Luego de varios meses de volatilidad en el mercado financiero, el peso argentino mostró un notable fortalecimiento frente al dólar. El carry rinde 17% en dólares desde inicios del año. Pero una estrategia de inversión tan riesgosa, ¿podrá sostenerse?
La reciente apreciación del peso argentino generó un renovado entusiasmo en los mercados, con el dólar financiero en retroceso y las brechas cambiarias alcanzando mínimos desde mayo. Esta situación alimentó la ilusión de estabilidad entre los inversores, quienes vuelven a apostar al peso a través del carry trade y otros instrumentos en pesos. Sin embargo, consultoras como GMA Capital y Econviews coinciden en que persisten riesgos latentes que podrían amenazar esta calma, incluyendo la intervención del Banco Central, la evolución de la inflación y la demanda de dólares en un escenario externo adverso.
En las últimas semanas, los distintos tipos de cambio financiero, como el MEP y el contado con liquidación (CCL), encontraron un respiro que sorprendió a los mercados. Según GMA Capital, “el CCL se negociaba a $1.340 a principios de agosto y preocupaba a los inversores, pero para principios de septiembre había retrocedido a $1.275, una caída del 5%”. Este descenso fue acompañado por una intervención activa del Banco Central (BCRA), que desde julio comenzó a esterilizar pesos vendiendo dólares en el mercado financiero, logrando estabilizar el CCL por debajo de $1.300. A esta dinámica se sumó la relativa calma en las tasas nominales en pesos, lo que alimentó el éxito del carry trade.
Delphos Investment también destacó esta tendencia a la baja en las cotizaciones del dólar, con el CCL cayendo más del 3% en una semana, cerrando en $1.255, mientras que el MEP finalizó en $1.245. Esta baja coincidió con una mayor oferta de dólares en el mercado oficial, que permitió al BCRA comprar reservas por primera vez en semanas, acumulando US$ 92 millones. “El CCL/MEP continúa acercándose a los mínimos en términos reales del primer semestre con la brecha cambiaria por debajo del 30%”, señalaron desde Delphos, lo que representa una buena noticia en el frente financiero para el gobierno, aunque persisten desafíos.
Los defensores del carry trade, como Nery Persichini y su equipo de GMA Capital, ven varios factores que podrían sostener un escenario favorable para esta estrategia financiera. En primer lugar, la intervención del Banco Central en los dólares financieros ha sido clave. Desde julio, la autoridad monetaria viene operando activamente para mantener estable el CCL por debajo de $1.300, utilizando parte de sus reservas para esterilizar pesos. Este respaldo en el mercado cambiario contribuye a generar confianza en los inversores que apuestan por las tasas en pesos.
Otro factor positivo ha sido el avance del blanqueo de capitales, que ha permitido la entrada de dólares al sistema financiero. Este proceso, que podría exteriorizar entre 30.000 y 40.000 millones de dólares, no solo mejora las reservas del BCRA sino que también incrementa la liquidez en el mercado local. Esto, a su vez, reduce la presión sobre las cotizaciones del dólar financiero, manteniendo el equilibrio cambiario.
Además, el Régimen de Incentivo a la Inversión y Creación de Empleo (RIGI), que incluye proyectos de gran envergadura como la planta de GNL de YPF y Petronas, también actúa como un factor estabilizador. Estas inversiones, que podrían sumar más de 40.000 millones de dólares, generarían un flujo adicional de divisas sin necesidad de recurrir a las reservas del BCRA.
La inflación controlada es otro pilar que sustenta el éxito del carry trade. El costo de vida se ha mantenido estable, con incrementos mensuales cercanos al 4%, mientras el Gobierno sigue aplicando medidas para desacelerar los precios. Una mayor estabilidad en la inflación permite que las altas tasas nominales en pesos sean más atractivas para los inversores, al tiempo que reduce el riesgo de una devaluación brusca.
En cuanto a la oferta monetaria, la emisión de pesos sigue siendo controlada, lo que evita presiones inflacionarias adicionales. Aunque se ha incrementado la base monetaria, sigue en niveles históricamente bajos en relación con el PIB. Esto ha permitido que el exceso de pesos no se vuelque de manera descontrolada al dólar financiero, facilitando la estabilidad cambiaria.
Finalmente, la relativa calma en el frente comercial y la dependencia creciente de la cuenta financiera también favorecen este escenario. Si bien existen algunos riesgos relacionados con el déficit comercial, los flujos financieros han compensado, en parte, la demanda de dólares en el mercado oficial. En este sentido, las bajas tasas de interés en Estados Unidos, anticipadas por algunos analistas como Miguel Kiguel de Econviews, también juegan a favor de la continuidad del carry trade, al incentivar a los inversores internacionales a buscar mayores rendimientos en mercados emergentes como el argentino.
A pesar del escenario positivo para el carry trade, los analistas no dejan de señalar los riesgos que podrían poner en jaque la estabilidad cambiaria lograda hasta ahora. GMA Capital advierte que uno de los mayores desafíos sigue siendo la intervención del Banco Central. Aunque la entidad monetaria ha destinado unos 1.850 millones de dólares para estabilizar el CCL, este respaldo no es infinito. “El BCRA estaría dispuesto a utilizar otros USD 1.000 millones para mantener estable el CCL”, subrayan, pero la dependencia de las reservas es un factor que podría tornarse insostenible en el mediano plazo.
Econviews, por su parte, resalta los riesgos asociados a la dinámica de la brecha cambiaria. Si bien la brecha ha caído a niveles mínimos desde mayo, la consultora alerta que esto podría perjudicar a sectores clave como el automotriz y la construcción. Además, mencionan que, aunque la caída de la brecha es positiva en términos de confianza, no elimina del todo las presiones sobre las exportaciones. “La caída de la brecha quita rentabilidad a la exportación”, destacan, lo que podría generar complicaciones a largo plazo en sectores productivos importantes.
Desde Delphos Investment señalan que la baja en las cotizaciones del CCL y el MEP, aunque bienvenida, debe ser monitoreada de cerca, especialmente en un contexto externo más adverso. El reciente retroceso del precio del petróleo y la volatilidad de los commodities generan incertidumbre sobre el superávit energético esperado. “El Brent finalizó la semana en U$S 71, el menor nivel desde diciembre de 2021″, advierten, lo que podría impactar negativamente en los flujos de dólares y aumentar la presión sobre las reservas del BCRA.
PPI también expresa preocupación por el creciente déficit en la cuenta corriente, especialmente a medida que las importaciones, tras el ajuste del esquema de pagos, comienzan a solaparse. Este solapamiento podría incrementar la demanda de divisas en los próximos meses. “El déficit comercial cambiario podría llegar a US$2.454m en octubre”, estiman, lo que presionaría aún más las reservas netas del Banco Central, que ya se encuentran en terreno negativo. Además, mencionan que la demanda de dólares para turismo sigue siendo alta, lo que agrava el panorama en la balanza de servicios.
Por último, el economista Gustavo Ber pone el foco en los factores externos e internos que podrían complicar la estabilidad actual. Destaca que la expectativa de recortes en las tasas de interés en Estados Unidos podría volverse un arma de doble filo. “Wall Street extiende el tono más cauteloso tras los vaivenes iniciales”, explica, lo que podría repercutir en los activos locales si las señales internacionales se tornan menos favorables. Además, señala que, si bien los flujos financieros han sido positivos, persiste la inquietud sobre el repunte en las importaciones tras la reducción del impuesto PAIS, lo que podría generar mayores presiones sobre los dólares financieros en los próximos meses.