Por Invecq Consultora Económica.
La realidad del mercado laboral fue quizás una de las más distorsionadas como consecuencia de la manipulación de los datos en el período de intervención del INDEC. A diferencia de los números de inflación, por ejemplo, que pudieron ser reemplazados con bastante precisión por índices privados o de institutos de estadísticas subnacionales, obtener información sobre el desempleo requiere de una magnitud de recolección de datos en todo el territorio nacional que hace casi imposible la réplica del trabajo del INDEC.
Afortunadamente, los datos del Ministerio de Trabajo continuaron publicándose de manera relativamente normal. Si bien estos datos reflejan solo la situación del mercado laboral formal, esto comprende aproximadamente a un 65% del total de los trabajadores del país. Sin embargo, en períodos de estancamiento o recesión económica los puestos de trabajo que suelen destruirse con mayor rapidez y fuerza son los del mercado laboral informal. Este fenómeno, por definición, queda fuera del alcance de los datos del Ministerio de Trabajo y solo puede ser capturado por la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC.
En esta semana se publicaron los datos del segundo trimestre del año y se pudo comenzar a seguir la dinámica del mercado laboral global. Debido a que el comportamiento de este mercado tiene un importante componente estacional, las cifras del segundo trimestre recientemente publicadas solo pueden ser comparadas de manera correcta con las del mismo período del año anterior. Hasta el trimestre pasado, esto no era posible de hacer debido a que no se contaban con datos confiables. Pasados ya casi dos años de la recuperación de las estadísticas públicas, el flujo de información estadística del INDEC está casi en su totalidad normalizado, permitiendo volver a hacer las comparaciones pertinentes.
Empleo y desempleo
La tasa de desempleo se ubicó en el 8,7% de la población económicamente activa. Esto no significa que solo el 8,7% de los argentinos está desocupado, sino que el 8,7% de los argentinos en edad de trabajar y que efectivamente estén buscando un trabajo, no lo consiguen. Es decir, la desocupación no se mide sobre la población total sino sobre la población económicamente activa (PEA), es decir, que esté en edad y con intención de trabajar.
La misma tasa de desempleo, había sido un año atrás (en el segundo trimestre de 2016) de 9,2%, por lo que podría concluirse rápidamente que las personas desocupadas son menos que hace un año. Sin embargo, esta idea debe tener en cuenta algunos factores más.
En primer lugar, como toda estimación estadística, estas cifras contienen un determinado “error muestral”. Es decir que el 8,7% de ahora o el 9,2% de hace un año no son números exactos sino que ambos tienen cierto margen de error tanto para arriba como para abajo. De este modo, el INDEC informa que la tasa de desempleo del segundo trimestre del año pasado se estimó en 9,2% pero pudo haberse ubicado en cualquier punto del rango 8,7%-9,9%. De igual modo, en el segundo trimestre de 2017 la desocupación fue estimada en el 8,7% pero pudo haberse ubicado en cualquier punto del rango 8,2%-9,2%. Como ambos rangos se interceptan, se dice que no existe suficiente evidencia empírica para afirmar que las tasas de desempleo sean diferentes, debido a que dependiendo qué valor tomen dentro del rango, podrían ser iguales.
En términos sencillos, esto significa que la diferencia entre ambas mediciones es tan pequeña que no es significativa, por ende, no se puede hablar estrictamente de una reducción de la tasa de desempleo en comparación interanual. Sino que, lo más prudente, es afirmar que la tasa de desempleo no subió ni bajó, es decir, que se mantuvo estable.
En segundo lugar, y analizando ahora la tasa de empleo, encontramos el mismo fenómeno. A diferencia de la tasa de desempleo, la tasa de ocupación o empleo se mide sobre el total de la población. Es decir que representa a todas aquellas personas que desempeñan alguna actividad laboral como proporción del total (no solo de la PEA).
La tasa de empleo recientemente informada por el INDEC es del 41,5%, mientras que la misma del segundo trimestre del 2016 había sido del 41,7%. Al igual que con el desempleo, el cambio es tan pequeño que no es significativo en términos estrictamente estadísticos. Sin embargo, resulta extraño ver que con una estimación apenas por debajo en la tasa de empleo, la estimación del desempleo también se haya reducido. Esto se explica debido a que la tasa de actividad (la PEA sobre la población total) también ha tenido una reducción (estadísticamente no significativa) respecto al año pasado.
Es decir que en términos estadísticos, ninguna tasa del mercado laboral ha mostrado variaciones significativas en el último año. Sin embargo, si se pensara que sí ha habido una reducción del desempleo real en el último año, dicho fenómeno sería consecuencia de una reducción en la cantidad de gente que participa del mercado laboral más que de un crecimiento en la cantidad de personas ocupadas.
Volviendo al primer gráfico, nótese que las barras grises comprenden todo el período de intervención del INDEC que no puede ser tomado en cuenta en la comparación debido a las serias sospechas sobre su manipulación. El último dato confiable y comparable con la actualidad, antes de este período, es el de una tasa de desempleo del 10,4% en el segundo trimestre de 2006, superior a las cifras actuales. Muy probablemente la tasa de desempleo haya continuado descendiendo algunos puntos más hasta el año 2011 (con interrupción de la crisis 2009), a partir de cuando la economía entró en un estancamiento hasta la actualidad.
Mercado laboral formal
¿Qué nos dicen, en este contexto, los números del mercado laboral formal o en blanco? ¿Pueden aportar algún factor explicativo las cifras parciales que informa el Ministerio de Trabajo?
Según estos números, en el segundo trimestre de este año, respecto al mismo período del año 2016, el empleo total registrado creció un 1,5%, pasando de unos 11,9 millones a 12,1 millones de trabajadores en blanco. Sin embargo, la composición de este 1,5% de crecimiento es bastante heterogénea. El factor que más impulso le da al total es el crecimiento del empleo privado no asalariado (monotributistas, autónomos), con una tasa de expansión del 3,8%. En segundo lugar, con un incremento del 1,5% se encuentran los empleados públicos y, por último, con una expansión de solo el 0,4% los asalariados del sector privado. replica hublot king power jh rolex datejust rolex calibre 2836 2813 116244bkmdo mens benefit energy-efficient voruebergehende aussetzung des verkaufsverbots fuer die apple watch durch ein us gericht galaxy s8 plus screen protector ske crystal bar banana ice elf bar green roads blue raspberry click to read more
Esta debilidad y heterogeneidad que muestran las cifras del Ministerio son congruentes con una tasa de desempleo global estable o apenas inferior, como indica el INDEC. Lo que sí es seguro es que ni en las cifras del INDEC ni en las del Ministerio se encuentra evidencia para hablar de tasas de desempleo de dos dígitos, de “olas de despido”, o de un fuerte incremento en el desempleo, como algunos sectores de la opinión pública hacen referencia.
El mercado laboral se encuentra estable, con algunos signos de mejora (al ritmo de la reactivación económica) pero débiles. Lo lógico, en estas circunstancias, es esperar una situación de estabilidad en el corto plazo que solo tomará fuerza si la economía logra mantener una tasa de crecimiento superior al 3% de forma sostenida y se llevan a cabo algunas reformas tendientes a facilitar la participación de la fuerza laboral en el mercado de trabajo. En este contexto, reformas laborales importantes en países vecinos, como Brasil, implican una presión mayor sobre este mercado. Las mejores condiciones ofrecidas a las empresas para incorporar trabajo en el país vecino implican una competencia directa sobre la creación de empleo en Argentina.
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