que tienen las entidades financieras como excedente, que paga, desde ayer, al 37% anual.
Al margen de la lucha encarnizada del BCRA para que le cierren los números gruesos de la oferta y demanda de dólares, la crisis que enfrenta el Gobierno tiene, en parte, un origen muy fuerte en la macroeconomía. Si hubiese que mencionar dos planos, uno es monetario y el otro es fiscal. La última semana, el ministro Guzmán junto con Miguel Pesce lanzaron un paquete de medidas, el segundo de la entidad rectora, cuyo objetivo no es otro que frenar la salida de reservas. Ayer, a última hora, siguió sumando medidas en este sentido. Al margen del impacto, menor, que están teniendo hasta ahora, habrá que preguntarse por qué queda flotando la sensación de que aún no se ha llegado a una instancia virtuosa que vaya descomprimiendo la presión que existe sobre la cotización del dólar oficial. Con reservas del BCRA cada vez más bajas (aunque aún con bastante poder de fuego), la mirada de los analistas se cansa de enumerar que hay DEGS, encajes, oro y poco más. Por eso, a la hora de evaluar los impactos, hay quienes sostienen que lo único a rescatar en términos de expectativa es la fuerte restricción a demandarle dólares al BCRA impuesta a los particulares, personas y empresas, del sector privado. Ayer el BCRA consignaba que, por dólar ahorro, había vendido en lo que va del mes unos u$s100 millones versus los u$s400 millones que había vendido en esta misma etapa el mes pasado. Quiere decir, entonces, que las medidas funcionan en esa proporción, menor, poco esperanzadora. Por supuesto, las preguntas también van del lado de la oferta, donde el superávit comercial queda canibalizado cada vez que se cruza con el apetito voraz de la plaza cambiaria. Otra de las medidas anunciada fue pensada en auxilio de esta situación: las bajas temporales de las retenciones del complejo sojero. En rigor, la ilusión pacientemente acunada en el Palacio de Hacienda se encontró con dos malas noticias. Por un lado, que la medida adoptada involucra solamente a los granos de la cosecha 2019/2020, donde es cierto que quedan 16 millones de toneladas de soja, pero mucho de ello ya ha sido vendido en forma anticipada. La otra, que el agro viene liquidando casi al mismo ritmo que el año pasado, es decir que para que exista un cambio importante, tiene que haber más incentivos. En eso trabaja el Gobierno por estas horas. Deberían incorporar la cosecha 2020/2021 a la baja de retenciones. Mientras tanto, el BCRA empuja como puede. Por ejemplo, subió de 19% a 24% anual la tasa de interés que paga a los bancos por las operaciones de pases, y ayer la llevó a 27%. Por otro lado, implementó una reducción del stock de Leliq que tienen las entidades financieras como excedente, que paga, desde ayer, al 37% anual. De esa forma, libera pesos que los bancos van a usar para comprarle deuda al Gobierno, todo un pase mágico que transforma la emisión que el BCRA gira al Tesoro en una especie de pasamanos, primero, con los bancos y son éstos los que financian al Gobierno. A eso se suma que la entidad que conduce Pesce, ahora, está dispuesta a pegar pequeños saltos devaluatorios. Como la cualidad de “pequeño” es subjetiva, quizás de vez en cuando, que el tipo de cambio salte 3, 5 o 7 pesos permite no devaluar (rápido). Es una defensa menos ostentosa. Pero es una defensa.
Fuente: https://www.ambito.com/economia/bcra/suman-medidas-y-van-frenar-al-dolar-n5139070